Cuando se conocía de cerca a Ronald Reagan, más de uno se preguntaba a quién se le pudo haber ocurrido proponerlo para presidente de Estados Unidos o para gobernador de California. El hecho es que un personaje con un bagaje intelectual tan escaso ocupó la Casa Blanca ocho años y otros tantos gobernó California. Y no lo hizo mal.
Para los europeos de los años ochenta era difícil aceptar por qué un actor de cine mediocre pudiera alcanzar la presidencia y, además, ser reelegido. Reagan no era un intelectual ni pretendía serlo. Se retiraba a las cinco de la tarde, pedía informes resumidos en un folio y se avanzó a su tiempo con slogans simples que marcaban la dirección de su presidencia. En Berlín se limitó a lanzar un grito por encima del muro: señor gorbachev, derribe esta pared. Y el muro cayó en tres años. Los historiadores empiezan a explicar el fenómeno.
Al caer la Unión Soviética, Estados Unidos se encontró por primera vez en la historia que no podía retirarse del mundo pero tampoco podía dominarlo. Esta ambigua posición la siguió desarrollando Bill Clinton pero se interrumpió con la llegada de Bush, hijo, al reaccionar ante los atentados del 11-S recurriendo más a la fuerza que a su capacidad de seducción cultural y de forma de vida.
Los tres candidatos con más posibilidades hoy de llegar a la Casa Blanca pueden parecer inadecuados. El afroamericano Obama tiene que superar los prejuicios étnicos latentes en los grandes estados industriales, su relativa juventud y su idealismo transparente. Pero cuenta con la fuerza de la palabra, la construcción inteligente de sus discursos, la convicción con que expresa sus ideas y, finalmente, la promesa de cambio en tiempos que se avecinan difíciles y convulsos.
La senadora Clinton tampoco tiene el perfil adecuado. Su victoria sería la consolidación de una dinastía que, en caso de que fuera presidenta dos mandatos, la Casa Blanca habría estado por un Clinto 16 años. Con los Bush la dinastía se ha prolongado 12 años. En los dos casos, el debate de fondo no es si una es mujer y el otro es negro sino cómo mejor pueden dirigir el país y atemperar el anti americanismo en buena parte del mundo que no es por razones culturales sino políticas.
La batalla de los demócratas no se ganó el martes. Quedan muchas másprimarias hasta la Convención que se centrarán básicamente en cómo Clinton y Obama presentan sus estrategias de un cambio de rumbo que la sociedad americana necesita.
El senador John McCain, 71 años, veterano de Vietnam, con largas cabezadas en los aviones, no es en apariencia la mejor opción. Pero no hay que descartarlo porque recogerá el voto conservador al centrar al Partido Republicano. No importa tanto quién será presidente cuanto la habilidad de Estados Unidos para manejar la brújula del mundo a partir de enero.
miércoles, febrero 06, 2008
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5 comentarios:
Sr.Foix: Estos tres candidatos que Vd bien reseña como posibles inquilinos de la Casa Blanca tienen una particularidad comun, han dado preferencia y prioridad en su campaña al contenido de las reformas sociales en Estados Unidos, algo que me parece extraordinariamente positivo. No obstante la crisis económica en la que ya estamos inmersos y cuyo origen está en ese país, tiene un alcance y una dimensión que supera con mucho el mero cambio en una política social. Los Estados Unidos se juegan en esta legislatura la capacidad de seguir liderando la economia mundial o empezar un retroceso de díficil y complicada tesitura. Estos tres candidatos son buenos para solucionar los problemas internos no se lo niego, pero mi impresión es que desde el 11/S Estados Unidos tiene un problema más serio que resolver, el de su propio liderazgo mundial.
Demasiados enemigos para seguir siendo líder de la economía mundial,¿pero tanto como hablar de retroceso?,Sr.Bartolomec.¿No cree que tiene esparcidos sus huevos de oro por todo el mundo?
@Balanza: Tiene Vd razón, la diversificación de riesgos es un factor que ayuda a evitar problemas. Pero la globalización de la economia mundial pasa factura y ha cambiado el contexto en el que nos movemos, no sirve de mucho invertir en la bolsa española o japonesa si son arrastradas por las bajadas del resto de bolsas. Si el precio de las viviendas en Estados Unidos baja y acaba siendo inferior al precio de compra, al precio de ls hipotecas concedidas(algo que está ocurriendo sectorialmente), entonces estaremos ante una situación que no la podrán solucionar las inversiones que las grandes corporaciones tienen fuera de su país, será un problema de liquidez del sistema, no de inversiones.
La situación en la época de Reagan era muy distinta a la actual, ahora hay más tensiones en el interior y una guerra terrible fuera que colapsa todo el sistema financiero, pintan bastos.
Los bajos precios de los vuelos y el cambio bajo del dólar me ha permitido ir varias veces a Nueva York, la colonia hispana es cada día más grande y los problemas de las hipotecas afectan mucho a este grupo, he conocido varios casos directamente y la cosa se ha puesto seria, te cuentan casos cercanos y acabas dandote cuenta que es un problema muy extendido.
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