miércoles, mayo 28, 2008

Miedos en tiempos de geniales cocineros

No estaba previsto en el guión que miles de inmigrantes de Mozambique y Zimbawe fueran a estar sometidos a la xenofobia en África del Sur y tuvieran que regresar a la miseria y la represión política en el caso de Zimbawe y a la pobreza de sus orígenes en Mozambique.

Esto ocurre en un país que ha sido víctima del racismo y la xenofobia hasta extremos inhumanos durante la dominación de las minorías blancas de procedencia europea, tanto en África del Sur como en la antigua Rhodesia.

Tampoco estaba previsto que uno de los socios fundadores de la actual Unión Europea, la Italia gobernada por tercera vez por Silvio Berlusconi, introdujera leyes que convierten en delincuentes a los inmigrantes ilegales y paralelamente se desmantelan campamentos de gitanos que vuelven a reagruparse como pueden allí donde puedan.

No sabemos cuántos inmigrantes ilegales se encuentran viviendo en España ni tampoco qué se pretende hacer con ellos una vez se hayan censado. El ministro Corbacho ha anunciado medidas eficaces para terminar con la inseguridad jurídica de cientos de miles de personas que trabajan y viven aquí. Entiendo que se procederá a una expulsión masiva, pactada si se quiere, pero expulsión en todo caso.

En el fondo de estos tres ejemplos tan distintos y tan distantes geográfica y culturalmente se puede encontrar la invención moderna de que ciertas categorías de seres humanos no tienen sitio en la sociedad que se debe construir. Sobran porque crean inseguridad y molestan.

Las crisis que se vislumbran en el horizonte del mundo occidental proceden de la inseguridad en tiempos de progreso, bienestar y avances tecnológicos sin precedentes. Hay miedo a la seguridad personal, a la seguridad alimentaria, a la inmigración, al deterioro de las economías. Son miedos que se llevan en el cuerpo pero que política y socialmente se despachan en debates tan frágiles como frívolos.

El súbito debate enconado entre los grandes genios de la cocina del país, por ejemplo, es más que una disputa sobre la excelencia de los artistas grastonómicos con renombre internacional. Es un síntoma de la abundancia exhuberante de minorías selectas y de clases medias altas que nada tienen que ver con las preocupaciones acuciantes de la gran mayoría de las gentes. Si señalo este caso no es para discutir el meritorio papel de nuestros artesanos de los fogones sino por haber convertido el tema en una preocupación ciudadana cuando son muy pocos los que podrán gozar de la tan bien diseñada cocina.

En un mundo cada vez más abierto y globalizado, en el que el mercado es más grande que el Estado, sin seguridad jurídica internacional, nos podemos encontrar en que para sublimar nuestro egoismo nos refugiemos en fortalezas que desprecian al otro.

5 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: El miedo es el gran negocio de nuestra sociedad, todo se resuelve metiéndonos miedo, generando miedo hacia el contrario, obligándonos a tener miedo por todo, hasta inventamos nuevos peligros para justificar el mismo miedo, con una mínima inversión se genera una psicosis colectiva.
Sobre la guerra de los cocineros es otra forma de usar el miedo, le ha bastado a uno de ellos decir que no sabemos lo que se cocina y lo que nos comemos, para meternos el miedo en el cuerpo.
Lo dicho Sr.Foix, el miedo es un gran negocio.

Anónimo dijo...

Lluís, es cierto que el miedo es un gran negocio y barato.

Anónimo dijo...

///ENRIC///



Acabaremos no confiando en nadie, tengo claro que un día u otro esto acabará mal.

Anónimo dijo...

Hoy la mayoría de las noticias sólo buscan meter miedo, asustar y crear la sensación que si no vigilas todo es posible, desde el 11S el mundo vive en un constante temor, cojer un avión es un drama.


Un saludo, J.Vilá.

Anónimo dijo...

Los que están mandando ,disponiendo y gobernando tienen como aliado al "miedo".
Con eso cubren esa escasez de medios y estrategias no represivas para ,por ejemplo, conseguir la integración de los inmigrantes.

Nos hemos hecho a falsas ideas que en cierto modo nos hace sentir protegidos ante esta justicia que tenemos,que ni funciona ni deja funcionar.

Africa tendrá durante muchos años las secuelas de la mano blanca la cual cortó a navaja sus territorios.Pero tengo que decir que a la vez eso ha creado,con la llegada de "nuestra cultura" a los países más pobres ( de Marruecos para abajo) un cierto recelo ,que lo clasificaríamos de racismo hacia el blanco y de discriminación entre ellos mismos,clasismo sin escrúpulos.
Amo Africa,pero es algo que he percibido allí.

Sobre los inmigrantes en España,y tras varias conversaciones,tengo que comentar algo que me llamó la atención: los que están aquí trabajando ,legales y con un futuro labrado no quieren que entren más inmigrantes que no coticen y que vengan a delinquir.La mayoría viene huyendo del hambre y/o de la delincuencia de su país ,y sorprende que sean éstos los que parezcan más reacios a nuevas llegadas.

Un cordial saludo.

Balanza.