miércoles, septiembre 10, 2008

Aquel siniestro 11 de setiembre

Hay momentos que marcan el curso de la historia. El libro reeditado recientemente de Stefan Zweig, Momentos estelares de la Humanidad, menciona unos cuantos. La derrota de Napoleón en Waterloo (1815), La lucha por el Polo Sur (1912) o el descubrimiento de El Dorado (1848) son algunos. Pero hay muchos más. La victoria de Roma sobre Cartago, la batalla de Constantinopla, la Reforma protestante, la guerra francoprusiana, la Revolución de Octubre, la llegada a la Luna o la invención de Internet podrían ser otros.

El 11 de septiembre de 2001 fue ciertamente un momento que cambió el rumbo de la historia. Y no para bien. Estados Unidos, la potencia hegemonógica mundial, fue sacudida por el ataque terrorista más espectacular y sangriento que recuerdan los tiempos.

Cuatro aviones norteamericanos, con pasaje civil, en rutas ordinarias que cruzaban los cielos nacionales, fueron desviados por los terroristas hacia Nueva York y Washington. Dos aeronaves se estrellaron sobre las Torres Gemelas de Manhattan destruyendo los edificios más emblemáticos del sistema financiero occidental. Un tercer avión alcanzó un ala del Pentágono en Virginia, sede del poderío militar de Estados Unidos. El cuarto aparato se estrelló en Pennsylvania después de una lucha a muerte en el interior de la aeronave que acabó con la vida de todo el pasaje, terroristas incluídos. Su destino, según parece, era la misma mansión de la Casa Blanca.

A los siete años de aquella tragedia todavía sorprende cómo pudo perpetrarse con tanta precisión sin que los servicios de inteligencia lo hubieran detectado. La matanza se urdió con el adiestramiento de los terroristas en academias aéreas americanas, con tarjetas de crédito corrientes, con 19 terroristas que vivían en el país o pasaban temporadas en Europa, desde las costas de Tarragona hasta la ciudad de Hamburgo. A pesar de todas las investigaciones cuesta creer cómo pudo ejecutarse aquel horrible complot.

Lo que veíamos en directo en la televisión no era una producción de Hollywood sino el primer ataque que sufrían los Estados Unidos en territorio nacional. La organización terrorista Al Qaeda se responsabilizó de la tragedia y el cerebro de los atentados fue Osama Bin Laden que no sabemos qué hace, dónde vive y quiénes cooperaron con él. Es un misterio.

El presidente Bush estaba en su rancho de Texas y durante 24 horas no supo cómo reaccionar. Pero la respuesta fue contundente. Se atacó Afganistán y se derrocó el régimen de los talibanes, se dictó la doctrina de los ataques preventivos, se invadió innecesariamente Iraq, se habilitó Guantánamo y para garantizar nuestra seguridad se recortaron las libertades. Lo más inquietante es que la guerra contra el terrorismo no se ha ganado. No sabemos siquiera dónde está el enemigo y qué planes de futuro tiene.

6 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Personalmente mantengo algunas incógnitas sobre lo sucedido ese fatídico y triste 11/S.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Un día fatídico por lo que sucedió y, además, por la invasión de Irak que Bush llevo a cabo tras una campaña de mentiras que dieron cuenta de uno de los modos menos democráticos de hacer política en Occidente.
Saludos,
Diego

Anónimo dijo...

Lluís, de aquel atentado sabemos bastantes pocas cosas todavía.

Anónimo dijo...

El problema es que no se sabe quién lo hizo y desde dónde y con qué recursos.

Anónimo dijo...

Es muy posible que los autores del atentado del 11S no estuvieran en montañas lejanas ni desiertos remotos.


Un saludo,J.Vilá.

Brian dijo...

Nunca con más razón habrá podido decirse que "la realidad superó la ficción". Ni a los más imaginativos guionistas de Hollywood se les pudiera haber ocurrido un ataque de tal magnitud ni de consecuencias tan brutales. Probablemente por esto, Sr. Foix, algunos de sus corresponsales se resisten a creer que las cosas sucedieron como sucedieron, y que, como en las novelas de John Le Carré, no haya una conspiración escondida...