No hay oposición estructural entre el Estado que organiza la vida en su dimensión temporal y la religión que intenta darle un sentido trascendente. Es interesante observar cómo el debate sobre un aspecto de la religión musulmana, la cobertura de la cabeza de la mujer en sus distintas modalidades, ha pasado de Francia a Inglaterra y a Turquía, un país sociológicamente islámico pero secular y republicano políticamente.
Jack Straw, líder de la Cámara de los Comunes y ex ministro del Interior laborista, abrió la polémica hace unos días al opinar que las mujeres no deberían llevar toda la cabeza cubierta, con la excepción de la fina fisura que les permite ver, porque esta prenda de vestir no permite comunicarse adecuadamente.
El distrito electoral de Straw tiene una proporción muy elevada de musulmanes. La polémica se ha trasladado a la opinión pública británica hasta el punto que Tony Blair se ha pronunciado sobre el tema y ha dicho que todos tienen derecho a vestir cómo quieran, pero hay que plantearse seriamente cómo integrar a todos los ciudadanos en unos valores comunmente aceptados.
Blair habla por primera vez de integración y no sólo de multiculturalismo. Igualmente ocurre en Holanda donde el multicultaralismo ha conducido a un fracaso. Observa Blair que las dos formas son compatibles pero hay cuestiones en las que todos los ciudadanos que viven en un país tienen que observar para preservar la convivencia.
En la Europa laica y secular la religión es un asunto privado. Pero a la medida que segmentos significativos de las sociedades europeas insisten en que la religión no es un tema privado sino que tiene dimensión pública, y así lo manifiestan con sus vestimentas, con sus costumbres y con sus creencias, el debate es inevitable.
Pienso que es arriesgado plantear la discusión entre secularismo y religión como un choque frontal. La estabilidad en las sociedades europeas sólo puede alcanzarse a partir de la tensión y el compromiso entre estos dos conceptos. La religión sin los límites de las leyes del estado podría llevar a una teocracia y el secularismo sin tener en cuenta la religión puede fomentar las diversas formas que desdeñan el valor de las creencias.
Si alguna de estas dos fórmulas se impone sobre la otra, la libertad de todos quedará perjudicada por no decir erosionada o eliminada. El conflicto que se ha vivido en Francia y que se vislumbra en Gran Bretaña lo vamos a experimentar muy pronto aquí y no podremos mirar hacia otra parte.
miércoles, octubre 18, 2006
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11 comentarios:
Sr.Foix: Un secretario de hacienda, Leopoldo de Gregorio, intentó en tiempos de Carlos III cambiar la vestimenta de los depauperados madrileños por decreto,el Marqués de Esquilache acabó dando su nombre a un motín y saliendo por pies de España, el tricornio que luce la guardia civil es el último vestigio de aquella moda que quiso instaurar.
Jack Straw se puede convertir en el nuevo Esquilache de Blair, a lo largo de la historia tocar los usos y costumbres se ha demostrado peligroso, son la excusa perfecta para empezar algaradas.
Me he preguntado muchas veces si más de una musulmana no estaría encantada de poder vestir sin velos ni túnicas.Quizás la prohibición de la vestimenta sería la excusa perfecta para liberarse.
Integración es también adaptarse a otra manera de vivir.Allí donde fueres...
Africa
En unos días en los que cada cual viste como le da la gana y la moda es tan distinta y rara, no me parece que la vestimenta de las mujeres musulmanas sea objeto de censura, la libertad consiste en eso precisamente, la vestimenta de los punk o los rappers no me gusta, pero la acepto como una forma de expresión de su forma de entender la vida, no veo la necesidad de crear un motin de Esquilache en pleno siglo XXI.
PERE.-
///ENRIC///
Una cosa es vetir por moda y otra vestir por imposición y sin opciones, cuando esto ocurre en un estado democrático, entonces hay que corregirlo.
No creo que un Decreto Ley acabe con los velos, pero seguramente Zara sí.
Usted deje que pasen una o dos generaciones, y ya veremos como acaban vistiendo, sobre todo si tienen 15 años y tienen que ligar con sus compis de clase.
Miguel lleva razón, Zara será la solución y antes de dos generaciones, el decreto sobre la vestimenta traerá disturbios.
Sobra estado y faltan personas , todos son leyes
Estoy de acuerdo con Africa. Hay que adaptarse si quieres vivir en un lugar distinto al tuyo.
Si todos los ecuatorianos que vienen, fueran indígenas de la selva -que los hay todavía- ¿irían por nuestras calles, escuelas, etc. con taparrabos?
¿Habría que tolerárselo porque sus creencias (no el clima) les hace ir semidesnudos?
SAM
Luis, los políticos no dan una a derechas, tenemos el nivel más bajo de la historia y muchos de ellos tendrían graves problemas para encontrar trabajo y ganarse la vida lejos de los partidos que les dan cobijo y sueldo, no sabía que el Marqués de Esquilache se llamaba Leopoldo de Gregorio, siempre se aprenden cosas nuevas en tu Blog, es un placer seguirlo y seguirte.
Sea como fuere, lo cierto es que, hoy en día como han querido apuntar anteriormente, existen muchos matices en cuanto a significado de esas vestimentas, habrá personas que lo llevarán como signo de identidad de su religión, otras por connotaciones tradicionalistas, otras por identidad cultural, etc, a fin de cuentas cada cual se expresa como quiere o como puede, pero los cambios se suceden y prueba de ello es la aportación de la moda de origen musulmán con diseños realmente preciosos y que incorporando velo y pañuelo dan un aspecto muy occidentalizado que lo separa de su origen, dentro de poco quizás veamos prendas originalmente musulmanas mezcladas con prendas occidentales, en el fondo todo esto depende de los ojos con que lo miren unos y otros. Mi bisabuelo siempre dijo que la moda es un saco al que se le da la vuelta y de pañuelos en la cabeza los hay en todos los niveles. Así pues personalmente no veo el sentido de la polvareda levantada por Straw y otros, supongo que todo son remanentes tradicionalistas mezclado con excusas relacionadas con la comunicación.
Un dia de estos me dara la gana de salir a la calle con un pañuelo en la cabeza. Y que algun guapo me lo intente quitar, que lo llevo al constitucional.
Firmado: Una oprimida por los tacones y la depilación.
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