miércoles, enero 16, 2008

Espías en la Rusia de Putin

Alexander Litvinenko, ex agente del KGB, fue envenenado en Londres hace poco más de un año con unas gotas de Polonio 210 que, según la fiscalía británica, le fue introducido en su cuerpo por agentes del servicio secreto ruso. Las relaciones diplomáticas entre Londres y Moscú no se han normalizado desde entonces.

El último episodio es la detención de varios miembros del British Council, el conocido Instituto Británico, en las ciudades de San Petersburgo y Ekatiremburgo, una ciudad que vio nacer a Boris Eltsin y donde Nicolas II y los Romanov fueron fusilados por orden de Lenin en julio de 1918.

Entre los detenidos se encuentra el hijo del ex líder laborista, Neil Kinnock, que es el director de la oficina del Instituto Británico en San Petersburgo. La diplomacia se ha puesto en marcha y se encontrará una salida a una situación que es embarazosa para los dos países.

Rusia no ha abandonado las viejas prácticas de espionaje. Tampoco Inglaterra se ha quedado atrás. Con una diferencia. En Londres hay un gobierno democrático y en Moscú el que manda es un ex teniente coronel del KGB, Vladimir Putin, que seguirá controlando el país desde las filas del gobierno y la Duma, con un presidente que es consciente de dónde se encuentran los hilos del poder.

En el Cambridge de los años treinta se reclutó un pequeño núcleo de espías profesionales que sirvieron durante muchos años al Kremlin. Kim Philby, Burguess y Blunt hicieron el doble juego durante más de una generación. Pero en el Kremlin, se ordenaba asesinatos de los oponentes internos y externos. Ignatz Reiss fue asesinado en Lausanne en 1937, Yevehen Konovalets en Amsterdam en 1938, Leon Trotsky acabó sus días en México tras recibir cuatro golpes de piolet del manresano Mercader.

El presidente de Afganistán, Hafizullah Amin, fue envenenado y posteriormente asesinado por agentes del KGB en Kabul en 1979. Después entrarían las tropas soviéticas y empezaría el el comienzo del fin del imperio soviético. Un ex presidente checheno, Zelimkhan Yandabiyev, fue ejecutado por agentes rusos en Qatar en 2004.

Todas las potencias de la historia han recurrido al espionaje y a la eliminación directa o indirecta de sus oponentes. Una diferencia importante es que en los países democráticos las acciones de la seguridad del Estado tienen que estar sometidas al escrutinio de la opinión pública y, si se da el caso, de las leyes penales. En Rusia no hay que rendir cuentas a nadie. Los intereses del Estado pueden saltarse las leyes y no pasa nada.

El ajedrecista Kasparov nos lo ha explicado recientemente al impedírsele que participara democráticamente en las elecciones. Rusia no parece estar dispuesta a abandonar estas prácticas y Putin es fiel a una larga tradición zarista y luego soviética.

6 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Cambiar las costumbres rusas, aunque sean tan bestias como las que Vd nos cuenta que se gastan los epias rusos, será díficil, muy díficil. La tradición que más me llama la atención de ese país es la de la bebida, es más que una cultura, los hombres que beben pero no se emborrachan son respetados, cuanto más aguantas más te respetan. Siempre hay que beber en compañia, si bebes en solitario entonces eres un alcoholico y estás mal visto, los negocios se cierran bebiendo y siempre encuentran una razón para celebrar algo bebiendo, hasta las resacas se curan con la famosa "opokhmelitsya", que no es más que beber más alcohol por la mañana. Con este panorama de tradiciones mejor que no te pille un espia ruso que ha estado varios días sin beber...

Anónimo dijo...

Putin me da miedo, hace tiempo que me da miedo este personaje y si además tiene espias que beben, entonces no te digo nada.

Africa dijo...

Sr Foix: No tiente a la suerte...ahora ya puedo acceder a los comentarios de LV, no quisiera perderme los de este blog!

Anónimo dijo...

Si, mejor no tentar la suerte y mucho menos con Putin que todos sabemos como se las gasta.

Anónimo dijo...

Lluís, en Rusia hay un simulacro de democracia, eso si, regada cada día con vodka.

Anónimo dijo...

En la película "La vida de los otros",en plena Alemania del Este,dicen entre muchas,una frase muy significativa sobre la seguridad del Estado: "Salvaguardan no sólo la seguridad ,sino la felicidad".

Saludos.