La gente ve siempre la política con mucha más claridad que nosotros, por la sencilla razón de que no están todo el día obsesionados por ella. Es una afirmación que Tony Blair hizo en un célebre discurso en el Parlamento Europeo en junio de 2005, cuando Gran Bretaña presidía la UE.
A veces me pregunto si las crisis que nacen de las disensiones políticas, pasan a los medios de comunicación, regresan al debate político y se trasladan al gran público, ofrecen mucha claridad sobre la dimensión de los problemas.
La obsesión, esa perturbación anímica producida por una idea fija, según define el diccionario de la Academia, no es aconsejable ni en política ni en ningún otro aspecto de la vida. La política, los partidos, el debate interesado y abierto, las trifulcas parlamentarias, todo lo que envuelve la actividad de la política democrática es imprescindible para el mejor funcionamiento de una sociedad.
A los que afirman que la política sirve de muy poco cuando los profesionales de la cosa pública no están a la altura que se espera de ellos, les contestaría que no es así, que la política, incluso gestionada por dirigentes mediocres, es absolutamente necesaria para el bienestar general.
La política no puede desvincularse de la libertad. Libertad para gobernar y libertad para criticar a los que gobiernan, aunque la libertad es simplemente uno de los valores que hay que reconciliar con los demás porque no es siempre una carta ganadora cuando se ejercita sin responsabilidad.
Decía la siempre citada Hannah Arendt que “desde un punto de vista histórico el conflicto europeo entre el Estado y el individuo a menudo se ha resuelto a costa de la libertad individual”.
Un gobierno, ya sea muy sólido o ya se mantenga frágilmente, no puede actuar al margen de la ley o sin contar con los perjuicios que puede causar a un ciudadano al que también le ampara la ley.
La futura crisis de la sequía, siempre que no llueva de aquí al verano, se ha gestionado con medias verdades, con insinuaciones, con decisiones que debían tener un soporte científico antes de convertirse en un discurso político, escondiendo a la opinión pública lo que se estaba preparando para garantizar el agua para todos.
Los discursos y debates políticos no pueden ser retóricos y deben descansar sobre hechos ciertos. De lo contrario, la política se desprestigia por sí sola.
lunes, abril 07, 2008
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9 comentarios:
Sr.Foix: Entre las muchas definiciones que existen sobre la política siempre me he quedado con aquella que establece que la política es una rama de la moral. Una rama de la moral que se ocupa de la actividad,una actividad en virtud de la cual una sociedad libre, integrada por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva, es decir que es un quehacer ordenado al bien común.
Pero promover la participación ciudadana y que esta participación posea la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común, eso Sr.Foix,eso es algo que llevamos esperando desde hace tiempo y que no acaba de llegar, es una asignatura pendiente de nuestra democracia.
La relación entre medios y política me ha suscitado también más de una reflexión (la última, ahora mismo en mi blog).
Es cierto que hay, y ha habido, fallos en el Govern en la gestión de la crisis del agua, notoriamente los provocados por la candidez y titubeos del conseller Baltasar, pero no puede ignorarse la responsabilidad (o irresponsabilidad) de algunos medios, interesados en obtener impactantes titulares con el ojo más puesto en los índices de audiencia que en el rigor informativo.
Por poner un ejemplo: cuando se enfrenta un entrevistador agresivo como el Sr. Cuni, con un político cándido como el Sr. Baltasar, como diría Maragall: "el drama está servido".
La política se desprestigia cada día más, la distancia entre políticos y ciudadanos es cada día más grande, la democracia tiene una asignatura pendiente con los ciudadanos y es que sintamos como nuestro algo que hoy por hoy parece que sólo es de los políticos, la democracia es de todos y no un patrimonio de ellos.
Un saludo, J.Vilá.
Sr Foix:Probablemente tiene Vd razón pero,qué quiere que le diga,sigo prefiriendo los políticos brillants y eficaces a los mediocres.Un saludo
El obsesionarnos con la política puede llegar a bloquearnos e impedir el dinamismo que ésta misma necesita.Los propios dirigentes mediocres o no,utilizan mucho este método de obsesionarnos con una idea para dirigir nuestra atención hacia un punto.
Esta claro que hay que comunicarse más.En algunos temas como la necesidad de agua,y en concreto el transvase,yo me limito a escuchar a la gente.Estoy segura de que los ciudadanos nos llevaríamos bien si nuestros políticos dieran ejemplo y dejaran de enfrentarnos en vez de buscar soluciones compartidas con un soporte científico,como bien señala el Sr.Foix, por el bien común.
¿Existe Atención al Cliente en nuestra democracia? ¿Dónde tengo que escribir?
Un abrazo.
Balanza.
Yo también hecho en falta la participación ciudadana, la participación ciudadano sin control político, sin dirigismos políticos.
E.Dalmau.-
Acabo de leer que,parece ser, el Roina está contaminado.www.lemonde.fr.pollutiondurhône/wwwlefigaro.fr.siences/affairedelapollution.Alguien sabe algo?.Saludos
Balanza said...del comentario anterior,quise decir trasvase.
Saludos.
///ENRIC///
Africa, si el Roina está contaminado y no te digo el Ebro, como no llueva pronto esto no habrá quien lo aguante, ha sido una imprevisión total por parte de unos políticos que se pasan el día discutiendo sobre problemas que sólo les interesan a ellos, sobre su reparto de poder y sobre el reparto del dinero público en adjudicaciones.
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