Transitando por el mundo clásico tropiezas sin darte cuenta con los los gigantes de la antigüedad. No me refiero a los guerreros, reyes o dictadores. Hoy me llaman la atención dos figuras que podrían pasear por nuestras calles y sus palabras y pensamientos nos resultarían familiares.
Sócrates fue el más grande de todos los atenienses. Y fue grande porque era modesto, honrado, cumplió la ley y él mismo se aplicó la cicuta. No era rico ni apuesto, no escribió nunca un libro ni nunca recibio premios.
El propio oráculo de Delfos lo declaró el hombre más sabio de Grecia. Era tan sabio que conocía su propia ignorancia. Planteaba constantes preguntas sobre la ética y los valores.
La otra figura es el historiador Heródoto, el que el desaparecido periodista Kapuscinski llevaba siempre en su maleta para releerlo.
Decía Herodoto que hay muchas cosas evidentes. Como, por ejemplo, que el orgullo precede a una caída y que el exceso de buena suerte conduce a una debacle, que una conducta realmente ofensiva recibe a menudo su merecido castigo, que las cosas humanas son muy inestables, que las costumbres de las diversas sociedades son muy distintas unas de otras...
Nada nuevo. Sócrates y Heródoto entenderían a la perfección la frágil salud de nuestros frívolos tiempos.
martes, octubre 02, 2007
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6 comentarios:
Sr. Foix:
Con todos mis respetos, citar a Sócrates y Herodoto en estos momentos en que el más "inteligente" es algun cargo del P.P., no encaja.
Disculpas y saludos.
J.J.
Sr.Foix: El orgullo es una forma de ignorancia, los orgullosos acaban siendo victimas de ellos mismos y por desgracia solitariamente. Sócrates se consideraba un ciudadano del mundo, el hombre más sabio intentaba salir de su ignorancia cada día.
Comparto su punto de vista, la vida da muchas vueltas,muchas.
Me quedo con la duda de saber para quién va dirigido el artículo de hoy, pero seguro que tiene un destinatario.
J.Vilá.
Sr Foix: Asusta comprobar lo actuales que son estas refexiones.Realmente..no hemos aprendido nada!Un saludo
Viendo los palos de ciego que dan y cómo se mueven los periodistas, estas reflexiones me suenan a conflicto serio.
Siempre me parece muy adecuado citar a Sócrates, que nunca hizo ningún esfuerzo con la intención de pasar a la historia y ahí está. Heródoto, precisamente, da lecciones de historia. Los pigmeos de hoy gritan mucho y enredan más.
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