Una sociedad sin un marco jurídico que la ampare no puede subsistir armónicamente. La ley protege a todos, también a los débiles y a quienes el poder político, por la razón que sea, no protege.
El inefable juez Garzón se emplea a fondo en los casos que caen en sus manos. Procesó a Pinochet pero el dictador chileno murió en su casa. También abrió sumario a los dictadores argetinos. Todo muy inesperado y muy mediático.
En las elecciones generales de 1993 aceptó ir de número dos por los socialistas en Madrid, segundo de Felipe González, como un Pizarro cualquiera. Pero al no recibir el cargo que esperaba regresó a la Audiencia Nacional y la emprendió con el gobierno socialista con los delitos del GAL hasta que Aznar ganó las elecciones en 1996.
Es un juez estrella, mediático, temible. No quisiera caer en uno de sus sumarios. Son ya 19 los miembros de la Mesa Nacional que se encuentran en prisión después del ingreso en el día de hoy de Barrena y Urrutia.
Las argumentaciones son jurídicamente aceptables con la Ley de Partidos en la mano. Una ley que, según mi opinión, es uno de los errores mayúsculos de la democracia española. Pero la aplica con todos los razonamientos jurídicos y con las pruebas pertinentes. Nada que objetar.
Lo que me extraña es que esta persecución contra la Mesa Nacional, brazo político de ETA, empezara después del fracaso de las negociaciones del gobierno Zapatero con ETA. Todo lo que se sabe ahora se conocía entonces. ¿Por qué no actuó Garzón cuando el gobierno, Rubalcaba incluido, se reunía con la misma ETA y su entorno?
La deducción lógica de cualquier ciudadano es que ahora se persigue y encarcela a la Mesa Nacional porque estamos en campaña electoral. Y hay que dar la impresión de dureza policial y judicial contra ETa y su entorno para no perder votos.
Tendríamos que tener un seguro de vida contra las actitudes de los gobiernos frívolos. Pero hay que ir al notario con urgencia, con testamento redactado, cuando la justicia actúa según soplen los vientos políticos.
jueves, febrero 07, 2008
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10 comentarios:
Sr.Foix: Siempre he preferido la paz a la justicia, nacer nacemos todos iguales y muchas veces ni eso, pero después la igualdad se acaba, la justicia que más defiendo es aquella que resuelve injusticias cometidas en su nombre. Cuando la justicia funciona cierra los problemas, pero cuando es usada como venganza o como instrumento del que la detenta, entonces los problemas nunca se cierran y se amplifican, no lo digo yo, lo dice y demuestra la historia.
Sr.Foix, la justicia con nombres y apellidos me genera inquietud.
Ahora toca cambiar la tónica de estos cuatro años y limpiar la imagen que se ha dado contra ETA. Con todos estos cambios lo único que se consigue es que la confianza se pierda, si no es Garzón será otro el que lo haga, el poder siempre encuentra caminos, pero no es correcto lo que estamos viendo, da una mala impresión y nos hace desconfiar de la actuación de la justicia.
Un saludo, J.Vilá.
Lluís, Garzón está en todas.
Pretenden hacernos creer que la justicia funciona.
Un saludo.
Cuando los telediarios habren con alguna sentencia judicial pienso que hay mucho interes en hacerlo, cuando una injusticia no se le da publicidad pienso que hay doble rasero,
ANV no podrá presentarse a unas elecciones en tres años, según el auto, así se deja abierta la puerta para dentro de cuatro años si son buenos y se abre la puerta de futuras negociaciones, eso si no se sigue negociando ahora, cosa más que probable.
E.Dalmau.
Garzon quiza es el proximo Ministro dde Justicia , al tiempo ( un par de meses )
Sr Foix:Las pocas veces que he acudido a la justicia ésta ha sido injusta conmigo.Comparto la frase de Bartolomé,la que defiendo es aquella que resuelve las injusticias cometidas en su nombre, que no son pocas!Un saludo
Un juez, tipo Garzón, debe sentirse como un semi Dios, por mucho que se esmere en ser, digamos, neutral.
"A estos los prohibo"
"A este lo encierro"
No dudo que se atenga a las leyes y a todo tipo de norma jurídica y las aplique en conciencia; pero, la imagen que dan es la comentada.
Cuando siento la tentación de mandarlo todo a rodar suelo agarrarme a los grandes principios del Estado de derecho, la separación de poderes entre ellos. Pero asuntos como el que hoy comenta Lluís Foix, o espectáculos como el de la designación de los miembros de las altas instancias judiciales y su posterior actuación, en clara correlación con su origen político, hacen tambalear mi fe en el sistema.
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