miércoles, junio 01, 2005

Una idea se desvanece

El no de Francia y Holanda a la Constitución es el trastorno más inquietante que ha conocido el largo proceso de construcción europea en el último medio siglo. Las crisis del pasado se superaban porque el miedo estaba concentrado en un peligro real que se encontraba en la otra Europa privada de libertad y soberanía por la ocupación política, económica y militar de la gran potencia soviética.

Aquel miedo propició la necesidad de cerrar filas para construir un modelo alternativo basado en la libertad, el progreso y una cierta generosidad para equilibrar los desajustes entre países avanzados y atrasados. Se aplicaron criterios de mercado y políticas sociales que han hecho de la UE uno de los espacios más estables, más democráticos y más prósperos del mundo.

Desapareció aquel miedo que aglutinaba las políticas de centroderecha y centroizquierda que coincidían en un proyecto común que ha sido un éxito sin precedentes. Pero han aparecido nuevos miedos, más difuminados, más sutiles y más generalizados que no están fuera sino dentro. El presidente de la Comisión, el portugués José Manuel Barroso, los ha resumido diciendo que estamos ante una “federación del miedo”.

Miedo a la inmigración, a la inseguridad, al deterioro del nivel de vida y al futuro de un gigante económico que tiene los pies de barro políticos. Miedo, sobre todo, a la pérdida de identidad de muchos pueblos, naciones y culturas que no quieren verse diluídos en una incierta supranacionalidad que puede aparecer como ficticia.

La identidad, tanto individual como colectiva, es indispensable para toda existencia social que recurre a la memoria histórica y cultural para construir y consolidar su personalidad. Pero esta exigencia legítima de cualquier pueblo deja de serlo cuando la fidelidad a la identidad colectiva prevalece sobre los valores democráticos por excelencia que son el individuo y los “demás” que conforman la universalidad.

Se nos ha advertido por activa y por pasiva del peligro de los nacionalismos débiles que han pretendido minar la unidad de los nacionalismos fuertes. Pero recorriendo la historia de los últimos siglos se comprueba que los verdaderos estropicios, las guerras y las confrontaciones mundiales han venido del despertar de los nacionalismos fuertes cuando han chocado entre sí.

Cabe interpretar el freno de Francia y Holanda a la Constitución como un incipiente resurgir de las naciones fuertes de Europa que vuelven por sus fueros y miran más hacia dentro que hacia fuera. Se desvanece la idea de solidaridad entre los pueblos europeos.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

El "negocio del miedo" se ha convertido en la primera baza de acción política para muchos, la unión que se consigue negociando con el miedo a algo o a alguien, no se consigue con nada más.

Bartolomé C.

Anónimo dijo...

Desde que descubrí a Marshall MacLuhan todo mi trabajo se sustenta en sus teorías. Al convertirse al catolicismo decía que “le daba tranquilidad emocional”. Eso es lo que en mi provocan sus artículos “tranquilidad emocional”, ya que el ruido de muchos de los “intelectuales” que escriben en medios impresos y la falta de respeto, por se suave, en los medios audiovisuales me desquician.
Sus artículos están llenos de una gran sabiduría y ponderación y aún pudiendo discrepar de alguno de ellos permiten una justa y tranquila reflexión.
Si recuerdo bien, cuando Vd se refiere a la UE, siempre escribió con un moderado optimismo aun en momentos complejos y difíciles. Pero en sus últimos escritos observo un cambio en su línea de pensamiento. Pesimismo en el futuro de la UE. En cada nuevo artículo refuerza dicho pensamiento con argumentos ciertamente importantes.
Por lo poco que se, nuca en el pasado la Iglesia Católica había lanzado mensajes tan contundentes sobre la protección y el derecho de las masas trabajadoras, al tiempo que apelar al respeto del capital hacia ellas. El necesario replanteamiento, a la baja, del Estado del bienestar no está en contradicción con dicho pensamiento. No se trata de cambiar el modelos al estilo americano, pero si es necesario un reequilibrio ante un mundo globalizado y ese es la auténtica crisis, que afecta a los Estados más poderoso de Europa, que temen aplicarlo con rigor si desean seguir siendo competitivos y a su vez podamos ser oídos en el mundo ya que seguiríamos creciendo. Por otra parte la marcha atrás creo que es simplemente imposible. Las personas y partidos que gobiernen Europa en los próximos meses no tienen capacidad de maniobra. ¿O acaso la presión del Sr. Bovet conseguirá frenar la entrada de productos agrícolas polacos en Francia? ¿O acaso la UE podra frenar las importaciones de textiles en Europa ya acordadas de hace nychoschos años? Solo por poner dos ejemplos. No se cuanto tiempo pasará, pero será corto, para que los ciudadanos europeos acepten que su Estado del Bienestar debe ser rebajado y a partir de ese momento se reiniciará la construcción de la Europa política ahora frenada, que debería disponer de un poderoso ejército de disuación, menos dinero para el bienestar, si realmente desea seguir siendo una voz poderosa en un mundo globalizado o queremos quedarnos de espectadores.En definitiva este gran resfriado será curado con ciertos farmacos que tendran el correspondiente efecto negativo, pero que curaran al enfermo.

Anónimo dijo...

Sr. Foix,

Entre todos la mataron y ella sola se murió.

Nos encaminamos hacia la estupidez colectiva a pasos agigantados, y yo veo tres razones:

1) La cultura de la iresponsabilidad individual, del consumidor egoista y votante maximalista que se queja de todo y se basa en argumentos infantiles para justificar un voto profundamente nihilista.

2) Una clase política decadente, que aplica la misma cultura de la iresponsabilidad mediante la demagogia sistemática del estado laico buen-rollista y ultra-protector, que al mismo tiempo crea graves problemas sociales por su falta de pragmatismo.

3) Destrucción de las cadenas de transmisión de valores y cultura. Nos pensábamos que el mercado y los políticos iban a dotarnos del esqueleto moral que nos permitiría mantenernos en pie, pero estos mecanismos son inestables y desenfocados. No queremos gamberrismo en las escuelas pero ponemos todos los medios para machacar a nuestra juventud con toneladas de pornografía, violencia y mal gusto general.

En definitiva, no nos gustamos, no nos gusta lo que tenemos, y somos incapaces de diferenciar el bien del mal. Por eso se vota NO a esta constitución europea.

SiNoLoDigoReviento dijo...

Yo no creo que esto sea un freno a Europa. Más bien representa una fractura de la clase política y su manera de hacer y la sociedad.

Anónimo dijo...

Sr. Foix:
En Europa se han conseguido altas cotas de bienestar despues de muchas revoluciones y muchas guerras. Ahora se nos está vendiendo de manera permanente la rebaja de esta Europa del bienestar en aras de la sacrosanta globalización. Ya sabemos que nuestro sistema es caro y añade un coste adicional a nuestros productos, pero, ¿porqué nuestros políticos no luchan para que la globalización sea del bienestar? ¿Porqué no igualamos por arriba en vez de por abajo?¿Porqué nuestras élites (politicas, empresariales, etc.)nos han querido vender esta Europa neoliberal?.
No sé si la inmigración, Turquía, los paises del Este o el Sr Chirac han influido en los referendums, lo que sí tengo claro es que a los ciudadanos europeos no nos gusta la Europa que se están montando nuestros políticos.

Kim (Barcelona)

Anónimo dijo...

Sr. Foix: Tambien se expresa un enorme cansancio de nuestros políticos. No estan a la altura. No tenemos Adenauer, Crurchil, DEGAULLE, o Pujol. Solo mediocridad que discuten de aquello que nos importa poco y obvian lo fundamental. Eloos ha asegurarse sus tres millones al mes en Bruselas!. El cambio debe ser profundo. Debe llegar una nueva generación a gobernar el mundo. O asi me lo parece....

Anónimo dijo...

Estimado Señor Foix

Vd forma parte de la clase política Europea que no comprende, o quizás no quiere comprender, que la legitimidad de una constitución depende enteramente del nivel de democracia que contiene. La única fuente de la legitimidad política y legal de una nación, igual que de una provincia, o de una comunidad de naciones, es el pueblo que constituye esas entidades. Solamente el pueblo tiene el derecho de construir, aprobar, modificar, o arrojar constituciones.
En el momento que leí en su comentario de hoy las palabras: ¨No estoy seguro que estas decisiones tengan que someterse a referéndum.¨ me di cuenta que aún Vd no percibe esta verdad absoluta:
La única fuente de la legitimidad es el pueblo. El pueblo es soberano... siempre!
Es precisamente porque la clase política Europea está ciega a esa verdad que se ha despistado la construcción del edificio europeo.
Aunque soy un Argentino que reside al otro lado del mundo, en Nueva Zelanda, amo a la Europa de las Naciones, y de las Regiones también. Pero desde esta distancia veo que el único país en el mundo entero que tiene una constitución democrática es la Confederación Suiza.
Ahí está el modelo exacto de la constitución para toda la Europa. Para todas sus Naciones, y para todas sus Provincias y Regiones y Ciudades.
No comprendo la arrogancia con que la clase política en toda Europa otorga o anula los referendos. Los políticos no tienen el derecho de decidir estas cosas!
Estas decisiones son tan importantes que no se puede tolerar que no se sometan a referendos.
Me pregunto cuándo lo entenderá Vd.!

Saludos cordiales,

Domingo Barón.

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Fox:
Estoy desolado con lo acontecido en Francia, y coincido plenamente en el diagnóstico de su artíoculo acerca de la ausencia de pedagogía por parte de los políticos.

Es muy posible que ahora mismo tengamos la clase política más mediocre desde la segunda guerra mundial gobernando en Europa.

No es menos cierto tampoco que contamos con una generación de jóvenes (entre los que me incluyo) que desconocemos absolutamente la historia de Europa ó que la conoce parcial y sesgadamente, lo cual es incluso peor. La generación con mejores condiciones sociales se rebela contra la continuidad del modelo! Ahora tenemos una amplia oferta de opciones demagógicas para elegir, los nacionalismos, la antiglobalización, el antiamericanismo y demás.

Intentar dar un enfoque social al No en Francia, parece una opción complaciente; índice quizá de la madurez y convicciones sociales del electorado, ¡ojalá fuera así!. En realidad, hacer esto es otra manera cómoda de autoengaño. No es más Europa lo que se ha reclamado con el NON, sino más Francia. Los escarceos franceses contra la ultraderecha no se pararon con la victoria de Chirac sobre Le Pen en las presidenciales, al contrario siguen ganando apoyo social y electoral.

En estas condiciones de desinformación y escasa educación, los demagogos encuentran excelentes viveros que explotar y la vía óptima para hacerlo son los referendum. Los alemanes ,que tan malos recuerdos tienen de ellos, los tienen prohibidos en su Constitución. Probablemente por ser el pueblo que más ha sufrido las demagogias Nacionalsocialistas de sus líderes.

Anónimo dijo...

Después de lo sucedido en los referenda de Francia y Holanda,a un español lo que le sobreviene es una sensación de ridículo y vergüenza, y no precisamente ajena.

Me explico: España fue de los primeros países en votar la Constitucion Europea, de una forma a todas luces apresurada y que me parece cada vez más improvisada, como para lograr un voto favorable enseguida y así cubrir el expediente por un lado y por otro asegurarse que no habría un no que pudiese interferir con los fondos de coehesión, que tarde o temprano este Estado deberá dejar de percibir en beneficio de otros Estados con más necesidad de ellos.

Como española la campaña electoral realizada en España en su día me pareció un insulto a, como mínimo, mi inteligencia. No he visto una campaña más simplista e infantil ni que me resultara más irritante. El resultado es que el ciudadano español votó sin saber qué votaba ni para qué, influido por el alarmismo catastrofista de los políticos que vaticinaban las peores consecuencias en caso de resultar negativo el referéndum. Así, cualquiera se arriesgaba a ser causante de un desastre para el país votando "no".

Sin embargo, Francia, con todas las connotaciones que tiene como país fundador de la Unión, vota "no" y todo el mundo quita hierro. Holanda vota "no" y los poíticos insisten en que eso no es en absoluto un obstáculo para el proyecto europeo.

Entonces, uno piensa y se siente sumamente sumido en la vergüenza por ser tratado como un idiota por sus propios dirigentes políticos. Y luego viene la indignación y la sensación de ser víctima de una tomadura de pelo constante.

¿Ésta es la europa que queremos, una Europa que nos trata como a menores de edad, y por añadidura, mentalmente incapaces, a través de nuestros gobiernos?

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Foix,

La creación del euro, la ampliación de 15 a 25 o las negociaciones con Turquía han sido de tanta importancia para la UE como la posible aprobación de un Tratado Constitucional. Así lo ha percibido la gente, y ha creido que esta era una oportunidad, quizás irrepetible, para votar todo ello. Y lo ha hecho mostrando su indiferencia (España) o su abierta reprobación (Francia, Holanda).

La entrada tan deprisa de tantos países nuevos , más pobres, y con Estados Sociales más débiles, debilita los derechos de los ciudadanos, y así lo han percibido los votantes. Una ampliación más lenta que hubiera permitido asimilar los cambios habría sido aceptable, una ampliación también política y no sólo económica habría garantizado cohesión, pero los mercados no podían esperar. Las fuerzas económicas debieran haber sido moderadas por el poder político, y éste no hizo nada. Ahora han tenido su castigo.

¿La gente votó por miedo? Pues claro, y legítimo es. Lo que es inaceptable es que los miedos de la gente no hayan sido ni tan siquiera considerados por la clase política. En todo caso sospecho que ésta ignorará el pulso popular y continuará con sus políticas sin la más mínima modificación. Al tiempo.

Víctor Rodríguez (Salónica, Grecia)

Anónimo dijo...

Sr. Lluís Foix Carnicé (o Carnisser, a veure si aprenem a escriure bé els cognoms, que tenim una ortografia!), no sap esciure en català o fa massa provincià?