Cuando las palabras de la Cumbre Iberoamericana de Chile queden sepultadas en las videotecas y después de que los humoristas se cansen de repetírnoslas por activa y por pasiva, quedará muy poco de esta decimoséptima reunión de los países de habla hispana y portuguesa, una iniciativa auspiciada por Felipe González y varios de sus homólogos de Latinoamérica que celebraron la primera cumbre en México en 1991.
Los objetivos de estas reuniones que se han venido celebrando anualmente desde entonces eran el de “permitir a los países de Iberoamérica y a sus interlocutores naturales en Europa dialogar sobre sus procesos respectivos de integración regional, sus desafíos en los noventa, y sobre la mayor manera de conjugar esfuerzos para alentar una cooperación más amplia y acrecentar intercambios que mantengan vivo y desarrollen, aún más, su acervo cultural común”.
En los años noventa América Latina salía de varias dictaduras militares y recuperaba el espíritu democrático que había dominado el continente una generación anterior. Siempre había existido la anomalía cubana pero Fidel Castro aprovechaba las cumbres para disparar contra Estados Unidos intentando cautivar la fraternidad latina. Eran tiempos en los que la guerra fría marcaba las agendas de la política internacional.
La novedad hoy es que el moribundo régimen de Castro no es una anomalía sino que se ha reproducido de forma inesperada y grotesca en Venezuela. Hugo Chávez ha inventado la revolución bolivariana agriando las relaciones entre ex colonizadores y ex colonizados echando cuanta más leña al fuego posible.
La diferencia entre entonces y ahora es que mientras España y Portugal han consolidado sus democracias con los parámetros europeos, Chávez intenta organizar una confederación de países que tienen en común su desafecto a las libertades de los individuos. Dice el presidente venezolano que ganó tres elecciones con el 63 por ciento de los votos. Las próximas pueden alcanzar más del 95 por ciento. No habrá oposición.
El poder absoluto le emborracha, ha perido el sentido de lo que es posible y quien amenace su autoritarismo haya que silenciarlo. En Venezuela, cabalgando sobre petrodólares, se vulneran los derechos humanos, se arrincona a la oposición y va camino de una larga dictadura. No entiendo por qué Aznar y Zapatero le han reído las gracias a este caballero. Los intereses no pueden auspiciar un régimen autoritario.
lunes, noviembre 12, 2007
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5 comentarios:
Sr.Foix: Chávez es aquel personaje que, cuando fue capturado tras su primer intento fallido de golpe de estado, imploraba llorando a los militares venezolanos que le dejasen ir a Cuba, manifestando el total arrepentimiento por su acción. Aquel Chávez, es el mismo personaje que ahora gallea en los foros iberoamericanos y se cree el único gallo del corral revolucionario, predicando y repartiendo trigo a todo el gallinero hambriento que le cacarea las gracias.
Cuando un gobierno reparte armas entre sus correligionarios y se pavonea de triunfar en las urnas con apoyos unánimes, invitarle a foros democráticos suena a tomadura de pelo.
La fotografia de Chávez abrazado a Aznar hace unos años y riendose ambos a mandibula batiente me ha dejado mal cuerpo y mil dudas. ¿ De qué se reian...?
Sr Foix
Sigo desde hace un poco tiempo la historia reciente de Venezuela. Me gustaría que me dijera qué derechos humanos ha violado Chavez. También que me diera su punto de vista acerca de un candidato que obtiene esa abrumadora cantidad de votos de su pueblo pueda ser tildado de grotesco y energúmeno. ¿No estamos faltando al respeto al pueblo venezolano que escoge libremente a sus represantes?. ¿Sólo la oligarquía está legitimada para seguir gobernando el país? Recordemos que Chavez es para la mayoría del pueblo la última esperanza a los límites de pobreza y desesperación que una minoría (con apoyo USA) empujó a la immensa mayoría en el país más rico de latinoamérica.
Un saludo y felicidades por su blog
No podemos comparar España o Europa con la mayoría de los países Latinoamericanos, España tiene una extensa clase media trabajadora como mayoría en muchos de los países Latinoamericanos existe un campesinado pobre y una gran mayoría que sobrevive cada día con lo mínimo.
Una gran clase media es garantía de estabilidad y democracia si esta es una minoría siempre habrá Che Guevaras, Castros y afines.
Lluís, sin clase media Venezuela está abocada a este tipo de gobiernos, Chávez lo sabe y se ha propuesto destruir la poca clase media existente.
Como siempre llego tarde al debate y ya está todo dicho, pero me quedo con la idea que a este tipo de dictadores los que les rien las gracias lo hacen por miedo o por interes.
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