miércoles, junio 25, 2008

La grandeza de todas las lenguas

La guerra es, además de sus actos y sufrimientos, un torrente de palabras. Es la percepción de Adan Kovacsics que en Guerra y lenguaje (Acantilado) siente escalofrío cuando a la crueldad de un enfrentamiento se suma la frivolidad verbal.

Vivimos tiempos en los que sutilmente estamos perdiendo la fe en las palabras y sin fe en las palabras se tiende a abandonarlo todo, a la confusión general, a estar rodeados de un nuevo analfabetismo que nos conduce a las consecuencias de perder el sentido del lenguaje.

No quiero referirme solamente a la tozudería del gobierno Zapatero en desconocer la palabra crisis, como conseucencia de los adversos datos económicos que día sí y otro también están apareciendo en las pantallas de la economía española. Si el gobierno niega la crisis y la endulza con palabras más suaves, menos categóricas, está tirando piedras sobre su propio tejado. La gente experimenta la crisis que ha llegado y no entiende por qué el gobierno la niega.

El primer paso para deformar la realidad es el cambio del sentido de las palabras. Lo dijo Montaigne hace casi cinco siglos y lo repitió más recientemente Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas. No se teme la crisis sino su negación.

Y lo que es más inquietante es el olvido de lo que se dijo, el sentido que tenían las palabras hace unos meses en comparación con las mismas que ahora se utilizan y que con frecuencia dicen exactamente lo contrario. Ya sé que puede parecer una quimera pero los políticos y, por supuesto, los periodistas, deberíamos recuperar la lengua. La salvación nos llegará por la escritura y por el lenguaje. Podremos resistir si reestructuramos la lengua para evitar perderlo todo.

Cambiando de registro, estamos otra vez con la protección de la lengua castellana que ya es la tercera lengua en Internet y goza de una salud espléndida. También en aquellos territorios que tenemos el privilegio de ser bilingues. La lengua, escribió Nebrija en el prólogo de su Gramática, siempre acompaña al imperio. Ambos han nacido, crecido y prosperado juntos. La lengua mayoritaria, la imperial si se quiere, no se puede tocar. los idiomas pequeños son marginales. No.

Pueden ser marginales pero son tan importantes como las lenguas grandes. Cada lengua contiene, según Steiner, no solamente una carga de memoria singular de lo que se ha vivido, sino también una energía evolutiva de su futuro, una potencialidad del mañana. La muerte de una lengua es irreparable, reduce las posibilidades del hombre. El castellano no morirá por muchas que sean las alarmas que siembren los intelectuales de postín.

El catalán sí que peligra. El defender su presente y futuro no es cuestión de territorialidad. Es la defensa de un patrimonio que tenemos quienes también escribimos, casi habitualmente, en castellano.

10 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Para Francisco Ayala la patria del escritor es su lengua y precisaba que existía un lenguaje universal que es la música.

Le dejo este poema de Lola Casas en catalán y una tradución del mismo.


Bona nit.
El món s’ha vestit d’hivern.
Els arbres
tanquen els ulls d’escorça.
La nit,
freda i fosca,
com una bruixa
de somnis glaçats,
petrifica
el verd
d’una fulla adormida.

.

Buenas noches.
El mundo se ha vestido de invierno.
Los árboles
cierran los ojos de corteza.
La noche,
fría y oscura,
como una bruja
de sueños helados,
petrifica
el verde
de una hoja dormida.

Anónimo dijo...

Bartolomé, me ha gustado el poema en sus dos versiones, me he sentido identificado con ambas.

Un saludo,J.Vilá.

Anónimo dijo...

Lluís, cap probleme.

Joan Sardà dijo...

Los efectos reales y malignos de esta errada política normalizadora no son teóricos: en un medio en el que la inmigración es una cuestión volátil y de explosivo tratamiento, y donde cualquier elemento dispuesto de modo equivocado puede engendrar odios, se observa que los catalanes nativos de escasos recursos que deben pagarse su examen para ser convalidados como catalanes “auténticos” comienzan a dirigir su resentimiento contra los no nacidos en Cataluña que pueden obtener una subvención para su mejor integración a la cultura catalana, lo que no es un resultado que puede producirse en teoría; al contrario, ya está sucediendo con mella precisamente de la verdadera integración.

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Parece mentira que con tantas lenguas comunes seamos incapaces de entendernos un poco.

Africa dijo...

@Enric: Es que no es cuestión de lenguas, sino de voluntad.El dia que alguien me presente un (1) sólo catalán que no sepa castellano me replantearé la conveniencia de ampliar las horas de su estudio.Es que ya empieza a cansar un poco esta polémica.Que nos lo expliquen a todos los que aprendimos a escribir en catalán a escondidas y de forma clandestina!

Anónimo dijo...

No sabemos lo que tenemos entre los labios, entre las manos,en la cabeza, en nuestro corazón...si es que llegan allí algunas palabras.

No permitamos más que se utilice un idioma como arma arrojadiza.Nuestros antepasados se merecen respeto.Hablemos.

Saludos a todos.

Balanza.

Anónimo dijo...

@Africa-yo también aprendi por mi cuenta a leer y escribir en catalán, me siento representado por las dos lenguas, leia el poema de Lola Casas y la traducción que astutamente nos ha puesto el amigo Bartolomé y me daba cuenta que en los dos idiomas me sentia identificado con lo que leia y lo que es mejor, no sabía cual era mi lengua, si la materna catalana o la paterna castellana.

Anónimo dijo...

///ENRIC///


@Africa-yo también aprendi por mi cuenta a leer y escribir en catalán, me siento representado por las dos lenguas, leia el poema de Lola Casas y la traducción que astutamente nos ha puesto el amigo Bartolomé y me daba cuenta que en los dos idiomas me sentia identificado con lo que leia y lo que es mejor, no sabía cual era mi lengua, si la materna catalana o la paterna castellana.

-Se me olvidó firmar-

Africa dijo...

Es la ventaja-y la riqueza- del dominio natural de las dos.Cuántas veces, viendo una película,no eres consciente de la lengua que utilizan? Ojalá fuéramos multilíngües pues cada idioma nos enriquece y mantiene vivas nuestras neuronas!