La Turquía moderna ha descansado durante 84 años sobre tres pilares: el ejército, la república y Kemal Atatürk, su fundador, los tres conectados y perfectamente lubricados. Los principios básicos, o las llamadas seis lanzas del kemalismo, han sido populismo, republicanismo, nacionalismo, secularismo, estatismo y reformismo. La concepción de Turquía de Kemal Atatürk no era la de un estado multinacional como la que durante más de tres siglos caracterizó el imperio otomano.
El kemalismo partía de la idea de un estado nación homogéneo del que incluso serían expulsados y asesinados los griegos y los armenios. Los kurdos serían aceptados pero con los criterios fundacionales de la república.
Al derrumbarse el imperio otomano como consecuencia de la derrota de las potencias del centro en la Gran guerra, Atatürk depuso al sultán y estableció un sistema republicano de corte occidental. Abolió el califato, la autoridad religiosa máxima, puso fin a la educación tradicional y eliminó los ministerios religiosos estableciendo un sistema secular de educación pública.
Desaparecieron los tribunales religiosos que aplicaban la ley islámica que fue reemplazada por un sistema legal universal inspirado en el código civil suizo.
Cambió el alfabeto, propició que los turcos se afeitaran los bigotes, promovió nuevos estilos de vestir y Turquía emprendía una larga travesía europeísta, secular y laica, que está en la lista de espera para convertirse en un nuevo socio de la Unión Europea.
Recomiendo un libro excepcional para conocer la compeljidad de la historia de Turquía. Se trata de “A Peace to End All Peace”, publicado hace unos años por David Fromkin. También es imprescindible leer “Estambul”, la historia personalizada de la ciudad del único premio Nobel turco, Orhan Pamuk, que ganó el de Literatura del año pasado.
Cada vez que se plantea un debate polítco en nuestro país, ha dicho Pamuk estos días, no estamos discutiendo lo que en realidad pasa sino las intenciones escondidas sobre lo que ocurre.
Tendemos a mirar a Turquía con estereotipos demasiado frágiles. Si después del secularismo y republicanismo kemalista auspiciados por Atatürk, resulta que un partido islamista, el AKP liderado por Erdogan, acaba de ganar por segunda vez consecutiva las elecciones legislativas por mayoría absoluta. En las del domingo pasado, con una participación del ochenta por ciento.
El Partido Republicano del Pueblo, que representa los valores seculares kemalistas, se ha quedado descolgado en segundo lugar.
¿Se ha pronunciado Turquía por un régimen islámico? No exactamente. Lo que ha ocurrido es que los valores del republicanismo han llegado a un punto de agobio para la mayoría de turcos que han dado la espalda a un partido que, además, está protegido por la cúpula militar.
Erdogan no tiene la mayoría de los tres cuartos de la cámara para designar al presidente de la República que causó el adelanto de las elecciones. Pero tiene el poder que ejercita con mucho tiento y que es un factor decisivo de la modernización del país. No es fanático pero tampoco rechaza los valores de una nsociedad que ha sido musulmana durante siglos. Salvando todas las distancias, podría calificarse como un demócrata cristiano a la turca.
martes, julio 24, 2007
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5 comentarios:
Sr.Foix: Una cosa es tener unas creencias religiosas y otra muy distinta ser un fanático, me preocupan más quienes implantan cualquier forma de "Formación del Espiritu Nacional" a punta de decreto o bayoneta.
lo que se ha demostrado es que Turquía no desea, para nada, entrar en Europa.
Isarn
Fantástico, Foix.
Causa admiración el camino del pueblo turco en los últimos meses. Muy maduros. Espero que el ejército se impregne y cese de una vez por todas sus correrías estrambóticas. (Me uno a la recomendación del "Estambul" de Pamuk).
V Molins
A SITHWOLH: Al contrario. Sólo hace falta darse una vuelta por Estambul para percibir un deseo mayoritario de entrar en la UE. En cualquier caso: no creo que el turco haya votado en clave europeista.
V Molins
Mejor que el islámismo radical no triunfe en Turquía, mejor que el ejercito respete una votación democrática, mejor que Turquía se la frontera con el Islam, mejor que Europa tenga un aliado como Turquía, y mucho mejor que la FEN no nos la impongan de nuevo merced a ningún iluminado de turno.Mucho mejor.
J.Vilá.-
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