Es ciertamente novedoso que el acoso al castellano dañe al turismo en aquellas comunidades autónomas bilingües. Leo que la CEOE se ha sumado a la alarma en palabras de Gonzalo Pascual, presidente de la Comisión de Turismo de la gran patronal, quien ha alertado “sobre los problemas que se están creando en las regiones con lenguas cooficiales en las que no se respeta el castellano y en las que los turistas se topan con letreros y todo tipo de indicaciones sólo en la lengua local”.
Los supuestos problemas se plantean en las Baleares y Catalunya, las dos comunidades hispánicas que, juntas, reciben más turistas que el resto de España. Para los impulsores del manifiesto por la Lengua Común, una campaña más para que todos seamos iguales, hablemos igual y tengamos un solo sentimiento de pertenencia, esta alarma de la Mesa del Turismo les debe satisfacer.
Todo sirve para alcanzar un objetivo que, a mi juicio, no es otro que colocar en segunda división la lengua que para muchos millones, yo mismo, es la principal y más importante que la castellana. Y lo digo sin ir contra de nada ni de nadie, con miles de artículos escritos en la lengua de Cervantes que también es mía pero no la única ni la que me enseñaron mis padres, el catalán, la que tuve que aprender a escribir de mayor, por mi cuenta, porque ni en la escuela ni en la universidad me la enseñaron.
Parece como si ser bilingüe sea un ejercicio intencionado de anti patriotismo. La realidad permite concluir que no hay nadie en Catalunya que no entienda, escriba, lea y hable en castellano. Los libros más leídos están escritos en castellano, los diarios en “lengua común” ganan por goleada y las audiencias de televisión y radio, también. ¿Dónde está el problema?
Sospecho que el problema es que hay que dejar bien claro que hay una “lengua grande” y otras “lenguas pequeñas”, como la que la burguesía catalana hablaba a las sirvientas que venían del pueblo para servir a los señores. Sostengo que no hay lenguas grandes ni pequeñas sino idiomas que expresan una carga de memoria singular, propia, que por muchas campañas que se organicen van a perdurar. La muerte de una lengua, grande o pequeña, es irreparable y disminuye las posibilidades creativas de la cultura universal.
La denuncia de la Mesa del Turismo puede sembrar el pánico en Shanghai, en Jerusalén, en Estambul o en Bangkok, donde millones de turistas transitan de un lugar a otro sin entender nada de nadie ni poder leer el significado de las señales de tráfico, de los diarios o de las televisiónes que se expresan en chino, hebreo, turco o tailandés.
No era consciente de la variante lingüística del turismo. Los cruceros que arrojan a más de tres millones de turistas de nivel alto en el puerto de Barcelona no dejarán de venir porque el castellano esté perseguido. Simplemente porque no es cierto.
En mi ciudad, Barcelona, se hablan casi doscientas lenguas. Un paseo por las Ramblas, a cualquier hora del día o de la noche, el catalán están en manifiesta minoría.
miércoles, julio 09, 2008
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8 comentarios:
Sr.Foix: He estado hace unos días en Palma de Mallorca, he visto restaurantes, discotecas, supermercados,hoteles y comercios en los que el alemán es la única lengua que se habla, en los diarios la polémica era la misma que Vd nos plantea ahora, curioso.
Sr. Foix, tan bueno como siempre.
Imagino que ha podido ver el reportaje de "investigación" que Telemadrid ha realizado a propósito de esta denuncia. Pues bien, la principal queja de la televisión pública madrileña es que en Catalunya los turistas no se pueden comer un helado porque aquí lo llamamos a ese delicioso postre "gelat" y de igual forma no pueden pedir en un bar un zumo de naranja porque aquí se llama "suc". De igual forma en Catalunya es imposible descifrar las señales de tráfico porque pese a ser el lenguaje simbólico universal, los catalanes somos tan malos tan malos que lo cambiamos todo, a propósito.
En fin. No comment como dicen algunos.
Lluís, cuando no hay problemas se los inventan.
///ENRIC///
Cuando se quieren ver fantasmas se ven en todos sitios, hasta en la lengua.
A veces pienso que estas noticias las fabricamos entre todos cuando, en lugar de ignorarlas, les damos pábulo amplificándolas hasta el infinito. Pero la verdad es que es muy difícil sustraerse a la presión ambiental; yo mismo, en contradicción con lo que estoy diciendo, puse ayer una entrada en mi blog haciendo variaciones sobre el mismo tema. Deberíamos cortar este círculo vicioso, pero ¿como?.
Sr. Foix:
Totalmente de acuerdo con su artículo. Creo que, en gran medida, estos manifiestos son un reflejo de la ignorancia y de la falta de empatía. Siempre se pueden dar casos de mala educación, pero eso es una anécdota y pasa en todas partes. En Catalunya la mayor parte de la población (más del 90%) no tiene problemas lingüísticos, y si los hubiere ya los arreglaríamos, hemos convivido mucho tiempo en castellano y catalán.
Sr Foix: Se me hace muy difícil pensar que todavía queda gente que piense que hablamos en catalán sólo para fastidiar.A falta de abordar los problemas que realmente interesa a la mayoria de la población, no sé que oscuros intereses se empeñan en intentar un enfrentamiento tan absurdo como inútil.No sé cuánta gente lee este blog ni su procedencia pero quizás sería interesante hacerles llegar, de una manera que puedan entenderlo,qué representa nuestra lengua y nuestra cultura.Sé que esto cansa, llevamos ya demasiados años intentando hacer pedagogía para que nos entiendan.Quizás es como el educar a los hijos, te cansas de repetir a diario las mismas cosas:"recoge, estudia, cepíllate los dientes, dúchate, no te duches tanto!etc.etc.etc"Cansa-mucho-pero, a la larga, da sus frutos(muy a la larga, cierto).No sé,puede que sea sólo una utopía.Un saludo
Sr. Foix, muy buenas.
Actualmente estoy ocupada con “Darrers escrits”, el volumen XLIV de la Obra completa de Pla y anteayer me encontré ante el siguiente comentario del Mestre: “Un dia, un ciutadà de Barcelona, que havia passat uns dies rodant per França, em digué que aquest país no li havia agradat perquè els francesos parlen francès. Vaig callar, naturalment, perquè les formes de la demència més primària no m’han interessat mai”.
“Demencia primaria”… Tristemente, ¿con qué mejores palabras describir la situación que nos ocupa?
Yo también estoy cansada de tantos y tantos años de pedagogía para que nos entiendan. Sin embargo, contrariamente a la compañera África, mucho me temo que estos esfuerzos son una tarea baldía.
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