Un senador californiano dijo a mediados del siglo antepasado que la primera víctima de la guerra es la verdad. Siempre ha sido así. Con las armas desaparece la transparencia, se esconde el derecho y huyen las discusiones académicas. En la guerra, como en la guerra, me contaba mi padre que oía en los frentes del Ebro en el año 1937. Todo valía. Y todo vale.
La guerra es abominable porque la racionalidad deja vía libre a las pasiones y a la fuerza. Lo decisivo es ganar, no importa cómo. El museo que se ha inaugurado hace un tiempo en Washington sobre la historia del espionaje, contaba Eusebi Val en una bonita crónica en La Vanguardia, es la historia de las traiciones, de las mentiras, de las suposiciones, de la justificación de los medios, cualquiera que sean, para alcanzar los fines.
Simplemente quería hacer esta reflexión antes de irme de fin de semana. Pero no sobre la verdad sino sobre algo también muy importante como la libertad. Decía George Bush después de los atentados del 11 de septiembre que "hemos entrado en un nuevo tipo de guerra, una guerra contra aquellos que odian la libertad".
Una frase muy celebrada en su momento pero que hoy no se sostiene. La exportación de la democracia a Oriente Medio ha dado frutos agrios. La primera víctima de la guerra contra el terrorismo han sido precisamente las libertades que se querían exportar.
Vamos a cambiar las reglas de juego, preconizaba un entusiasta Donald Rumsfeld mientras los cielos de Bagdad se iluminaban con una pirotecnia destructiva y letal.
La realidad no les ha dado la razón a aquellos que quisieron introducir la libertad y la democracia por la fuerza. Cinco años después de aquella sacudida que sufrió Estados Unidos, después de la "patriotic Act" y de la declaración de la guerra preventiva, tenemos caos en Iraq, a pesar de una fuerza en presencia de decenas de miles de soldados, una guerra en Líbano que no ha terminado, miles de soldados de la ONU para apagar el fuego de las pasiones entre árabes e israelíes...
Estamos estancados en el endémico conflicto entre Israel y Palestina. Irán desafía a Estados Unidos en particular y a Occidente en general prosiguiendo con su programa para enriquecer uranio y disponer en su momento de la bomba atómica.
¿Qué ha hecho mal Estados Unidos? ¿Qué hemos hecho mal todos los occidentales? No hemos valorado la fuerza del adversario. Pensábamos que todo se arreglaba con la hegemonía militar y resulta que detrás de la miseria y el atraso de sociedades que no se han subido al carro de la modernidad, hay miles de personas que tienen sentimientos, que trabajan para sobrevivir, que también son patriotas, que no aceptan que se les imponga la democracia de acuerdo con los parámetros de otros.
¿Qué sentido tiene recoger millones de euros para reconstruir Líbano si la aviación israelí acaba de destruirlo? ¿No habría sido mejor medir las consecuencias de un ataque que, a pesar de su superioridad militar, no podía conseguir la eliminación del adversario que está confundido con el terreno, con la población y contra el odio a todo lo que viene de Occidente?
viernes, septiembre 01, 2006
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8 comentarios:
"Vamos a cambiar las reglas de juego, preconizaba un entusiasta Donald Rumsfeld..."
esa es la esencia del problema, que se llevan décadas o siglos IMPONIENDO las reglas de juego, sin tener en cuenta la realidad de los pueblos.
La democracia (o lo que llamamos democracia) puede ser estupenda en Europa occidental o EEUU. Lo cual es discutible. Pero no tiene por que ser trasplantada directamente quizá a otras partes del mundo con culturas diferentes y realidades que nada tienen que ver con lo de aquí.
Sr.Foix: Somos capaces de gastar millones en ayudar a reconstruir Líbano, pero somos incapaces de gastar un euro en impedir su destrucción, todo esto es una farsa intolerable para cualquier conciencia.
A quien pueda contestarme una duda:
Si Israel para atacar a Hizbulà destroza un país (Líbano), ¿por qué la reonstrucción de dicho país la ha de sufragar Europa?
A mi modesto entender debería hacerlo Israel. ¿O no?
Gracias.
Sam.
Coincido con Bartolomé en calificar de farsa lo que estamos presenciando.
PERE.-
Estoy básicamente de acuerdo con el penúltimo párrafo de Foix. Pero en ese párrafo hay dos aseveraciones de alcance y consecuencias muy distintas: a) que no hemos valorado la fuerza del adversario, y b) que detrás de ese "adversario" hay una concepción social y una filosofía de la convivencia que no tiene apenas similitud con la nuestra. Y la reflexión que surge inmediatamente es obvia y es dramática: ¿la segunda sólo adquiere verdadera entidad una vez que hemos constatado la primera, o bien tiene una importancia fundamental con independencia de aquella?.
Occidente debe reafirmarse a si mismo, eso es decir exponer sus valores y los USA deberían primero arreglar sus problemas caseros, Nueva Orleans, el país del mundo con mas presos, obesidad, etc. es una sociedad en decadencia, todos esos billones que se gastan en expandir su democracia (abrir mercados a los similares de la Coca Cola) deberían gastarse en sanitizar su propia población, si Occidente puede volver a ser el modelo como lo fue en los 70 sería lo ideal, pero la falta de valores y de reafirmación pueden arrastrar a debilitarse y solo le quede la guerra para redimirse como pasó en el pasado, el gasto de una guerra es absurda, si con todas las bombas que se bombardeó Vietnam durante décadas, hubieran bombardeado el país con los dolares que costó (billetes) hubieran ganado la guerra en pocas horas, a Occidente se le nota una falta de creatividad, está en un ciclo bajo, es difícil predecir el futuro, confiamos con la tecnología demasiado y pensamos que ella nos va a salvar de todo, y quizás si. ¿Porqué no se fundó Israel en los EEUU o en Canadá? ya sé que es una pregunta tonta, pero por sus afinidades creo que no habría los problemas que hay hoy ahí, ¿acaso la religión es más importante que la convivencia?
Si somos DemocrataLiberales, seamos DemocrataLiberales, pero DE VERDAD; es decir, coherentes y consecuentes con los valores que decimos que ejercemos y mantenemos cuando nos calificamos de DemocrataLiberales.
Uno no puede ser un Demócrata Liberal y esconder datos, engañar al pueblo, encarcelar a prisioneros sin juicio previo durante 2 años, asesinar terroristas en vez de juzgarlos, bombardear indiscriminadamente población civil y hacer que el Ejército sustituya a la Policía.
El Ejército no trabaja con una orden judicial, trabaja por orden de un Ministro, es decir, por orden administrativa directa.
Ahí no hay separación de poderes.
La ultra-derecha dice que defiende la superioridad moral de Occidente sobre el mundo Islámico, ¿donde queda esa superioridad moral cuando rompen sus propias reglas y se comportan como las personas contra las que combaten?.
Insisto en mi pregunta. ¿No hay nadie que sea capaz de responder?
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