Houston, Texas
Houston es un macrocosmos de Estados Unidos, es la ciudad con la mejor cualidad de vida del país. Casi una cuarta parte de la población es hispana y el crecimiento demográfico de los latinos es del 60 por ciento y sigue creciendo. Se habla inglés y castellano en los altavoces del transporte público. Se cambia de idioma en cuanto deslizas una palabra en español.
Es interesante la locuacidad de todas las etnias cuando preguntas algo sobre las elecciones. Si tomas nota en la libreta te preguntan inmediatamente, ¿es usted periodista? Y empiezan a hablar, a revelar su voto, a valorar a los candidatos y a lamentar los efectos de la crisis que todavía no ha llegado a Houston pero sus efectos serán inevitables.
Todos los negros consultados votarán a Obama. Pero los hispanos están más divididos. Y los tejanos blancos se decantan por McCain. Houston es conocida como la ciudad amnistía. Quien entra ya no sale si no quiere. La ley federal del presidente Bush prácticamente no se aplica. Me cuenta Jim Keenan, un viejo amigo que conocí en Washington hace años y que ahora trabaja en Houston, que la policía tejana hace la vista gorda a la entrada de inmigrantes porque la ley es federal y la policía no tiene efectivos para hacerla cumplir.
Los inmigrantes son necesarios para mantener el crecimiento demográfico y también para impulsar la economía. Hay todavía trabajo en la construcción, los impuestos son más bajos y la gasolina es más barata. Texas no es hostil a los inmigrantes que empiezan por trabajos modestos, entran en el sector servicios y van subiendo gradualmente en la escala social y muchos votan republicano.
Raúl González ha sido presidente del Tribunal Supremo de Texas y alcaldes de ciudades grandes como San Antonio han sido hispanos. La mancha latina se ha ido extendiendo gradualmente en toda la geografía. Un radio show saluda a los hispanos cada día con un “Houston despierta” ofreciendo noticias, tertulias y debates sobre cualquier tema.
Un estado que fue tradicionalmente demócrata hasta Nixon es hoy un reducto republicano y la idea reaganiana de que “menos gobierno es mejor gobierno”, no es muy cuestionada por los tejanos. Se da la circunstancia, por ejemplo, que el parlamento convoca los plenos cada dos años y solamente cuando el gobernador considera que hay que tratar un tema con urgencia reúne a todos los legisladores. Es muy infrecuente.
Esta práctica de retirar al Estado de las cuestiones que pueden resolver los ciudadanos tiene la carga ideológica del conservadurismo que se instaló en todas las administraciones desde los años ochenta. Pero también es una señal de distanciamiento de Washington. No se olvide que cuando un tejano sale de sus fronteras suele decir que se va a Estados Unidos.
Texas sigue su particular rumbo político. Hay muchos millonarios, el petróleo fluye todavía en abundancia aunque insuficiente para garantizar el suministro de Estados Unidos y las instalaciones de la NASA son una fuente de riqueza y de trabajo.
Estos días luce un sol mediterráneo en Houston. El agua fluye abundante llenando estanques y regando parques. Pero la gente es desconfiada y sabe que una gran tormenta huracanada puede llegar en cuestión de días. El tiempo es impredecible y hay una precaución desmesurada contra los hombres y las mujeres que anuncian el tiempo. Un dicho bien conocido afirma que “sólo los locos y los forasteros se atreven a hacer predicciones atmosféricas en Tejas”.
Y como aquí todo es grandioso, Texas se jacta de ser víctima de más tornados cada año que cualquier otro estado del sur. A pesar de estas anomalías climáticas es seguramente el estado donde el extranjero puede integrarse con más suavidad.
Los superávit de las grandes fortunas se han destinado a construir un Medical Center de proporciones gigantescas. Miles de médicos e investigadores trabajan en un complejo sanitario que se extiende por muchas manzanas. He visitado uno de los muchos hospitales de este parque médico descomunal. El hotel en el que me hospedo está en el centro de esta industria entre pública y privada, pero sobre todo privada.
Muchos soldados heridos en las guerras de Iraq y Afganistán están convalecientes en las dependencias sanitarias. Jóvenes y jubilados, con sillas de rueda o con muletas. Los hay también con aspecto normal pero que sufren los efectos sicológicos de estas guerras en tierras lejanas.
Tejas se enorgullece de ser grande en todo. Pero no tiene una sanidad pública que garantice la atención gratuita a todos los enfermos. Es una de las carencias más llamativas y más injustas de la primera economía del mundo. Europa lleva una ventaja grande. Es más humanista aunque cueste tanto dinero al contribuyente.
En todas las elecciones presidenciales se plantea la necesidad de introducir por ley la sanidad gratis para todos. Los demócratas dicen ahora que van a implantarla. Pero está por ver. Clinton no lo consiguió. La idea de que también la salud es un asunto privado que cada uno debe gestionar privadamente no es ciertamente la más adecuada para una sociedad que no es del todo libre si no se ejercita en el marco de una cierta igualdad social.
miércoles, octubre 22, 2008
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4 comentarios:
Sr.Foix: Es evidente que viajando tiene Vd más peligro que Phileas Fogg con un BonoBus, no para y cuando le ubicamos en un Estado ya está saliendo de otro.
Por lo que leo, eso de salir de Euskadi para ir a España también existe en Texas; lo de convocar un pleno del Parlamento cada dos años me ha dejado sin habla, por último comentarle que aquí la policia no tiene efectivos ni para controlar los botellones semanales de la Plaza Wagner, de los emigrantes ya ni hablamos, el ascensor social se ha parado de golpe.
Encontrar la medida justa de la Igualdad y la libertad, he ahí el gran reto.
Le leí hará un par de años a Krugman (antes de que la crisis se convirtiera en el monotema) que la quiebra de la Seguridad Social era una falacia porque la Seguridad Social es parte del Estado. De manera que, o lo que quiebra es el Estado o sólo se trata de una cuestión de prioridades.
A pesar de solemos tener la tendencia a ver el césped del vecino más verde, yo me quedo con nuestro modelo de estado.
///ENRIC///
Los americanos no verán nunca una sanidad pública, eso lo sabe hasta el último de los que viven allí, han tenido tiempo de sobra para hacerlo y nada de nada.
Sr.Foix: Ayer aprovechando que estaba en Houston le dije que teniamos un problema con el botellón de la Plaza Wagner, esta misma mañana me han llamado de la Guardia Urbana de Barcelona para darme explicaciones sobre lo sucedido de forma convincente y amable, parece que lo de llamar a Houston cuando se tiene un problema es mano de santo, estoy por hablarle del tema de la financiación de Catalunya...
Cuidese y no se mueva del lugar.
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