miércoles, mayo 10, 2006

Un espejo de la sociedad

La crisis política catalana intenta salir del laberinto en el que se encuentra con la idea asumida por muchos de que cualquier desenlace es posible. Sabemos que el Estatut está aprobado y que será sometido a referéndum el día 18 de junio. Pero no podemos añadir mucho más sin caer en la incertidumbre de lo que puede ocurrir en los próximos meses.

Las crisis políticas no son patrimonio exclusivo de esta pequeña parte de Europa. Las hay, y más serias, en Francia, en Italia, En Gran Bretaña y en Alemania. También en Estados Unidos con doscientos mil soldados en pie de guerra en tierras lejanas y con un goteo de muertes diarias en Iraq sin que se vislumbre en el horizonte una salida militar o política.

Es un tópico aceptado por muchos de que la crisis es de los políticos que forman una casta de privilegiados que se aferran a sus cargos y que no piensan en la sociedad sino en sus partidos, en sus biografías personales, en sus intereses de poca o mucha monta, en continuar satisfaciendo su vanidad para seguir en el poder.

No nos engañemos. La clase política es un espejo de la sociedad, una ventana por la que miramos al exterior y por la que contemplamos el paisaje o, cuando menos, por la que penetra la luz. Puede que la ventana esté cerrada y que la habitación esté a oscuras. También puede ocurrir que quienes podrían abrirla se refugian en su discreción, en su comodidad y en su inhibición.

Me decía ayer un ilustre notario, ya octogenario pero de una gran lucidez, que ya no cabe decir nada porque los que quieran cambiar la situación que salten al ruedo, que se comprometan, que los mejores no se refugien en los beneficios de un negocio o de una empresa y que se dediquen al servicio de la comunidad. De acuerdo.

Qué oportuno puede ser recordar la figura de Prat de la Riba que en aquel experimento de la Mancomunidad no se rodeó de los suyos sino de los mejores, de los más capacitados, de los que ponían su talento al servicio de la sociedad y no de una causa partidaria.

Abundan los profesionales de la política y sobran los que han hecho de la política una profesión para su medro personal, para servirse de ella en vez de servirla y para entrar en el circuito de la trampa, de la mentira y de la destrucción del adversario con un oportunismo a corto plazo.El país, Catalunya y España, gozan de buena salud si se comparan con nuestro entorno más inmediato. No echemos por la borda todo lo conseguido.

10 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix:"Renovarse o morir", evidentemente, tenemos lo que nos merecemos, la política es un reflejo de la situación social existente, pero los partidos políticos carecen de la necesaria regeneración, de una oxigenación de ideas y personas, los que han conseguido entrar en los cuadros dirigentes tras años de militancia sólo piensan exigentemente en el destino prometido y no tienen la menor intención de abrir ninguna ventana o puerta por la que entre alguién que les quite la plaza tanto tiempo soñada, custodiada y trabajada. Las dimisiones sólo se producen trás grandes escándalos y sólo si se asegura al cabeza de turco cesante un destino acomodado y no es raro ver políticos con treinta años de actividad. Compete siempre al lider la elección de las personas que le tienen que ayudar, pero el lider suele preferir las adhesiones incondicionales que le lleven el eco de su propio pensamiento que la opinión de aquellas personas capaces de hacerle ver sus errores, cuando el lider solicita urgentemente el parecer de personas profesional o intelectualmente preparadas es porque el problema ya no tiene solución o ya no confia en sus asesores, entonces el lider se transforma en un cadaver político y sus correligionarios sólo buscan una nueva sombra bajo la que cobijarse, una sombra que puede llevar treinta años esperando su oportunidad en el partido.

Guillem Carbonell dijo...

Sr. Foix, m'agrada el plantejament de contextualitzar la nostra crisi en la d'altres països. Més que res per no oblidar que la realitat és complexa aquí i fora. Jo interpreto que el que ens passa d'una banda és que vivim en una societat -la catalana- amb una visió plural de cap a on vol anar. I d'una altra banda que una majoria d'Espanya no entèn el seu país sense nosaltres, per molt que ens critiquin.

Vaig conversar ahir en un vol amb un madrileny que precisament em deia que per ell l'important és que diguem en veu alta el que volem ser.

D'una banda no podem estar en crisi constant, però d'una altra l'Estat espanyol no admet una solució que no sigui la seva.

Tot això em porta a pensar que tenim crisi identitària per bastant de temps, perquè ens costarà trobar nous consensos entre una Catalunya que o s'espavila o entrarà en crisi econòmica forta i una Espanya no disposada a cedir sobirania.

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Las crisis de los demás paises no son crisis de identidad como la nuestra, nosotros tenemos un problema de base y un problema añadido, los ciudadanos poco o nada podemos hacer más que votar, y votamos más de lo mismo, no hay mucho donde elegir, no nos engañemos, la clase política vive en un mundo distinto al de los ciudadanos, se han creado su propio sistema y les funciona, no lo van a cambiar, a los demás nos toca mantenerlo.

Anónimo dijo...

No insista foix , no pienso dedicarme a la politica .

ALBERT

Anónimo dijo...

En unas horas se sabrá si Maragall se inventa otra de las suyas y se agarra al cargo con uñas y dientes.


Josep Vilá.

Jesús Cardona dijo...

Sr, Foix,
No estoy de acuerdo con la idea de que muchos de los males vienen de la profesionalizacion de la politica. El amateurismo tiene tambien sus riesgos, como puede comprobarse en los Ayuntamientos, principalmente. No es lo mismo ser preseidente de la colla de geganters que ser concejal de cultura. Y no es lo mismo ser un buen gerente de empresa que un buen consejero. Lo importante es la vocacion y la honradez de hacer bien las cosas. Del mismo modo que uno que escribe muy bien no tienen por que ser un buen director de periodico.

Usted lo ha dicho, la clase politica no viene de Marte, sino que forma parte de la comunidad y es un reflejo de ella. Asi que no hay mas cera que la que arde.

P@P@LLoN@ GRoG@ dijo...

Toma, toma y toma. ¿Y ahora qué? A ver si dejan de darnos sustos. Lo que me pregunto es ¿para qué narices nombró el senyor president a algunos cargos de izquierdas, si lo que pretendia era echarlos?
Estas maniobras políticas tambien son un espejo de la sociedad.
¿Fueron nombramientos 'trampa'?
¿La 'trampa' son los ceses? ¿Hay o no hay 'trampa'?
Es triste que las cosas sean como parece, ¿no?
Que sensación de desasosiego que da esta presidencia, oiga. Suerte que nos queda el Mediteráneo para tranquilizar los ánimos y respirar a fondo el aire del mar.
Cómo siempre, yo a lo mío.

Anónimo dijo...

SALVADOR GINER
PRESIDENTE DEL INSTITUT D'ESTUDIS CATALANS Y CATEDRÁTICO DE SOCIOLOGÍA

Las turbulencias políticas de estos días generan una multitud considerable de comentarios sobre el tipo de Gobierno que tenemos y, más allá, sobre la propia naturaleza que tiene (o puede tener) un Gobierno autonómico catalán. La situación me inspira también algunas reflexiones, que sin embargo no serán políticas --en todo caso, nada partidistas-- sobre la sociedad catalana de hoy y, principalmente, la del futuro. En todo caso, los políticos, por mucho que se rompan la cabeza en sus enfrentamientos internas y en estrategias estrechas para conseguir cada vez más votos y ensanchar sus espacios de poder, tendrán que gobernar nuestra sociedad, y es esta, no en último sino en primer término, la que decidirá su suerte.
A pesar de que este no sea un comentario político ni partidista, hay que constatar de entrada que la muy probable aprobación del nuevo Estatut por el pueblo catalán intensificará el proceso de federalización de España iniciado con la transición a la democracia. Un proceso que sólo ha llamado por su nombre algún académico y que otros no quieren reconocer porque no entra explícitamente en el programa de sus partidos. Pero existe. Y determinará cada vez más muchas cosas que suceden en Catalunya. Cada vez que uno toma una medida específica de autogobierno para Catalunya y otras entidades proclaman el "yo también" --Andalucía es nación, el Partido Popular valenciano anuncia que quieren todo lo que el Estatut catalán pueda ofrecer, son dos ejemplos-- progresa el camino federal. Alemania y Estados Unidos son federales. No peligra por este lado la unidad del Reino.
Este proceso, previsiblemente, irá acompañado de una corriente de descentralización paulatina del orden social de toda la península Ibérica. La corriente es subterránea, y se nota poco todavía. Si nos dejamos guiar por los criterios radiales que imponen las tendencias más obvias --el AVE, la gigantesca conurbación madrileña, la concentración financiera en aquella ciudad, el macroaeropuerto en Barajas--, señalar la aparición de una estructura en red puede parecer desatinado. No obstante, y contra todos los esfuerzos incansables de los jacobinos de derechas y de izquierdas, la corriente hacia una nueva regionalización es bien clara. Por lo que respecta a España, el desarrollo de grandes y prósperas regiones urbanas --Málaga, Valladolid, Zaragoza, Valencia-- o ciudades ayer dormidas, hoy llenas de vida y generadoras de cultura y ciencia con fuerte pujanza económica, ha desbaratado el viejo y miserable mapa de Madrid y provincias, que solo tiene un puñado de nostálgicos condenados a extinguirse.
Catalunya se enfrenta a un futuro en el que pronto habrá dejado der ser una isla de modernidad, de mentalidad urbana --Barcelona es la única metrópolis europea que encabeza una nación sin estado y que no ha diluido su naturaleza nacional--, rodeada ahora de un mundo radicalmente diferente en términos de avance industrial y nivel de vida. Mientras que la revolución industrial en los siglos XIX y XX socavó diferencias en muchos países de Europa, en España la combinación de la diferencia étnica y lingüística de los catalanes con su industrialización y vida urbana, intensificaron la diferencia. Pero hoy y mañana lo que se llamaba en expresión para mí poco satisfactoria "hecho diferencial" se reducirá considerablemente. Nuestra diferencia radicará cada vez más en la cultura: la lengua, en primer lugar y por encima de todo --no nos equivoquemos-- y nuestra predisposición, si sabemos mantenerla y potenciarla hacia una sociedad en cabeza en ciencia, conocimiento y capital humano.
Pero otros pueblos vecinos también avanzan en estos terrenos, de modo que un mapa socio-estructural de toda la Península nos enseña cada vez más que el tamaño de las clases medias, el mercado de trabajo, el estado de la salud pública, el grado de emancipación de las mujeres, y tantos otros indicadores, convergen casi en todas partes, como España, a su vez, converge con Europa. En cierto sentido, pues, cada vez somos menos diferentes. En una dimensión, no obstante, las cosas van por otro camino: Catalunya es una región económica lo bastante distinta y potente --a pesar de sus problemas-- y todo indica que con algunas modificaciones, seguirá siéndolo. Y hoy en día, en Europa y en todas partes, las regiones económicas (algunas, transfronterizas) y no los estados, se están convirtiendo en los núcleos más destacados de crecimiento, innovación y transformación. Algunos estados y gobiernos desearían ignorarlo, pero el futuro está en Baviera, Lombardía y Piamonte, en el suroeste inglés, en el Bajo Rhin y los Países Bajos, más que en los respectivos territorios estatales de los que forman parte.
La coincidencia en nuestro caso de una fuerte personalidad étnico-cultural, con un centro metropolitano y con una región económica potente produce una mixtura extraordinariamente favorable para el futuro del país. Un futuro que oculta un instrumento de dos filos: el dinamismo de una región económica próspera, universitaria y lider en investigación y tecnología, atrae con una fuerza imparable a gente de todo tipo. Las condiciones tradicionales del capitalismo catalán, pero también la posesión de una lengua latina relativamente fácil de aprender y el prestigio de acceder a una sociedad más rica --opulenta si se comparaba con otras-- ayudaron a los inmigrantes aragoneses primero y andaluces después a su incorporación y asimilación dentro de la sociedad catalana. Las cosas pueden ser muy diferentes cuando se llegue a una masa crítica de inmigrantes de otros lugares --África, América Latina, Asia-- que producen una sociedad multiétnica, hasta ahora poco decisiva para la orientación de la sociedad civil catalana y la clase política, porque ocupa lugares entre las clases subalternas. El volumen y la intensidad inmigratoria --el pasado año entraron medio millón de inmigrantes en España-- lleva un ritmo que, aquí, ya se ha hecho notar espectacularmente en las tendencias demográficas que registra el país.
No dentro de 25 años, sino dentro de 10, o un poco menos, la cara de la sociedad catalana habrá cambiado tanto que uno se siente tentado a recomendar a nuestros responsables políticos y de la sociedad civil que se lo piensen y repiensen, no fuera que el implacable paso del tiempo ya ha socavado las convicciones de los que soñaron con otro mundo ahora hace 20 o, más a menudo, 30 años. A veces parece que lo que se cuece y crece ante todo el mundo, en este país, no sea captado por una gente que manda, pero que entiende el mundo con una mentalidad pretérita. Es decir, que no lo entiende.

Anónimo dijo...

LA POLITICA ES UN ESPEJO DISTORSIONADO DE LA REALIDAD SOCIAL.


Pere.

Anónimo dijo...

LA España NEGRA en CATALUNYA.
Después de la "expulsión de todos los consellers" de ERC del gobierno tripartito de Catalunya por Pascual Maragall Presidente de la Generalitat, la situación es más confusa que antes en cuanto al nuevo Estatut de Catalunya que afecta tan negativamente a ARAN.



Sabido es que el ex-conseller de la Generalitat de gobernación el Sr. Carretero personalmente y siguiendo instrucciones de la cúpula de ERC, fue el elemento activo contra el documento de auto-gobierno del Consell Generau d´Arán más nefasto y negativo por sus declaracione y sus acciones contra Arán como recogió perfectamente la prensa.



Maragall también se dejó llevar por ERC para negar el derecho a la autonomía y un ESTATUT para ARAN, convirtiendo el nuevo texto en una barbaridad contra ARAN y el pueblo aranés.

Catalunya debe de revisar urgentemente el atropello que está a punto de realizar en ARAN porque coloca a los políticos catalanes al nivel más bajo nunca visto de credibilidad democrática y fair play.



Alguien dijo que cada vez que Catalunya oprime a ARAN, tergiversa su historia y ocupa su territorio, nunca es libre y está plagada de conflictos e infelicidades como puede verse a lo largo de la historia .....y al albur de los mafiosos y la profecía se cumple una y otra vez desde 1410.

Irse por los cerros de Ubeda está un poco lejos de aqui, como que no cuela este aqui no pasa nad, eso se va a ver antes de un año