Memphis, Tennessee
Memphis tiene escaso interés electoral. La ciudad votará a Obama pero en el estado de Tennessee ganará MccCain. Los que podemos recordar aquel año 1968, nos viene a la mente el mayo francés y aquella revolución generacional que dio un puntillazo al mandato del presidente De Gaulle en Francia.
Pero hechos tanto o más dramáticos y trascendentes ocurrieron en Estados Unidos hace cuarenta años. El 4 de abril caía herido de muerte Martin Luther King en el motel Lorraine de Memphis y a la medianoche del 5 de junio era asesinado el senador Bob Kennedy mientras estaba celebrando en un hotel de Los Ángeles la victoria en las primarias demócratas de California.
El autor del segundo asesinato de un Kennedy en la década de los sesenta era un inmigrante palestino de nombre Sirhan Sirhan que fue condenado a cadena perpetua y permanece en prisión todavía hoy.
El asesinato de Luther King tenía connotaciones políticas. Pero, sobre todo, raciales. Aquel trágico final de un hombre pacífico, ministro de la Iglesia Baptista, condecorado con el Nobel de la Paz y defensor de sus convicciones sin violencia, tendría consecuencias de largo alcance, hasta el punto que aquel sueño que proclamó en la gran marcha de Washington puede hacerse realidad dentro de diez días.
Es un día de lluvia intensa en Memphis. Compro un paraguas por cinco dólares y me subo al tranvía que recorre la Main Street y va atravesando calles de nombres de presidentes americanos hasta llegar al National Civil Rights Museum. No se inauguró hasta 1991. Uno de sus principales impulsores, David Lyons, cuenta cómo la ciudad quería olvidar aquellos trágicos días del invierno de 1968.
La habitación del Motel Lorraine en cuyo balcón fue asesinado Luther King estaba decaída y la zona no entraba en los planes de urbanismo de la ciudad. Se quería olvidar aquel magnicidio que despertó más la conciencia de los negros y convenció a los blancos sudistas con mentalidad todavía esclavista que la igualdad de todas las razas y creencias era justa, legal e inevitable.
Es la fuerza de una causa noble la que te encoje el ánimo a medida que atraviesas las salas del museo. Fotografías en blanco y negro, recortes de diarios, objetos de la época. Pero, sobre todo, las imágenes y la voz de los protagonistas de aquel drama de hace cuarenta años. En todas las salas, en dos edificios, resuenan las voces del presidente Johnson, del alcalde de la ciudad de Memphis, de jefes de seguridad, de negros maltratados, de manifestaciones masivas y violentas.
Pero la voz que retumba más atronadora es la de Luther King que acompaña los trágicos acontecimientos de aquellos meses que acabaron con su muerte. Es un tipo de la estatura de Gandhi o de Mandela. Las leyes ya habían cambiado cuando cayó asesinado. Lo que empezó a modificarse fueron las conductas.
Un recorrido por el Museo es un viaje hacia la verdad, una verdad concreta, racista, inhumana, que avergüenza a quienes protagonizaron su aspecto más feo. El Museo está muy elaborado y los que lo visitamos en esta mañana que diluvia nos mueve un sentimiento de compasión hacia quienes sufrieron el desprecio de otras personas por el hecho de ser de otra raza.
Lo que tiene la sociedad americana es una gran capacidad de corregir sus errores, sus abusos, incluso los crímenes que ha cometido. Hoy, el sur no es esclavista ni racista aunque paseando por las calles históricas de Memphis, se notan las heridas que dejaron aquellas manifestaciones y huelgas del invierno de 1968 que acabaron con la vida de King.
Entro en el restaurante más elitista de la Main Street, naturalmente sólo ocupamos mesa blancos y blancas, y se observa que se pueden haber superado las diferencias raciales, pero las sociales y políticas existen todavía. Pero esto es América, un país contradictorio, optimista en muchos casos y cruel en otros.
Luther King vino varias veces a Memphis desde su cuartel general y residencia familiar en Atlanta. Quería interceder por una huelga de personal sanitario y basureros que convertían la ciudad en un lugar peligros e inmundo. Los negros de la época empezaban a criticarle por su filosofía vital de no recurrir a la violencia. El ambiente era tenso. No se trataba de una huelga sino de los derechos civiles más elementales, los derechos políticos que estaban garantizados por la ley de Johnson pero no se podía ejercitar siempre.
El discurso más conocido de King fue pronunciado en Washington en agosto de 1963. Yo tengo un sueño, I have a dream, llegó a la conciencia del mundo que viviría más confuso todavía con el asesinato del presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en Texas.
Sea o no sea Barack Obama el próximo presidente americano, el sueño ya se ha cumplido. Un negro, hijo de un keniata y de una mujer blanca de Kansas, puede ser presidente de Estados Unidos dentro de unos días. Pero aunque no lo fuera, el sueño se habría cumplido igualmente.
Discurso por discurso me quedo con el que pronunció la noche antes de su asesinato en el Mason Temple de Memphis ante una audiencia tensionada por los acontecimientos.
Dijo que … “como cualquier persona me gustaría vivir una larga vida. Pero no estoy preocupado ahora por mi longevidad. Sólo quiero hacer la voluntad de Dios que me ha permitido subir a la montaña y ver la tierra prometida. Puede que no vaya a ella con vosotros pero nosotros, como pueblo, llegaremos a la tierra prometida”.
Le asesinaron al día siguiente. Una corona cuelga sobre la barandilla del corredor de su habitación en el Motel Lorraine. El 15 de enero, día de su nacimiento, es fiesta nacional en Estados Unidos. .
sábado, octubre 25, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Sr.Foix: Espero y deseo que no se repita la trágica historia de asesinatos que han vivido los ciudadanos de Estados Unidos. Desde el primer momento que tuve conocimiento de los grandes apoyos económicos de Obama tuve claro que iba a ser la opción demócrata para esta campaña y así se lo comenté en su Blog, ahora mis dudas sobre Obama radican en saber qué ataduras le han ocasionado esos apoyos. Sobre Elvis tan sólo decirle que juraría que le veo pasear por las Ramblas de vez en cuando...
Lluís, Obama tiene unas medidas de seguridad muy superiores a las de Luther King.
- Pues a mi no me gustan ni Cain ni Osama , perdon Obama . Estados Unidos se ha deteriorado muchos en los ultimos 20 años . Su globalizacion especulativa nos arruina . Sus guerras continuas nos pringan . Su decadencia cultural nos contamina . Su hostilidad a la Union Europea apoyando sabotajes como los de la guerra de Georgia , los misiles en Polonia y Chequia y demas caballos de troya de paises del este , nos mata . Su interes en que metamos a Turquia en la UE es una invitacion al suicidio de la UE .
Gane quien gane las elecciones la politica USA esencial no cambiara .
Europa tiene que independizarse de ese falso amigo ,o ex-amigo , americano que solo trae problemas .
Publicar un comentario