lunes, enero 02, 2006

La poderosa fuerza de Rusia

El susto que se ha llevado Europa cuando Rusia ha movido la pieza energética ha hecho temblar de frío y miedo al continente. Rusia ha condicionado la política europea y mundial desde que a Napoleón se le ocurrió la triunfal excursión militar por las estepas rusas en el invierno de 1812 que Tchaikovsky inmortalizó en su célebre obertura y que Tolstoi la describió en la gran novela de “Guerra y Paz”. Fue un fracaso de la "Grand Armée" a pesar que una de las primeras disposiciones del corso fuera la de crear una sede de la Academia Francesa en Moscú.

Rusia existe, es muy poderosa y tiene capacidad de alterar el orden mundial a pesar de que los triunfalistas liberales anunciaron el fin de la historia al caer el Muro de Berlín en 1989. No importa que en las ruinas de la Unión Soviética no hayan aparecido líderes con talla y criterio, ni que no haya partidos, ni nueva sociedad, ni nueva economía y que los complejos energéticos hayan caído en manos de cuatro pillos que crecieron y vivieron en el sistema anterior.

A pesar de ello, Rusia es determinante en la historia del mundo. Se rige por los criterios de un estado muy débil y un instinto maquiavélico de todos los dirigentes que han gobernado aquel inmenso país desde Pedro I el Grande.

La fuerza de Rusia tiene mucho que ver con sus dimensiones físicas. Su inacabable territorio y la capacidad de sufrimiento de sus gentes han prevenido que Europa fuera dominada por Napoleón en el siglo antepasado y por Hitler en el último.

Pero también es cierto que después de estas colosales epopeyas nacionales, la paz de Rusia se ha identificado con la imposición de criterios autocráticos hasta allí donde llegaban sus ejércitos. Es célebre la frase de un general de la zarina Catalina cuando afirmó que Rusia no estaría segura hasta que sus soldados no estuvieran controlando las dos orillas de sus vastas fronteras.

Tras la guerras napoleónicas formó parte de la Santa Alianza en nombre del conservadurismo para frenar la Revolución Francesa y después de la última guerra mundial en nombre del comunismo que negó las libertades a los rusos y a media Europa.

El imperio soviético se desmoronó con la perestroika de Gorbachev pero el instinto expansionista de los rusos no ha quedado borrado de la historia. Hay un dato escalofriante que revela que en los últimos cuatro siglos Rusia ha conquistado nuevos territorios a un promedio de cincuenta kilómetros cuadrados cada día.Pedro el Grande dejó escrito en su testamento que los rusos no podían dormir tranquilos hasta que se pudieran bañar plácidamente en las aguas del Golfo Pérsico.

Con la adquisición de nuevas tierras se incorporaron también nuevas etnias, diferentes religiones, culturas muy diversas, lo que hizo muy difícil crear un estado homogéneo que se desmoronó en 1989 haciendo realidad aquella falsa promesa de Lenin de que Rusia dejaría de ser la cárcel de los pueblos.

No es una casualidad que los problemas energéticos de estos días se hayan concentrado en Ucrania, la cuna de Rusia, emancipada en los tiempos del frívolo Boris Eltsin. El precio del combustible es el pretexto para cortar el suministro a Ucrania y Moldavia.

Desde el Kremlin se anuncia que no afectará a los países de Europa central que dependen tanto de la energía que viene de Rusia. Polonia, Chequia, Eslovaquia y Hungría tiemblan cada vez que se mueve la situación en Alemania o en Rusia.

Por eso es tan importante para la paz europea y mundial la incorporación de esos estados a la Unión Europea, un espacio que garantiza derechos y libertades y que no pretende dirimir los conflictos nacionales con ejércitos organizados.

Europa ha de buscar la paz y la tranquilidad con Rusia y no olvidarse de su vínculo atlántico. El poderío americano y el inmenso territorio ruso que va desde Polonia al Pacífico no pueden convertirse en una tenaza que estropee la plural identidad y el progreso europeo. Javier Solana sabe mucho de ello. Y trabaja incansablemente en las dos direcciones.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr.Foix:no hemos visto morir ajusticiado en ninguna plaza pública moscovita ese instinto maquiavélico ruso del que Vd nos habla hoy y esa es la primera señal de que el instinto de "ser imperio" continua vivo y latente en Rusia.
Hemos vivido una revolución atipica en Rusia y nos hemos creido que las revoluciones pueden ser así de sencillas,así de rápidas.
Los imperios Sr.Foix,por desgracia, nunca caen limpiamente.



Bartolomé C.

Anónimo dijo...

Voici un document pour comprendre la russie post-soviétique.

http://www.diploweb.com/p7hell1.htm

Anónimo dijo...

Rodrigo Fernández-Moscu
El PAIS-internacional
03-01-2006

Para Ucrania, el conflicto ha sido desatado por Rusia debido a motivos políticos, concretamente como castigo por la revolución naranja, que derrotó al favorito del Kremlin y anunció una política prooccidental que tiene como objetivo integrarse en Europa y en la OTAN. A las acusaciones de Moscú, Kiev responde asegurando que no consume gas ruso. "No hay apropiación ilegal de gas. Ucrania consume el de extracción propia, el de depósitos subterráneos y el gas turkmeno en estricta correspondencia con el contrato firmado", aseguró ayer el ministro de Energía, Iván Plachkov.

Anónimo dijo...

El proletariado debe llevar a su término la revolución democrática, atrayéndose las masas campesinas, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose la masa de elementos semiproletarios de la población, para romper por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía.


Lenin-Obras completas-tomo 11,pag 95.

Anónimo dijo...

Las bellas causas de Comín

LORENZO GOMIS
En el funeral por Alfonso Comín, hace veinte años, estaban en un primer banco de la parroquia del difunto los líderes comunistas Santiago Carrillo y Gregorio López Raimundo. En el altar concelebraban muchos curas y frailes amigos de Alfonso. Las flautas y arpas de Mozart grababan el momento en la memoria, donde ahora lo encuentro.

"¿Para qué sirvió que un cristiano como Comín se hiciera marxista?" -se pregunta su hijo Toni en el número de octubre de la revista "El Ciervo", que fue la casa juvenil de uno y es la casa, no menos juvenil, del otro-. "Sirvió para que los cristianos españoles militaran con normalidad en los partidos de izquierda, y para que los partidos de izquierda incorporaran a los cristianos como una de sus energías espirituales fundamentales y dejaran de ser ateos. Ambas cosas son hoy perfectamente obvias, pero hace cuarenta años parecían todavía imposibles."

Muchas cosas han cambiado en estos veinte años. ¿Quién sospechaba entonces de que sólo nueve años después se derrumbaría con el muro de Berlín todo el monumental imperio soviético? "Cristianos en el partido, comunistas en la iglesia", era el título de uno de los libros de Alfonso. Hoy el partido no es lo que era, ni la Iglesia no parece tan abierta como él la vio a las esperanzas de aquel cristiano entusiasta.

"Mi padre -escribe Toni Comín- era, ante todo, un cristiano que había entendido que la fe en Dios sólo se puede vivir a través del amor a los hombres y las mujeres de la tierra. Pero (...) cuando la fraternidad ha sido sacrificada (...) el amor a la humanidad no puede ser otra cosa que tomar partido por los desfavorecidos y ponerse a su lado. Creo que por esto supo transmitir tan bien cuán bella es esta causa. (...) Cuando uno lucha por amor, el motor de la lucha no es la promesa de vencer, sino la justicia de la causa."

A principios de los cincuenta -va a hacer cincuenta años-, un puñado de amigos nos encontramos con una revista en las manos. La Asociación Católica Nacional de Propagandistas -que antes de la guerra con Ángel Herrera había fundado "El Debate"- se retiraba cuando veían el primer número, que no les gustó nada. Se había pedido el permiso para un boletín cultural de un Círculo de Jóvenes que no llegó a formarse, pero ahora veían que no era cosa de hacerse cargo de una revista tan inquieta como inquietante. Unos meses cogió el testigo Claudio Colomer, director de "El Correo Catalán", pero cuando el arzobispo Modrego dijo que quería ver a los autores optó por retirarse y enviarnos a la media docena de chicos -"Buenos chicos, incluso piadosos", le habían dicho que éramos al obispo- que habíamos hechos los cinco o seis primeros números a afrontar la curiosidad episcopal. Modrego, después de reñirnos con energía, nos anunció que nos pondría un censor. Ya teníamos otro, el gubernativo. Y con dos censuras, la civil y la eclesiástica, nos dispusimos a seguir adelante.

Esta era la revista a la que se incorporó pronto Alfonso Carlos Comín, recién terminado el bachillerato en los jesuitas de Sarrià. Procedía de una familia carlista aragonesa y era autocrítico con la educación recibida y el entorno social. Buscaba bellas causas. Cogió en seguida el estilo de la revista y empezó a buscar en el horizonte: el abbé Pierre, el obispo Ancel de Lyon, el idealista siciliano Danilo Dolci, el pacifista Lanza del Vasto, discípulo de Gandhi, los contemplativos hermanitos de Foucauld, instalados en Farlete, a 35 kilómetros de Zaragoza... Los reportajes se sucedían.

El místico y el político se confundían cada vez más en el interior de aquel chico iluminado y persuasivo. Después vendría la clandestinidad estudiantil, el matrimonio y la instalación en Málaga (con la publicación de "La España del Sur", 1965), el regreso a Barcelona, las detenciones, los sumarios, el proceso, la cárcel. Y la trayectoria política, que le llevaría al PSUC sin dejar de ser públicamente cristiano. Siempre buscando la causa de la justicia.

La vigencia de Alfonso está ahí. Este es el tema. Cómo alguien cuyo sueño político se ha desvanecido puede estar tan presente, y no como una imagen de pasado, sino como alguien cuya mirada -la de aquellos ojos azules, iluminada- sigue proyectada hacia delante. La Fundació Alfons Comín -que anima Maria Lluïsa Oliveres con fidelidad a su marido- ha escogido este tema, el de la vigencia, para la mesa redonda que ha reunido a Josep Bigordà, Antoni Castells, Albert Marzà, Teresa Pàmies y Manuel Reyes Mate. No son tanto las fórmulas como el espíritu lo que sigue vigente. Lo ha dicho José Antonio González Casanova, su amigo desde la infancia: "La fidelidad que Comín exige, para ser total, no puede repetir fórmulas pasadas irrepetibles, sino acudir a ese maestro interior que, según él y Mounier, es cada acontecimiento, cada coyuntura histórica, con sus signos de los tiempos, y ante ella repetir, eso sí, la actitud, el testimonio y la acción que adoptaron personas como nuestro amigo".

En el Corpus de 1975 hubo un encuentro internacional en Varsovia organizado por Pax, una asociación católica "colaboracionista" con el régimen establecido. Asistía José María González Ruiz y otros teólogos españoles. La víspera del encuentro, Alfonso Comín, mi mujer y yo cenamos con dos muchachas polacas, intérpretes del congreso. Nos contaron cómo estaban las cosas y Alfonso dijo, categórico: "No es esto para lo que he luchado yo". Era verdad, y siempre prestó oído a la disidencia en el mundo comunista. Su último artículo en "El Ciervo", creo recordar, era un largo texto sobre un manifiesto de los intelectuales checos, con la firma de Havel. Y también es verdad que probablemente los teólogos de la liberación, en el continente americano, sean los continuadores más claros de lo que representó Alfonso.

Vivimos en un mundo que presta más atención al éxito, la victoria y la eficacia numéricamente cuantificada que a la belleza de las causas... y de las vidas. Por eso la memoria de Alfonso Carlos Comín merece ser honrada. No se ha perdido su vida ni olvidado su ejemplo. Las fórmulas serán otras, pero el acontecimiento, como decía Mounier, está siempre ahí para mostrar caminos, como maestro interior. La belleza de una causa y de una vida es más importante que su éxito. Y más duradera.

"La Vanguardia", 30 de Octubre de 2000.

Anónimo dijo...

El Gobierno alemán aprovechó el conflicto entre Ucrania y Rusia por la llamada «guerra del gas» para replantearse el calendario para el abandono de la energía nuclear. El ministro de Economía, el conservador bávaro Michael Glos, afirmó respecto al plan de abandono de la energía nuclear que «hay que reflexionar de nuevo sobre qué se puede hacer para no ser dependiente del suministro». Glos aludió a las centrales nucleares «condenadas a la desconexión por el anterior gobierno». El ex canciller Gerhard Schröder acordó, en su primera legislatura, el cierre de las por entonces 21 plantas atómicas del país, de acuerdo a un calendario escalonado. La «guerra del gas» también ha actualizado la polémica en torno a Schröder por una decisión tomada al final de su mandato (fue designado presidente del consejo de vigilancia del gasoducto ruso-germano de Gazprom). Ahora unos piden la mediación de Schröder en la crisis y otros denuncian lo que consideran un «negocio entre amigos». Según el semanario “Focus”, hay ya siete demandas contra Schröder por sospecha de haber ultimado el proyecto en beneficio de su futuro cargo y a dos meses de unas elecciones que se le pronosticaban adversas.

Anónimo dijo...

For President Vladimir Putin and Russia, 2006 was supposed to be a banner year. Instead, it has begun badly, and with problems of the government's own making.

The Kremlin, which labored in 2005 to distance itself from the ill will that accompanied its destruction of the Yukos oil company and its bungled handling of the rigged Ukrainian presidential election in 2004, has begun the new year with a display of politics, bullying and reconsideration that is raising new questions about its reliability as an international energy partner.

The problems are familiar. Even as Russia assumed the presidency of the Group of 8 industrial nations on Jan. 1, a position it hopes will improve its stature, Putin returned to two issues that have previously undercut his reputation: control and management of Russia's energy resources, and Russia's waning influence in Ukraine.

The source of the trouble is a relatively straightforward question: What will Ukraine pay for imported Russian natural gas? It is a commodity that Ukraine, and much of Europe, desperately needs.

Gazprom, Russia's state-controlled gas monopoly, seeks $230 per 1,000 cubic meter, or 35,300 cubic feet, abandoning the favored rate of $50 it gave Ukraine for a more realistic market rate.

Ukraine, while agreeing to move toward market rates, has refused to pay. It seeks a much lower price and a transition period to a full rate - which Moscow has offered to other former Soviet nations.

The Kremlin's solution Sunday was to reduce gas flows through the pipeline system for Ukraine.

The move seemed both spiteful and unwise, not least because after ostensibly cutting off Ukraine, Russia tried to send gas through the nation it was quarreling with to reach European customers on the other side.

One predictable result was a threat to winter fuel supplies in Europe. By Monday, declines in pipe pressure were reported in Austria, France, Italy, Moldova, Poland, Romania, Slovakia and Hungary, which said it would have to cut exports to Bosnia and Serbia and Montenegro.

Even Germany, usually a faithful Russian ally and its largest gas customer, wondered aloud whether Russia could be trusted. Michael Glos, the economics minister, said in a radio interview that Germany would like to import even more gas, but could do so, Reuters reported, only "if we know that supplies from the East are dependable."

Speaking of Russia, Glos added: "One should naturally act responsibly."

Supply concerns seemed to ease Monday as Gazprom announced it would restore most of the gas flow. Putin, amid a fresh din of international criticism, appeared to blink. On Tuesday, several European countries reported that gas supplies were again normal.

But ironies and problems remained.

First among the ironies was that Putin, who managed to draw unflattering attention to himself, did so in a case in which almost no one disputed that in principle he was right: Gazprom's customers should pay market prices.

Western governments, the European Union and the customers themselves have not argued otherwise. The issue is what market prices are, and how Ukraine should reach them.

To build what seemed a manageable trade dispute with a neighbor into a problem for much of Europe, Putin, the former KGB colonel who last year called the collapse of the Soviet Union "the greatest geopolitical catastrophe of the century," recast himself.

For the purposes of this quarrel, he became not only a capitalist, but a monopolist, embracing a free-market rationale in its harshest form.

His position was clear: If Ukraine does not like the price, let its factories slow down, let its lights dim, let its people freeze. And let Europe worry, too, if it will have heat this winter.

Other problems followed, as the dispute attracted more attention. While the Kremlin argued for market rates, it refused to acknowledge why Ukraine's gas prices have been so low.

The job of clarifying the record fell to Andrei Illarionov, who was Putin's top economic adviser until he resigned in frustration last week.

Illarionov said in a radio interview that Ukraine's subsidized rate was essentially a problem of the Kremlin's own creation. Gazprom had agreed to the $50 price in 2004, he said on the Ekho Moskvy radio station, to help the Kremlin-backed candidate in Ukraine's presidential election.

The $50 deal was supposed to last until 2009, he said. But when the Kremlin's candidate lost the presidency to Viktor Yushchenko, who wanted Ukraine to join the European Union and NATO, the Kremlin changed the rules. Market rates were invoked.

Moreover, Gazprom has been using different pricing criteria for different nations.

Georgia pays $110 for the same amount of gas, as do Armenia and Azerbaijan. The Baltic states, which are members of the European Union, pay $120 to $125. Moldova pays $160. Belarus, a firm Russian ally, pays $47.

The origin of Ukraine's $50 rate, and the variable pricing regime, allowed critics to suggest that the Kremlin suffers from amnesia and hypocrisy alike.

The problems only piled on. Analysts began clamoring that Putin had also undermined Gazprom, Russia's largest company.

Gazprom has been seeking international respect and trying to shed its image as a Kremlin stooge. But at important moments last week, it was not the company's official leadership making proposals for settlement, but Putin.

Putin's appearances put to rest any questions about who is handling this affair and underscored anew that Gazprom is a company bound to the whims of a head of state.

Investors will get some measure of how the company has fared in the short term when the Russian stock market reopens Tuesday after the Russian holiday season ends. The news, analysts said, has been bad.

"Once again we are seeing that Gazprom is not a leading international company," said Dan Rapaport, managing director of CenterInvest, an investment firm based in Moscow, "but a tool of policy making for the Kremlin."

Anónimo dijo...

I Paesi europei che dipendono dal gas russo
Gazprom fornisce il 25% del gas all'Europa occidentale, l'80% del quale passa attraverso l'Ucraina. La maggior parte è destinato alla Germania, ma anche l'Italia è un cliente importante. I maggiori paesi importatori sono la Germania, la Francia, l'Italia, l'Austria, la Polonia, la Repubblica Ceca e l'Ungheria.
Germania: più di un terzo del gas tedesco proviene dalla Russia; le riserve della Germania sono sufficienti per coprire più di 75 giorni, ma in caso di difficoltà Berlino potrebbe anche rivolgersi alla Norvegia.
Italia: la Russia fornisce circa il 29% del totale delle forniture di gas di Eni (circa 77 miliardi di metri cubi nel 2004). L'Italia ha riserve per 15 giorni
Francia: è un importatore di rilievo e Gaz de France, che sta seguendo la situazione molto attentamente, si è detta pronta ad adottare misure precauzionali.
Polonia : la Polonia ha riserve per una settimana e ha dichiarato che le forniture già risentono della decisione russa.
Repubblica Ceca: RWE Transgas si dice in grado di assicurare le forniture domestiche per diverse settimane
Ungheria: ha già accusato dei problemi nella pressione del gasdotto, ma la società MOL ha garantito che non vi saranno conseguenze per gli utenti.
Romania: le riserve sono tali da rispondere ai consumi delle famiglie fino alla fine di febbraio.
Bulgaria: La società bulgara Bulgargaz, infine, ha dichiarato di essere al riparo da qualsiasi rischio perchè ha un contratto a lungo termine con Gazprom con scadenza al 2010.

Anónimo dijo...

Creo que cuando se usa el término maquíavélico hay un error de intrepretaión de las ideas de Maquiavelo. Todos los políticos son maquiavélicos, aunque no lo sepan; y pobre del que no lo sea en cierto grado. Otra cosa es el juicio ético o moral de sus acciones y de la forma de mantener el poder que expone Maquiavelo. Pero la política no trata de la moral ni de la ética, pretende el poder y su posesión permanente (lo del servicio al pueblo es un eufemismo). Sólo en las democracias más establecidas esto está limitado, pero no eliminado de modo completo. Peor aún si la justicia no es independiente del poder, cosa difícil de llevar a la práctica: los políticos nombran a los jueces de los tribunales más importantes o decisivos.