miércoles, marzo 07, 2007

El Estado panza arriba

No me preocupa excesivamente que en el Congreso se organicen grandes broncas y griteríos tabernarios. Es el respiradero de la vida nacional y es comprensible que salga a flote lo mejor y lo peor de nuestra clase política. Cuando la televisión no había entrado en la Cámara de los Comunes, los muy honorables diputados protagonizaban dramas que competían perfectamente con los espléndidos teatros del West End londinense.

Un día ví como un futuro ministro conservador, Michael Heseltine, levantaba la maza del “speaker” y la blandía sobre las cabezas de los diputados con peligro para la seguridad personal de la mayoría. Fue invitado a abandonar la cámara y para siempre le quedó el apodo de "tarzán".

Entiendo las súplicas desesperadas de Javier Rojo y Manuel Marín pidiendo orden en las dos cámaras cuando se transforman en alborotados gallineros. Es inútil. Aquí y en todas partes. Más que el ruido ambiental, me interesan las cuestiones que se debaten, las posiciones respectivas, la capacidad oratoria de unos y otros. Es un déficit general el que muy pocos diputados sean capaces de pronunciar un discurso sin levantar la vista del texto que leen.

En cualquier caso, prefiero que las discrepancias apasionadas se concentren en el Congreso a que desciendan a las calles con manifestaciones casi semanales sobre algo tan serio como es la política antiterrorista del gobierno. Este fin de semana se vaticinan grandes concentraciones.

No conozco ningún país democrático que sea tan temerario como para convertir la lucha contra el terrorismo en el eje central del debate político. Como si no existieran otros problemas, también muy importantes para la ciudadanía.

El lamentable debate sobre el terrorismo no mira hacia el futuro sino hacia el pasado. Ahora toca abrir en canal al Estado y recrearse en los lodazales de los ministerios del Interior de éste y los anteriores gobiernos.

El Partido Popular se ha apoderado del lazo azul que era de todos, acusa al gobierno de decisiones en política penitenciaria que fueron igualmente implementadas por los mismos que acusan a Zapatero de haber atenuado la pena al impresentable De Juana Chaos.

Me parece imprudente por parte de todos descender a las cloacas del Estado con la pretensión de que las manos inocentes sean las propias en contraposición con la suciedad de las de los demás. Es una irresponsabilidad cuyas consecuencias huelen ya muy mal. Hieden.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr Foix: Si no saben solucionar los problemas con sabiduría, han de recurrir a las formas ravaleras.Todo vale, da igual la pena que den.Que se vayan....TODOS!!( a donde sea...)y empecemos con gente nueva que tenga ilusiones y no mala sangre.Cansa, cansa mucho este desgaste inútil..Un saludo.

´´ dijo...

Las formas hay que mantenerlas , el senado no es salsa rosa , al final la gente no creera en los politicos , o eso ya pasa ?

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Perdone, pero este pitote político empieza a ser demasiado para mi cuerpo serrano. Las cloacas las inventaron los romanos, las hacian de forma magistral, los inventores de la Republica y del Senado también inventaron las cloacas políticas, Viriato puede dar fe de ello, pero cuando alguien intentaba levantar las tapas de las cloacas lo tenian claro, "Roma no paga a traidores". Sr.Foix, la única duda que tengo es saber si estamos ante las cloacas del estado o ante un estado de cloaca...

Anónimo dijo...

Estoy con Africa, hace falta gente nueva, gente que sepa hablar y entenderse, gente con cultura y preparación, con capacidad de visión de estado, que piense en los problemas y la forma de solucionarlos o de lo contrario y tal y como dice Francis Black nadie creerá en los políticos, si es que hay alguien que crea todavía.
Escribir después de Bartolomé es decir amén y disfrutar, pero es un placer.

J.Vilá.

Anónimo dijo...

De hecho, hay temas mucho más importantes para la ciudadanía que el terrorismo. Sintiéndolo mucho, mis preocupaciones para llegar a fin de mes, de no poder comprarme un piso, de no poder tener descendencia, para mi son mucho más importantes que el terrorismo. Sin ánimo de ser egoista, ya que la gran mayoría de mi círculo social tiene los mismos problemas que yo.

A mi los que me dan realmente lástima son los que están en mi misma situación y viven en el país vasco... me hace pensar en cuando Rajoy iba pidiendo firmas contra el "estatut" catalán, haciéndome sentir una especie de apestado que no se merecía otra cosa que ser odiado por el resto de españoles.

Isarn

Brian dijo...

Cuidado, África y Vilá con lo de la "gente nueva", así llegaron los musolinis y los perones, por no nombrar al innombrable. Ahora mismo ha puesto el pié en el Parlament de Catalunya un partido sin más ideario que el de ser gente nueva y anti-lo-que-haga-falta.

Es cierto, los políticos que nos han tocado en suerte no se merecen ningún crédito, pero hay que aguantar como sea hasta que consigamos -o la suerte nos empuje a- cambiar a mejor. Ese billete que hemos pagado, África, del que habábamos ayer, es nuestro y no podemos renunciar a cambio de nada.

´´ dijo...

braian

Se refiere a ciutadans ?

Yo no los definiria como usted , tienen sus ideas , son antinacionalista y de izquierdas , para mi es el partido de los tertulianos sin enchufe , pero ni peligrosos ni nada , otra version del " como va lo mio "

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Nadie está libre de culpa en todo este jaleo, me temo que tenemos pelea para rato y no vamos a tener ni un minuto de tranquilidad.

Anónimo dijo...

@ Brian:Ya sabes que soy una ingénua; todavía no he perdido la esperanza de un mundo mejor.Creo que sí debe haber gente preparada y con ilusión para tirar de este tren.No puede ser que todo sea tan catastrófico! Bartolomé, no se deprima!! les recomiendo la libreta de Lluís. Es como un oasis..Un saludo a todos

BartolomeC dijo...

@Africa: le agradezco su preocupación por mi depresión, pero creo que lo mio ya no tiene remedio.
Sobre su recomendación de la Libreta de Foix me parece muy indicada, siempre que en el campo bebemos agua clara y fresca hay que recordar la fuente de la que lo hicimos.