Un país con bomba atómica en situación desesperada puede cometer una barbaridad de dimensiones incalculables. Pakistán está dotado de armas nucleares, tiene un contencioso con India por el conflicto de Cachemira y hoy vive momentos convulsos que enfrentan a los radicales islámicos con el presidente Pervez Musharraf, un militar que gobierna como un dictador desde que dió un golpe en 1999 derrocando al primer ministro electo Nawaz Sharif.
Es conocida la historia de Pakistán. Es un estado creado con criterios religiosos cuando Gran Bretaña concedió la independencia a la India. Los hindúes debían quedarse en lo que hoy es la India y los musulmanes se quedarían en pakistán y Bangladesh. Era el año 1947, conocido también como el de la emigración más numerosa de la historia, con el trasiego de decenas de millones de musulmanes hacia sus nuevos destinos. En 1971 Bangladesh se independizó de Pakistán.
Hoy cuenta con 170 millones de habitantes. Fue el laboratorio principal de Estados Unidos para combatir a los soviéticos en Afganistán adiestrando a personajes como Bin Laden que trabajaban entonces para la inteligencia de Ronald Reagan y después se convirtieron en el núcleo de los talibanes que acabarían perpetrando el sangriento atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Pakistán es un país explosivo, violento, depauperado y atrasado. Es aliado de Estados Unidos y de Occidente, como lo son igualmente los gobiernos de Líbano, Iraq, Arabia Saudí y Yemen, donde el terrorismo de las distintas franquicias de Al Qaeda asesina a occidentales y se matan entre sí para controlar sus respectivas sociedades.
El asalto a la Mezquita Roja de Islamabad ocurrido hace una semana se saldó con más de cien muertos. Los talibanes han respondido con ataques indiscriminados que en dos días han asesinado a más de sesenta personas.
El régimen de Musharraf es muy frágil. Hace una semana su avión fue atacado con misiles caseros desde una azotea cercana al aeropuerto y el presidente esquivó el golpe.
No es la primera vez que un político es atacado mientras viaja en avión. El presidente Zia Ul Haq, al que conocí en una recepción oficial en Islamabad en plena guerra en Afganistán, fue abatido cuando su avión acababa de despegar en 1988. Zia Ul Haq perpetró un golpe de estado incruento en 1977, con la excepción de haber detenido, ajusticiado y ejecutado al que era primer ministro, Ali Bhutto, padre de Benazir Bhuto que se convertiría en primera ministra democrática al morir trágicamente en avión el presidente Zia.
Los desastres aéreos han causado la muerte de varios líderes mundiales. Lin Biao, el sucesor nominado de Mao Zedong, desapareció en los aires después de que su avión estallara sobre Mongolia en 1971 mientras la Revolución Cultural estaba en su apogeo.
La astucia del rey Hassan II de Marruecos hizo que en agosto de 1972 engañara a los cazas de vigilancia enviados por el poderoso e intrigante Ufkir para abatir al avión real que regresaba de una larga estancia en su castillo de Betz, en Francia.
No sé cómo se va a producir el fin del régimen de Musharraf. Pero su fin está escrito en la pared.Por sus alianzas con Occidente, por la fuerza del fanatismo de los radicales islámicos, porque el país vive en una situación convulsa y porque es en Pakistán, junto a Arabia Saudí e Iraq, donde se adiestran a hombres dispuestos a inmolarse para dar muerte a cuantos se pongan por delante.
Si la vida para esas personas que se suicidan matando no tiene valor, tampoco lo tiene la de los demás. Un grave problema.
lunes, julio 16, 2007
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6 comentarios:
He oido más de una vez (e incluso más de dos) que si los japoneses no se hubiesen rendido tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki, ni un japonés hubiese quedado con vida en su isla. Un enfrentamiento bélico en terreno japonés hubiese durado décadas y se hubiese saldado con, probablemente, la mayor masacre militar y civil contemporanea.
Los japoneses hicieron algo que yo diría no están dispuestos a hacer paises como Pakistán, que sus dirigentes se rindan en pro de salvar las vidas de su propia gente. Así que si hay algún día una guerra frontal, y no terroristas anónimos, contra paises de occidente la cosa puede acabar mal, muy mal.
Isarn
Sr.Foix: Hoy el peligro nuclear es infinitamente superior al que hubo en la crisis de Cuba de 1962, por desgracia la percepción es la contraria, convivir con el riesgo y acostumbrarse al peligro nuclear tiene estas contradicciones...
Con este panorama Musharraf no va a cojer un avión más en su vida, por cierto en Japón una central nuclear está vertiendo raioactividad a las aguas.
J.Vilá.
Si los enemigos de antes eran organizados con una jerarquía muy clara, Japón, Unión Soviética, etc.
Este enemigo de ahora es mucho más abstracto, no responde a un lugar físico ni a una nación en particular, lo cual lo hace más imprevisible y por lo tanto más peligroso, si lo que necesitan es hacer una revolución como la de Irán y lo hacen, entonces estaría mucho más definido, lo que cuesta de entender es a dónde quieren ir a parar con estas actitudes, en un mundo sin esperanza el auto sacrificio puede llegar a ser muy peligroso.
Sr Foix: Me quedo con el último párrafo.Si la propia vida no vale nada...qué podemos esperar?
De todas formas, creo que en TODOS los paises hay gente que desea vivir en paz.Cada uno de nosotros, en nuestro pequeño mundo, debemos esforzarnos porque así sea(esto suena a amen)Un saludo
///ENRIC///
Para los suicidas la vida empieza justo el día que se inmolan.
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