miércoles, junio 07, 2006

Homenaje a un maestro y amigo

La historia de diarios como La Vanguardia, diarios centenarios, descansa sobre muchas columnas. La primera son los lectores que mantienen su fidelidad y, a su vez, permiten que los anunciantes depositen su confianza en nuestra credibilidad y hagan viable el negocio de una empresa periodística de referencia.

La segunda es la propiedad que arriesga el capital y gestiona la complejidad de un periódico siempre sometido a variantes imprevistas que van desde las viejas y nuevas tecnologías hasta la llegada puntual de los ejemplares a los puntos de venta. Este diario tiene el privilegio de haber sido fundado por una familia, los Godó que abandonan Igualada en plena Restauración, y generación tras generación, han mantenido intacta la propiedad hasta el día de hoy.

Un fenómeno que sólo puede entenderse por el instinto de La Vanguardia en servir e interpretar el sentir general de la sociedad catalana tanto en tiempos convulsos como en épocas plácidas. El diario al que he servido durante más de una generación ha conocido varios cambios de régimen.

Vivió la Solidaritat Catalana, la Semana Trágica de 1909, el fin de la alternancia inventada por Cánovas y Sagasta, la primera dictadura de Miguel Primo de Rivera que dió el golpe de estado en Barcelonaen 1923, la caída de la monarquía de Alfonso XIII y la llegada esperanzadora de la II República, los hechos de Octubre de 1934, las elecciones del 16 de febrero de 1936 y la sublevación de Franco que desembocó en la guerra civil.

En aquella fratricida e incivil guerra fue incautada por la CNT-FAI, por el Gobierno de la Generalitat y finalmente por el gobierno de la República al servicio de Negrín. Fue testimonio de los bombardeos sobre Barcelona y la llegada de las tropas franquistas por la Diagonal. Se convirtió en La Vanguardia Española por imperativo de los vencedores y tuvo que aguantar a un director, Luis de Galinsoga, que se paseaba por los pasillos de la redacción gritando "estoy en territorio conquistado" y que fue destituido después de proclamar en una iglesia barcelonesa de que "todos los catalanes son una mierda".

Sobrevivió al franquismo y defendió la causa aliada a pesar de la germanofilia ambiental en toda España. Fue una ventana discreta de apertura en el tardofranquismo. Saludó la vuelta de Tarradellas del exilio y se convirtió en impulsora de la democratización de la sociedad catalana y española.

Es el único superviviente de todas las cabeceras que se han publicado en Barcelona durante más de 125 años. Hoy goza de buena salud y sigue siendo un diario de referencia.

La tercera columna es la de los profesionales que les transmitimos las informaciones, opiniones y servicios que llenan nuestras páginas. Todo este preámbulo es para hablarles de Carlos Nadal que acaba de recibir un premio de la prensa madrileña como reconocimiento a toda una vida periodística vinculada exclusivamente a esta cabecera.

De Carlos Nadal y de su hermano Santiago, que me abrió las puertas de la sección de Internacional hace ya treinta y ocho años, he aprendido el valor del humanismo, de la cultura, de la historia, de la conversación, del análisis y de la comprensión. Recuerdo como si fuera hoy cuando Carlos me hablaba de Baroja, de Unamuno, de Dickens, de Tolstoi y de los políticos de la Europa democrática tan distintos y tan distantes del erial del franquismo de aquellos años.

Carlos Nadal, desde las alturas de su edad, nos analiza cada domingo la realidad internacional, sus contradicciones, sus cambios inesperados y sus procelosas singladuras. Es un analista que mide el adjetivo pero que cuida el sustantivo poniendo las crisis en su contexto. Carlos ejerce lúcidamente su trabajo desafiando el inexorable paso del tiempo y más allá de las burocráticas leyes de la jubilación, como demuestran también sin descanso Carlos Sentís y Jaime Arias.

Un periódico no puede prescindir de su materia gris, del pensamiento de quienes han transitado por la experiencia y por las dudas de muchas noches en vela y por reflexiones que no siempre aparecen publicadas pero que forman parte del bagaje colectivo de una redacción. Enhorabuena, Carlos y por muchos años.

10 comentarios:

´´ dijo...

carlos nadal,wilkinsoon , de segarra , Domingo !!!

Pero La vanguardia no es como la pinta foix , es el oportunismo y el aplauso perpetuo al poder , no es un buen diario , pero tiene firmas .

BartolomeC dijo...

Sr Foix: El dia que se nos caigan las legañas televisivas que nos inundan los ojos y nos obligan a aplaudir con las pestañas lo primero que nos ponen, el día que podamos usar nuestra inteligencía para ver más allá del mando a distancia, ese día es posible que descubramos la existencia de una generación de artículistas y periodistas como pocas veces han coincidido en nuestro país, como pocas veces han coincidido en el tiempo, no conozco ninguna televisión que sea capaz de invitarnos cada semana a un "Week-end político mundial" y salir airosa, comparto su enhorabuena al Sr.Nadal y me permito hacerla extensiva al resto de articulistas.

BartolomeC dijo...

Sr Foix: El dia que se nos caigan las legañas televisivas que nos inundan los ojos y nos obligan a aplaudir con las pestañas lo primero que nos ponen, el día que podamos usar nuestra inteligencía para ver más allá del mando a distancia, ese día es posible que descubramos la existencia de una generación de artículistas y periodistas como pocas veces han coincidido en nuestro país, como pocas veces han coincidido en el tiempo, no conozco ninguna televisión que sea capaz de invitarnos cada semana a un "Week-end político mundial" y salir airosa, comparto su enhorabuena al Sr.Nadal y me permito hacerla extensiva al resto de artículistas.

Anónimo dijo...

Ciertamente tiene este periódico grandes columnistas, pero en concomitación con ellos un grado de responsabilidad importante en el permanente psiodrama colectivo de la lengua y el pueblo de Catalunya.

Anónimo dijo...

La Vanguardia, como cualquier otro diario, es tan sólo el medio, son las personas las que lo hacen posible, me uno a la felicitación de Foix a Carlos Nadal.


Josep Vilá.

Anónimo dijo...

///ENRIC///



No era lector de La Vanguardia, pero me he aficionado a ella por medio de periodistas como Foix y de su blog, discrepo de muchas cosas que leo y disfruto de sus artículos de fondo.

Anónimo dijo...

Ningún otro diario en la historia de España ha mostrado el oportunismo político que ha lucido a lo largo de su historia La Vanguardia, señor Foix: en esa casa el estar con el gobierno de turno ha sido y es una verdadera religión.

Otra cosa es que las opiniones que se encuentran allí suelen ser en general moderadas en la expresión, algo normal dado que la gran mayoría de colaboradores pertenecen de siempre a la "derecha ilustrada"... al menos en tiempos de democracia. Porque recordará, señor Foix, que ésa casa no le hizo precisamente ascos a Franco. Y no es necesario siquiera recordar en particular al orate de Galinsoga; basta repasar la nómina de gente que trabajó a las órdenes del conde de Godó durante el franquismo.

Y por cierto, otro día comentamos sobre el actual conde de Godó, su afición "literaria" juvenil por las "conejitas" Playboy, sus naufragios empresariales en los años setenta (con papá Godó teniendo que cubrir los destrozos), y la opinión que de él tenía su padre y no se recataba en expresar a gritos incluso delante de empleados de "bajo rango".

O sea, que eso de que La Vanguardia ha sido un Parnaso y un oasis del periodismo español, es una milonga como la copa de un pino. Lo siento señor Foix, pero los hechos son tozudos, ya sabe.

Anónimo dijo...

Lluis, no voy a hacer un juicio sobre LV, hoy no toca, hoy toca felicitar a Carlos Nadal de corazón y preguntarse si como dice Bartolomé, no habremos sido injustos y cicateros con toda una generación de excelentes escritores y periodistas.

Anónimo dijo...

La televisión ha encumbrado autenticas mediocridades en contra de periodistas de mayor capacidad, una constante en las televisiones públicas es el presentador estrella que garantiza la connivencia entre el partido político que gobierna y los mecanismos de difusión. Algunos artículistas han podido mantener durante estos últimos años una dinamica de reflexión al margen de los intereses políticos y eso hay que agradecerlo, yo también creo que hay una generación de artículistas que merecería un reconocimiento más importante.


Pere.-

Anónimo dijo...

Me parece a mí que La Vanguardia sobrevivió muy bien al franquismo,más que nada porque fue un periódico afín al régimen.Palabras de Godó a la muerte de Franco:“La profunda emoción que siento por la pérdida del Caudillo de España, Generalísimo Franco, viene condicionada por la obra extraordinaria que ha cambiado radicalmente a España en unos pocos años, si bien personalmente aumenta, por los sentimientos de amistad (sic) que me había siempre demostrado y que venía ratificada por el nombramiento con que he sido honrado en dos ocasiones como procurador en Cortes de designación directa del Jefe del Estado”.