jueves, febrero 03, 2005

Los mensajes de Bush


El segundo mandato del presidente Bush ha empezado con el discurso del Estado de la Unión en el que cada presidente esboza anualmente los rasgos fundamentales de su política a corto y a medio plazo. El presidente insistió en la idea de combatir las tiranías en el planeta y extender la causa de la libertad como terapia imprescindible para garantizar la seguridad de todos.
El discurso de Bush tuvo dos mensajes muy claros: mantener la política en Iraq y cambiar el concepto de seguridad social en Estados Unidos. Respecto a Iraq el presidente se siente cómodo por dos razones. Primero porque los americanos revalidaron su estrategia en las elecciones presidenciales del mes de noviembre. Segundo porque la alta participación en las urnas el domingo pasado en Iraq es interpretada como un paso en la buena dirección para que la democracia vaya tomando cuerpo en el país ocupado.
El hecho de la alta participación es un indicio de que una mayoría de iraquíes desafiaron el miedo y acudieron a votar. Pero unas elecciones no resuelven ningún problema si no responden a un estado social de convivencia, respeto y aceptación de las reglas de juego.
Una mayoría de iraquíes votaron en clave étnica, los kurdos, y en clave religiosa, los chiítas, mientras que una minoría que ha pretendido dinamitar el proceso con bombas suicidas y con actos terroristas en contra de la población iraquí se ha mantenido al margen. El mismo día de las elecciones se perpetraron más de doscientos actos violentos con el resultado macabro de cuarenta y cinco muertos. Si la violencia de los terroristas o de los resistentes sigue con la misma intensidad los problemas de convivencia seguirán siendo de primer orden.
A juzgar por la identidad de las víctimas nos encontramos más en un proceso de guerra civil entre las distintas facciones iraquíes que en un camino hacia la democracia. Hay que decir que esta violencia nihilista practicada en Iraq, con suicidas inmolándose y con la siembra de la muerte indiscriminada entre los propios iraquíes, no conduce a ninguna parte. Los que la impulsan y la promueven no son de nuestra civilización.
Bush no puso fecha a la retirada de las tropas americanas. No puede poner límite porque transcurrirá mucho tiempo hasta que el país pueda organizarse por su cuenta después de tanta muerte, tanta violencia y tantas posiciones extremas por parte de los violentos. Se ha votado, sí, y muy mayoritariamente. Esto es positivo y hace que la democracia sea posible. Pero no se sabe cuándo ni cómo. Iraq seguirá durante muchos años en la escena política de Washington, tanto en este segundo mandato de Bush como en el de los próximos presidentes.
Otro aspecto importante del discurso de Bush fue la reforma de la seguridad social en lo que se refiere a la cantidad que cada ciudadano percibe del estado en el momento de la jubilación. El presidente dijo que el sistema no puede soportar la seguridad social que ha funcionado desde los tiempos de Roosevelt. Si no se reforma, la bancarrota es inevitable, advirtió el presidente.
La alternativa propuesta es la privatización de la seguridad social a medio plazo. Es un proyecto difícil de digerir por la mayoría de ciudadanos porque no entienden cómo pueden organizarse su propia seguridad social si no cuentan con la asistencia del Estado.
Más recursos para la defensa y la seguridad nacional y menos presupuesto para la seguridad social. Este es el mensaje que cabe deducir de la primera intervención del segundo mandato de Bush. Los dos conceptos forman parte del núcleo central de la política de Estados Unidos. El presidente tiene muchos quebraderos de cabeza por delante.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Las habas están contadas,los gastos en la seguridad nacional han provocado la quiebra de la seguridad social, la solución es privatizar la seguridad social,la seguridad nacional hace tiempo que está privatizada.

Anónimo dijo...

"Otro aspecto importante del discurso de Bush fue la reforma de la seguridad social en lo que se refiere a la cantidad que cada ciudadano percibe del estado en el momento de la jubilación. El presidente dijo que el sistema no puede soportar la seguridad social que ha funcionado desde los tiempos de Roosevelt. Si no se reforma, la bancarrota es inevitable, advirtió el presidente."


Esa "crisis de la seguridad social", como las armas de destrucción masiva, no existe. Lo que sí parece haber son unas grandes ganas de deshacer el legado de F.D. Roosevelt.


Food for Thought: Paul Krugman, "Confusions about Social Security ", The Economists' Voice: Vol. 2: No. 1, Article 1.

Anónimo dijo...

Gracias al anterior comunicante por la referencia al artículo de Krugman.

Ayer jueves Krugman publicaba también un artículo en el NYT sobre el mismo tema, comentando las líneas maestras del plan Bush. Uno y otro artículos tienen cierta dificultad técnica, que se añade a la barrera idiomática y la distancia física, pero me he quedado con una cuestión de filosofía política que me parece interesante, a saber: la "crisis de la Seguridad Social", entendiendo la misma como una patología de un cuerpo extraño al propio estado y su fiscalidad, es una falacia. Ni la Seguridad Social es un apéndice o una rémora del estado, sino que es parte tan integrante del mismo, como el mantenimiento de las carreteras o el ejército; ni sus cuentas pueden desmembrarse de los presupuestos generales y de la política fiscal. Dice Krugman:

"Now it s true that rising benefit costs will be a drag on the federal budget. So will rising Medicare costs. So will the ongoing drain from tax cuts. So will whatever wars we get into. I can't find a story under which Social Security payments, as opposed to other things, become a crucial budgetary problem in 2018.

What we really have is a looming crisis in the General Fund. Social Security, with its own dedicated tax, has been run responsibly; the rest of the government has not. So why are we talking about a Social Security crisis?"

Brian

Anónimo dijo...

Esta filosofía política de la que habla Brian sobre la seguridad social sería lo ideal y creo que todos la firmamos, pero los estados actuales existen bajo el control de los grandes grupos privados que los usan como apéndices de sus negocios e intereses.La guerra de Iraq no se entiende de otra forma que bajo los intereses de este tipo de grupos, el dinero destinado a esta y otras guerras futuras saldrá como siempre de la congelación de gastos destinados a las clases sociales menos favorecidas.

Anónimo dijo...

Seguramente añadir un comentario a un blog de hace 4 o 5 días es poco apropiado, pero acabo de mandar una Carta a La Vanguardia relacionada con el tema de ese día y me gustaría dejarlo también aquí. (Tampoco era cosa de colgarlo debajo del artículo dedicado a Carlos y Camila ;-) )


Lleva toda la razón Xavier Sala i Martín (La Vanguardia del jueves 10) cuando dice que los planes de pensiones privados no evitarán la (presunta) quiebra de la Seguridad Social. Efectivamente, si el problema de fondo es que la pirámide se estrecha por la base, y los recursos aportados por las nuevas generaciones son insuficientes para cubrir las necesidades de la creciente población retirada, poner la gestión de estos caudales en manos privadas, en lugar de públicas, no obrará el milagro de los panes y los peces. (Otra cosa es que, como defienden los "analistas de izquierdas" -Krugman entre ellos- no esté tan claro lo de la crisis de la Seguridad Social, pero esto nos llevaría por otros derroteros).

Pero lo notable del artículo del Sr. Sala es que, no obstante lo anterior, mantiene que el sistema debe privatizarse. Y aduce para ello, no tanto razones técnicas, como ideológicas: los ciudadanos deben decidir como invertir su dinero y mantener para sí, y sus descendientes, el dominio del mismo. Estupendo, por fin empecemos a llamar a las cosas por su nombre. Así, por ejemplo, según el Sr. Sala, sería lógico que si un ciudadano no llega a agotar el fondo acumulado, este debería pasar a sus herederos. En otras palabras, la Seguridad Social debería de dejar de ser un seguro y, por tanto, ya no sería ni "Seguridad" ni "Social" -terminemos de hablar claro- para convertirse en un sistema de ahorro y capitalización.

Finalmente Sala, para reforzar su argumentación, califica de "vividores del bolsillo ajeno" a los servidores públicos que gestionan la Seguridad Social. Esta si que es buena, ¡el mundo al revés! (o la mejor defensa es un buen ataque, que debe pensar Sala). ¿Cómo deberíamos calificar entonces a la plaga de ávidos cazadores de dineros privados, que proliferan como setas en otoño?. ¿No son estos acaso, los verdaderos "vividores del bolsillo ajeno"?.

Brian

Anónimo dijo...

Brian escribe:

Lleva toda la razón Xavier Sala i Martín (La Vanguardia del jueves 10) cuando dice que los planes de pensiones privados [...]Ese artículo es de una preocupante falta de rigor intelectual. Para entender el contexto de la situación, es importante hablar de la Deuda Pública de EEUU--unos 7,6 billones de dólares de los cuales 1,6 se adeudan a la Social Security Trust Fund. Desde la época de Reagan, en que se aumentaron las tasas preveyendo la jubilación de los baby boomers, los superávits de la SS se han venido invirtiendo en bonos del Tesoro. El último OASDI Trustees Report afirma:

The combined OASDI Trust Funds are projected to become insolvent (i.e., unable to pay scheduled benefits in full on a timely basis) when assets are exhausted in 2042 under the long-range intermediate assumptions.Las otras variables de la situación son el National Budget y los recortes de impuestos del 2001 y del 2003. Una forma, entre otras, de familiarizarse con estos números es interactuar con la National Budget Simulation. (Nota: 1 trillion = 1 billón y 1 billion = mil millones.)