miércoles, agosto 22, 2007

Quién manda en el mundo

En el exhaustivo recorrido por la antigüedad greco romana (El Mundo Clásico, Crítica), Robin Lane Fox evoca la epopeya de Grecia y Roma, desde Homero hasta Adriano, manteniendo tres constantes que marcan el auge y la caída de los pueblos y sociedades mediterráneas hasta el siglo segundo.

Habla de la libertad, la justicia y el lujo. Un lujo que cabría equiparar en nuestros tiempos a la prosperidad, al bienestar y a la administración generosa de los patrimonios que acostumbraban a estar en manos de unos pocos que los lucían ostensivamente.

Siempre que se rompía el equilibrio entre estas tres variantes de la libertad, la justicia y el lujo se entraba en períodos de turbulencias cambiando gobernantes, emperadores y clases dirigentes. El río baja siempre igual pero el agua nunca es la misma, decía Heráclito, mientras que Parménides negaba el movimiento afirmando que la realidad es una, estable y permanente.

Viajando por cualquier orilla del Mediterráneo se observa el gigantesco drama de lo transitorio, de la destrucción, de la caída de grandes imperios que sólo han perdurado petrificados en edificios medio derruídos.

Una mirada a los estratos de civilizaciones sepultadas en el Mediterráneo me ha trasladado a nuestros días de prosperidad en los que parece que no habrá más crisis y que la superioridad militar, económica y tecnológica de Occidente controlará el mundo sirviendo a los intereses de las sociedades democráticas y avanzadas.

Podemos estar ante un punto de inflexión, ante un cambio muy profundo, que no se producirá en un fin de semana pero que nos puede sorprender dentro de unos años cuando se compruebe que la libertad, la justicia y la prosperidad no son iguales para todos.

Un mundo en el que el derecho no regula las actividades de los ciudadanos que actuan globalmente y en el que se toman decisiones sin que nadie tenga que dar cuenta de ellas. Una situación en la que la participación en el mercado sustituye a la participación en la política y en el que el consumidor ocupa el lugar de la persona.

Dice el historiador Eric Hobsbawm, nonagenario, que la baja calidad intelectual de los políticos democráticos está bastante generalizada y la retórica de los hombres y mujeres públicos se desvirtúa ante la confrontación de los dos elementos del actual proceso de política democrática que han adquirido un carácter progresivamente más central: el papel de los medios de comunicación modernos y la expresión de la opinión pública a través de la acción directa de ciudadanos globales.

En un mundo cada vez más globalizado y transnacional, los gobiernos nacionales conviven con fuerzas que ejercen cuando menos el mismo impacto que ellos en la vida cotidiana de sus ciudadanos, pero que se encuentran, en distintos grados, fuera de su control.

El mercado, cuando se mueve exclusivamente en los parámetros del éxito y de los beneficios, olvidándose de la libertad y la justicia, no es un complemento a la democracia liberal sino una alternativa paralela que actúa sin rendir cuentas a nadie y que, consecuentemente, acaba sustituyendo a la política que es la que debe administrar los intereses comunes.

La acción política es importante pero con frecuencia está sometida a decisiones que se toman en lugares remotos, por personajes anónimos y designados por consejos de administración, que no tienen en cuenta el bien común sino su ánimo de lucro.

Pienso que hay que devolver a la política su dimensión de centralidad para administrar los intereses contrapuestos de las personas. La finalidad no es otra que construir una sociedad más justa y más libre. Más democrática. Espero que lleguemos a tiempo.

13 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Ninguna de las civilizaciones que han existido supieron ver que llegaba su final, los gestores de esas épocas habian sustituido al senado o a la voluntad popular, habian dado la espalda a la realidad y habían expulsado a los pensadores, a todos aquellos pensadores que habían anunciado lo que se avecinaba y que fueron apartados por agoreros y denostados publicamente.
Hoy nuestra civilización es la suma de grandes corporaciones empresariales, corporaciones que prescinden de quienes tienen capacidad de pensamiento, de proyección del pensamiento, sustituyendolos por quienes obedecen ciegamente y no crean problemas.La historia se repite y la estupidez humana también.
De haber vivido, Heráclito le habría dejado escrito hoy en su blog que:
"Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue."

Anónimo dijo...

///ENRIC///


"La acción política es importante pero con frecuencia está sometida a decisiones que se toman en lugares remotos, por personajes anónimos y designados por consejos de administración, que no tienen en cuenta el bien común sino su ánimo de lucro."
Completamente de acuerdo.

ISABEL MIRALLES dijo...

Las grandes multinacionales son las que tienen el poder ecónomico, las que manejan a su antojo la política mundial. Para ellos el mundo es una tabla de ajedrez en la cual se juega sin piedad. Cuando se sustituye el bien común, cuando los valores morales son arrinconados, cuando el fin es sólo el dinero, la sociedad está abocada a su destrucción.

Luis, le felicito por el escrito, estoy totalmente de acuerdo.

La Marmota dijo...

Sr Foix:
Felicidades por su artículo que es genial, como la mayoría de sus textos.
Sobre sus reflexiones, decirle que estoy completamente conforme con lo que dice. Si me permite, añadiría sólo una sentencia del genial Borges. Él apunta contra otra de las perversiones del sistema decomcratico actual que califica, escuetamente, como "un abuso de la estadística".
Por suerte o por degracia, cada vez son más los ciudadanos que suscriben estas ideas que usted ha apuntado y menos los políticos y gurús empresariales que las quieren leer.

´´ dijo...

El Mercado puede hacer variar los puntos de decisiones , si el mercado muta hacia Asia y China la moral imperante sera la suya . Los valores de occidente quedan en nada sin no se sostienen economicamente . En treinta años puede ser que en las playas tengamos que ir mas tapaditos y eso seria una pena .

Como proteger unos valores por encima de el mercado ? esa es la pregunta del millon .

Anónimo dijo...

Está claro que faltan pensadores y personas con capacidad de verla venir, es por eso que me gusta tanto seguir este Blog de Lluis Foix, sus artículos y los interesantes comentarios que leo me ayudan a aclarar mi mente y ver más allá de mis narices, eso en los tiempos que corren ya es mucho.



J.Vilá.

Anónimo dijo...

Les aconsejo, si no lo han hecho ya, la lectura del libro The Great Transformation: The Political and Economic Origins of Our Time publicado en 1944 por Karl Polanyi.

Anónimo dijo...

Ayer, dia 24, fue San Bartolomé. Aunque con un poco de retraso, Bartolomé...muchas felicidades!!

Silveri Garrell dijo...

Haciendo un poco de humorismo con referencia al título "QUIEN MANDA EN EL MUNDO", al menos en Europa casi tenemos la certeza de que mandan los homosexuales, y no es que sean malos o buenos, sinó más bien que quieren "imponer" su ideología fascistoide como por ejemplo en la Educación p. Ciudadanía Española, por no ir más lejos. Pero creo que no es humorismo lo que digo sinó más bien "tristerismo", y con esto he inventado una palabra, que la LIBERTAD nos lo permite todo, je jeje.

Anónimo dijo...

Para que la política pueda tener efecto como elemento axial de la organización social, con respecto al mercado, debería ponerse freno a eso que llaman la desregularización del mercado.

PD:

Gracias a Silveri Garrell por explicarnos que la homosexualidad es una ideología, aunque permítame que mientras no aparezca en los libros de Ciencia Política como tal, esta teoría la ponga en el cajón de frikadas de la semana.

´´ dijo...

No solo una ideologia , sino que la quieren imponer al mas puro estilo fascistoide . Yo hace seis meses que no salgo de casa por miedo a ser agredido por mi condición de heterosexual , condición que se esta resintiendo por esta reclusión obligatoria que no me permite contanto con el sexo contrario .

Juli Just dijo...

Existe una traducción al castellano editada por el Fondo de Economía Social -creo- del libro de Polanyi: La Gran transformación ... Y, sí, es esencial.

Un saludo

Anónimo dijo...

¿Cómo explicar a un niño una ecuación matemática? ¿Cómo explicar a todas las personas lo mismo,lo claro,lo evidente? ¿Cómo hacer que entiendan,que no sean máquinas o monos de zoológicos? Igual que existen libros para los diferentes cursos en los colegios ...¿por qué en la sociedad se supone que cuando cumples una cierta edad todo el mundo sabe lo mismo y quiere y piensa lo mismo?. ¿Nos tenemos que conformar con los libros de texto y llevar todos la misma vida con diferente poder adquisitivo?
Debería de haber diferentes formas de vida para las diferentes personas,me explico.No es algo negativo,al revés sería beneficioso para todos.Si existiéran diferentes modos democráticos.Bueno, Aldous Huxley lo explica mejor que yo.
Os recomiendo "Cómo cambiar el mundo sn tomar el poder" de John Holloway.