"En el curso de los siglos, bajo distintas formas, ha existido esta tentación de asegurar la fe a través del poder y la fe ha corrido siempre el riesgo de ser sofocada precisamente por el abrazo del poder.
La lucha por la libertad de la Iglesia, la lucha para que el reino de Jesús no pueda ser identificado con ninguna estructura política, hay que librarla en todos los siglos. En efecto, la fusión entre fe y poder político siempre tiene un precio: la fe se pone al servicio del poder y debe doblegarse a sus criterios".
No son palabras mías. Las he leído en el último libro del Papa Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, que el mismo Ratzinger advierte en su prólogo que no es materia de fe y puede ser criticado. No lo voy a hacer porque estoy de acuerdo.
Simplemente añadiría que quien tenga oidos para oir que oiga. Más de uno, aquí en Europa y en América, puede sentirse aludido.
martes, septiembre 11, 2007
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3 comentarios:
Todo puede ser criticado y nada insultado . No es tan dificil de entender .
Sr.Foix: La subordinación de la fe al poder fue el origen del Luteranismo y el Calvinismo, Benedicto XVI es consciente de la situación de la Iglesia actualmente y pone el dedo en la llaga del problema.
Lluis, el tema se las trae.
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