Las incógnitas del futuro de Iraq no se despejarán el domingo cuando se hayan celebrado las singulares elecciones propiciadas por los ejércitos invasores. Las fronteras están cerradas, el aeropuerto de Bagdad no está operativo, hay toque de queda y el día de las elecciones no podrán circular los vehículos. Un cuarto de millón de soldados, guardias y otros agentes patrullarán todo el territorio para que los electores puedan acudir tranquilamente a las urnas.
Si no fuera tan dramático sería cómico. Hoy mismo se han registrado doce iraquíes muertos y cinco soldados norteamericanos han perdido también la vida en acciones de combate. Que se diga desde Washington que lo que importa es que haya elecciones porque supondrá el comienzo de la democratización de Iraq y de Oriente Medio parece una broma.
No hay censos fiables, muchos candidatos no hacen público su nombre por miedo, la campaña se desarrolla de forma virtual. Pero lo importante es votar, dice el presidente Bush que sabe el riesgo que corre su ejército si tiene que permanecer indefinidamente en Iraq.
Los más optimistas piensan efectivamente que las elecciones del domingo serán el punto de inflexión para un cambio de gran trascendencia en todo el mundo. Sería la primera pieza del proyecto de fomentar la democracia en todo el mundo y así asegurar la paz y convivencia en el mundo occidental. Un Iraq democratizado bajo el tutelaje norteamericano sería un ejemplo para tantos países de la región. Y, a su vez, garantizaría el control de la industria energética.
Pero los pesimistas piensan que la realidad es menos fantasiosa y más dura. Unas elecciones bajo tantos temores, tanta violencia, tanta inseguridad no pueden reflejar el estado de opinión de una sociedad. No es cuestión de participación o de abstención. Es cuestión de mínimos. Y los mínimos no se cumplen en Iraq donde se convoca a las urnas para salvar la cara a quienes pusieron en marcha todo este proceso de guerra pensando que con la fuerza exclusivamente se ganaría la voluntad de los iraquíes.
Estoy seguro que en Iraq la mayoría de gentes quiere despertar del mal sueño de la larga dictadura, de las guerras y de las pugnas que han aparecido brutalmente después del derrocamiento de Saddam Hussein. La mayoría de la población chiíta, que ganará las elecciones por cuestiones demográficas, pasará a gobernar Iraq bajo la tutela americana.
Si es así, los choques con la minoría sunita que ha controlado Iraq desde hace medio siglo serán constantes. Pero un gobierno de mayoría chiíta estará tentado de establecer lazos muy profundos con el régimen islámico de Teherán. Lo importante, ha dicho el presidente Bush, es que se celebren elecciones. Aunque sea con calzador. La democracia no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en Iraq.
viernes, enero 28, 2005
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3 comentarios:
Vista la incompetencia del ocupante desde abril de 2003, yo me siento más identificado con los pesimistas. Y yo a esto le llamaría más bien realismo. El símil del dominó que aplicaron a Vietnam i querían volver a aplicar a Oriente Medio es un error. Irak, toda la región, es un puzzle complicadísimo.Votarán muchos kurdos en Kirkuk hasta ahora desplazados más al norte, con el consiguiente mosqueo de Turquía ante la posibilidad de la autonomía kurda en un territorio riquísimo en petroleo. Si gana la lista que apoya Sistani, ¿hasta qué punto se dejarán influir por Irán? ¿No habrá un golpe de estado sunita (partido baaz) en el período posterior a las elecciones mientras en teoría se redacta una constitución en la que se tendrá que decidir si la ley es civil o religiosa o en qué proporción? Los suníes, con la ayuda de los yihadistas, y sobre todo si tienen los explosivos que no controlaron los americanos, pueden montar un buen pollo antes que perder el poder.
Es tan imposible saber lo que va a pasar mañana que cualquier especulación resulta vana. Además, señor Foix, si no fuera tan patético sería para partirse de risa, tiene toda la razón. Hay setenta y cinco listas, siete mil candidatos, nadie sabe quiénes son ni dónde están los colegios electorales. Surreal. Los observadores internacionales más próximos están en Amman. Apenas hay periodistas. Todo en el máximo secreto. Yo pediría coherencia al invasor: declaren secretos los resultados.
Puede leer este cuenta de un Columbiano que ha contribuido mucho al proceso electoral en Iraq. Gracias a el por todo su esfuerzo y ayuda.
Colombiano Valenzuela, artífice de elecciones en Irak
Por Luke Baker
BAGDAD (Reuters) - Si las elecciones del domingo en Irak resultan un gran éxito, algo que aún está por verse, será en gran medida gracias a la contribución de un colombiano de Bogotá.
Durante 13 años, Carlos Valenzuela, de 47 años de edad, ha estado organizando elecciones en puntos calientes en todo el mundo, en nombre de las Naciones Unidas.
Irak podría ser la tarea más difícil que haya enfrentado, pero experiencia no le falta, después de haber ayudado a organizar 14 comicios en algunos de los lugares más sangrientos, como Camboya, Haití, Mali, Timor Oriental y los territorios palestinos.
Multilingüe y con un tranquilo poder de persuasión, Valenzuela, quien viste de negro y usa largo su cabello oscuro, trae un enfoque calmo y estudiado para esta labor, impertérrito ante los ataques diarios con bombas y morteros contra la fortificada Zona Verde, donde tiene su oficina.
Ha estado ayudando para planear una elección en un país dividido, donde el domingo podrían votar hasta 14 millones de personas, uno de los mayores desafíos logísticos para las autoridades iraquíes desde que Saddam Hussein fuera derrocado en abril del 2003.
Valenzuela tiene una mesurada confianza en que serán muchos los iraquíes que acudan a las urnas, pero reconoce que las condiciones están lejos de ser perfectas.
"Si no pensara que son posibles unas elecciones creíbles, entonces no estaríamos aquí" dijo a los reporteros la semana pasada.
Aunque algunos funcionarios iraquíes tenían reservas iniciales sobre Valenzuela, con su estilo casual de vestirse y su apariencia juvenil, el colombiano terminó ganándose su favor gracias a su capacidad y su determinación.
Valenzuela elogia la dedicación que mostró la Comisión Electoral Iraquí, con 650 empleados en Bagdad y más de 6.000 en el resto del país, todos ellos enfrentando amenazas e intimidaciones a diario.
También enfatiza el papel de la comisión en mantener los preparativos electorales en curso, a pesar de un cronograma increíblemente ajustado y de los pedidos frecuentes para que se demoren los comicios.
Hijo de un político, el colombiano se unió a las Naciones Unidas después de trabajar para el departamento de bienestar social de su país, en algunos de los distritos más pobres de la capital.
Valenzuela obtuvo un doctorado en la Universidad de La Sorbona, en ciencias sociales y económicas, y habla en forma fluida el francés y el inglés. Los miembros de su equipo dicen que es un excelente bailarín y cocinero.
La ignorancia es atrevida ...
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