Nicholas Sarkozy está pisando muchas líneas contínuas de las convenciones políticas francesas. Va muy deprisa y hace muchas cosas. Es un hombre de acción que juega muchas cartas a la vez, siempre en el candelero, sembrando titulares y emociones, cambiando de registros y apareciendo en el lugar y en la situación más inesperados.
La derecha no se reconoce en él ni tampoco la izquierda lo puede encasillar en sus filas. Nombra ministro de Asuntos Exteriores a un Bernard Kourchner que militó en la izquierda del buenismo, envía al fondo Monetario Internacional a otro socialista y pretendiente a ser candidato a la presidencia de la República, Dominique Strauss-Kahn, viaja personalmente a Chad para rescatar a unos franceses retenidos, se reune con Bush y rompe el hielo con Washington, prácticamente desde los tiempos de De Gaulle y da la bienvenida al pintoresco Gaddafi que es recibido como un estadista con contratos multimillonarios bajo el brazo a pesar de haber sido protector e instigador de terroristas con muchas muertes a cuestas.
El sector público francés le monta una huelga general y la gana casi sin despeinarse. Habla con Zapatero y la colaboración entre España y Francia contra el terrorismo de ETA parece como si comenzara en el mandato de la presidencia Sarkozy. Está sacudiendo la Francia políticamente correcta, la agita hasta extremos indecibles, y no parece que su aceptación haya salido perjudicada. Ocupa la apertura de los telediarios y los titulares de los periódicos.
En su ensayo sobre Mirabeau, un personaje de la Revolución Francesa de una actividad ilimitada, Ortega y Gasset dice que “un hombre de acción no puede ser escrupuloso”. No sé si es el caso de presidente de Francia. Pero por si su frenética actividad presidencial le dejara tiempo libre, va y se divorcia de su segunda mujer y ahora aparece en las revistas de la mano de la cantante y ex modelo, Carla Bruni, italo-francesa, paseando por Eurodisney insinuando una nueva relación después de su divorcio con Cecilia el 18 de octubre. Él tiene 52 años y ella 39.
Francia tiene tradición de respetar la vida privada de los personajes públicos. Mitterrand reveló que tenía una hija natural sólo cuando él quiso. Pero en el caso de Sarkozy concurre la insufrible categoría de un superhombre. una circusntancias que a muchos franceses les puede llevar a decir aquello de “trop c'est trop”, demasiado es demasiado. Es muy probable que Sarkozy no reforme a Francia. Pero está moviendo las piezas para que lo haga otro.
lunes, diciembre 17, 2007
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8 comentarios:
Sr.Foix: Que Sarkozy va muy rápido lo vemos, lo que me pregunto es si sabe hacia dónde va...?
Bartolomé:De momento a Eurodisney, luego...ya veremos.Saludos
Lo de su flirt con la Bruni indica que Sarkozy no sabe bien donde va.
La Bruni bien vale una prisas .
Ahora que ha ligado, Sarkozy no volverá a hacer footing
Lluís, con lo feo que es Sarkozy y lo que liga.
@Africa: Creo que Sarkozy ha descubierto con Carla Bruni que Joaquin Sabina tiene razón cuando dice aquello de,"A menudo, los labios más urgentes, no tienen prisa dos besos después", esperemos que en política tenga las cosas tan claras como con Carla...
@Bartolomé: Sabia apreciación, como siempre,qué difícil superar tus comentarios!Un saludo.
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