Agáchate hijo, que viene la patria

Empieza a circular la cosa de que si no eres soberanista no eres un catalán de verdad, pata negra. Es una canción que he escuchado más veces. Ser catalán, precisamente, no es que todos seamos fabricados en el mismo molde.

Sostengo de nuevo que lo más conveniente para todos sería que no se esperara
hasta el 2014 para celebrar un referéndum, presuntamente sobre el derecho de
autodeterminación o sobre la independencia de Catalunya. Carod-Rovira
debería ser un poco más explícito sobre este punto. En cualquier caso, no veo
necesario un periodo de siete años para consultar a los catalanes sobre cómo
prefieren articular su futuro institucional.

Mi insistencia en esta urgencia es para ahorrarnos tantos años de debate, tantos
foros sobre la soberanía, tanta demagogia por parte de agitadores de aquí y de
allí, tanta vacuidad de conceptos, tantos salvadores de patrias.

Agáchate, hijo, que viene la patria, le dice una madre a su hijo en la novela El
Gatopardo de Lampedusa. Qué pesada y trascendente es la patria. No digamos
cuando las patrias se convierten en trenes que circulan por la misma vía, en
dirección opuesta, y no quieren detenerse. El choque es inevitable.

¿Por qué no se introduce el referéndum en los programas de los partidos para la
próxima legislatura? Dudo que alguno de ellos lo ponga por escrito por la razón
de que no parece que haya mayoría suficiente para ganarlo. Es más, no estoy
seguro de que esta propuesta se tradujera en mayor número de votos en las
urnas para los partidarios del referéndum.

El argumento que nos vino a elaborar Carod-Rovira en la versión televisiva
catalana de 59 segundos es que ahora no habría una mayoría social suficiente
para que la consulta resultara afirmativa. Deduje al escucharle que nos esperan
años de fatiga intelectual y política hasta convencer a la mayoría del anunciado
sueño soberanista.

Es evidente que este proceso secesionista no es una singularidad de los
nacionalistas catalanes y vascos frente a España. En Escocia, el primer ministro
Alex Salmond ganó las elecciones y no ha ocultado sus intenciones de
independizarse de Gran Bretaña. Los belgas están contemplando seriamente la
división entre flamencos y valones, dejando a la capital europea, Bruselas, en el
medio. Los checos y eslovacos se separaron amistosamente en 1993 después de
92 años de vida en común y parece que viven felices como divorciados.

Que se haga cuanto antes. Pero que se haga más con la cabeza que con el
corazón, que alguien se tome la molestia de decirnos qué pasaría el día después.
No me gusta el lenguaje utilizado por Alfons López Tena que en una entrevista a
Xavier Rius dice que España "nos roba 19.200 millones de euros exactamente".
Qué puntería se puede llegar a conseguir siendo miembro del Consejo General
del Poder Judicial.

Dice López Tena que "no es posible la continuidad de la dependencia de
Catalunya de España" y que cuando fue nombrado vocal, a instancias de CiU, no
era soberanista "porque creía que aún era posible un Estado plurinacional".
Invito a López Tena a que sea consecuente y presente la dimisión por cobrar de
un alto cargo de un Estado en el que no cree.

Comentaba un contertulio fuera de micrófono que no estaba seguro del
entusiasmo de la gran mayoría de los catalanes por la soberanía o la
independencia. Que más bien la gente estaba interesada en las hipotecas, en su
trabajo, en el medio ambiente, en las infraestructuras, en la educación... Pero si
esto es "montillismo", le espetó el convencido soberanista.

Para vivir lo que me queda de vida y de profesión pendiente de que una minoría
de salvadores de la patria intenta persuadir a la mayoría, prefiero que la
consulta sea ya. Echemos las cuentas, para que después podamos vivir
tranquilamente en pareja o separados. Y atengámonos a lo que salga, a las consecuencias.