jueves, julio 06, 2006

Naturaleza y estupidez

Contra la estupidez hasta los dioses luchan en vano. La estupidez de muchos gobernantes, la de los que manejan hilos decisivos desde la sombra, la de los que se creen salvadores de la humanidad, de los locutores y opinadores que marean, que mareamos al personal, no tiene límites y es impredecible.

Dice Alejandro Baricco que ha recreado la Ilíada en una edición de bolsillo que la estupidez tiene los pies ligeros y ni siquiera roza el suelo, pero camina sobre la cabeza de los hombres para su perdición. Y se apodera de ellos, uno tras otro, cuando más le apetece.

La estupidez no necesita talento. Y si lo tiene prescinde de él. Nos sorprende en cualquier esquina, en cualquier decisión, en todo momento. Sólo la detectamos cuando se ha apoderado de nosotros, cuando las acciones estúpidas han sido ya perpetradas.

Recomiendo el distanciamiento ambiental, el distanciamiento de nosotros mismos, ver las cosas desde otra óptica, en otro entorno, en la tranquilidad de situaciones que nos permitan ver nuestra propia estupidez.

A mí me va bien para contemplar mi propia estupidez acudir al campo, a la naturaleza, al ciclo natural de las estaciones, a la observación del comportamiento de los árboles, de las plantas, de los ríos. Recuerdo al excelente actor AlecGuiness que decía en una ocasión que cuando llegaba a un escenario para filmar una película, lo primero que hacía era acudir al zoológico de la ciudad y pasarse horas contemplando el comportamiento de los animales. Muchos de sus gestos y reacciones, decía, los he aprendido observando a los animales.

La naturaleza no entiende de bromas. Siempre es veraz, siempre es seria, siempre es severa. Ella siempre tiene razón, mientras que los fallos y errores tenemos que atribuírselos en todo momento al hombre. La naturaleza, así lo entendía Goethe, desprecia a todo aquel que no esté a su altura, entregándose y revelando sus secretos únicamente a quien es capaz de detectarlos.

Es contemplando la naturaleza cuando la persona puede entrenarse con la razón para ver la estupidez de sus propias actitudes. Es estúpido quien cree que todo lo hace bien. O quien desprecia a los demás. O quien no sea capaz de entender, amar o tener compasión. Es ante la majestuosidad de la naturaleza cuando los valores racionales, morales y emocionales del hombre pueden articularse mejor. El que no cree en el misterio de la vida es bastante estúpido.

12 comentarios:

P@P@LLoN@ GRoG@ dijo...

Corro el riesgo de parecer aduladora, Luis, pero sea lo que sea lo que usted ha hecho en la vida no le ha dado un buen nivel de estupidez. Al contrario, me parece usted una persona de una sabiduría que me sorprende cada día.
Tengo en la ventana una primorosa orquidea, que no sé cómo ni porqué florece con una tremenda fuerza dos veces al año, y eso que no la cuido apenas. Cuando miro su docena de flores rodeadas por otras cuantas en erupción izándose retadora hacia la luz, me parece entrar en extasis y me doy cuenta de la inmensidad del universo.

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Pocas cosas se han escrito sobre la estupidez, casi todas las estupideces las padecemos, las vivimos o las hacemos,por eso las cinco leyes sobre la estupidez de Carlo Cipolla (profesor de Historia económica en Berkeley)pueden aclararnos algo al respecto.

1ªSiempre subestimamos el número de gente estúpida
2ªLa probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona.
3ªUna persona estúpida es alguien que ocasiona daño a otra persona, o a un grupo de gentes, sin conseguir ventajas para ella misma – o aun resultando dañada.
4ªLa gente no estúpida siempre subestima el poder de causar daño de la gente estúpida. Constantemente se les olvida que en cualquier momento, y bajo cualquier circunstancia, el asociarse con gente estúpida invariablemente constituye un error costoso.
5ªUna persona estúpida es la persona más peligrosa que puede existir.

Sr.Foix el estudio de la estupidez humana debería ser asignatura obligatoria, pero la misma estupidez que padecemos nos impide hacerlo.

Guillem Carbonell dijo...

"El que no cree en el misterio de la vida es bastante estúpido." M'apunto aquesta frase !!!

Anónimo dijo...

Vida, s. Especie de salmuera espiritual que preserva al cuerpo de la descomposición. Vivimos en diario temor de perderla; cuando se pierde, sin embargo, no se la echa de menos. La pregunta "¿Vale la pena vivir?" ha sido muy debatida, en particular por los que opinan que no; algunos de ellos escribieron extensos tratados en apoyo de esa idea y, gracias a un minucioso cuidado de su salud, disfrutaron durante muchos años los honores de una exitosa controversia.

BIERCE

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Puestos a decir estupideces no conozco a nadie que haya perdido la vida y haya vuelto para recobrarla, por tanto no debe ser tan importante, de las cinco leyes que he leido destaco la quinta por su rigurosidad y certeza.

Anónimo dijo...

Lluis, veo que en tu Blog hay personas que trabajan a fondo sus comentarios, por tanto te envio el mio sobre el tema de la estupidez.

Mientras que la historia está repleta de regímenes asesinos alabados por masas intimidadas y engañadas, el gran riesgo para los países democráticos es que sus ciudadanos caigan en la apatía y en la visión de corto plazo en aras de la satisfacción inmediata. El problema esencial de la mente democrática es su falta de conciencia histórica. Hay modos de luchar contra la creciente "estupidez democrática" de hoy. La primera es presionar por un sistema educativo que realmente forme mentes críticas por medio de materias descuidadas: literatura, historia y filosofía. El impedimento más grande para esa educación son los medios masivos de comunicación, con su tendencia a cultivar la superficialidad y la diversión. ¿Es muy tarde para hacer algo acerca de una cultura que apaga tanto el espíritu? Tocqueville despreciaba a las elites de su tiempo por su complacencia de cara a la fuerza de desarraigo de la democracia masiva. ¿Acaso servirá también la miopía de nuestros líderes como agente de su profecía inquietante?.
Un saludo.

Silveri Garrell dijo...

Sobre la ESTUPIDEZ parece que viene como el anillo al dedo en los presentes dias de pactos políticos que se barajan entre la Banda Armada y la Moncloa. Adivino que usted es un pillín por poner este artículo en este preciso momento.

Anónimo dijo...

El filósofo francés Adam realizó hace varias décadas un estudio sobre «la estupidez»en el que enumera algunas características del sujeto-el estúpido-- que se caracteriza por ostentar dicha «virtud»:

No se interesa por el conocimiento.

No acepta el esfuerzo.

No toma en cuenta la realidad.

Sus limitaciones no le molestan sino que es feliz en su estado.

En lo epistemológico, el estúpido da importancia a lo que no la tiene, a lo fútil, lo evanescente. Explica fenómenos banales que no ne­cesitan explicación. No aprende cosas nuevas sino que se repite. En una discusión, no se apoya en argumentos. Le gusta lo superficial y no echa de menos otras dimensiones del pensamiento.

En lo social, el estúpido usa las palabras sin poner atención en su sentido. Se niega a prestar atención a las razones expuestas por los otros. No toma en cuenta la realidad.

Convierte en víctimas a las per­sonas sensatas, expuestas a su torrente de palabras. Adam no duda en calificar la estupidez como una agresión contra la sociedad. El estúpido llega a ejercer un «terrorismo intelectual» sobre su entorno porque, en la conversación, impone lo irrele­vante, salta entre temas y conti­nuamente se autoelogia.

Anónimo dijo...

Mientras ustedes filosofan, no se olviden de que cierta España está tramando y alentando poco menos que una levantamiento popular. Pío Moa, en su blog de Libertad Digital, lleva tiempo agitando a las masas irresponsablemente. Lean, lean:

Violencia legítima
7 de Julio de 2006 - 09:12:15 - Pío Moa
Al estado -- al gobierno, en la práctica-- se le reconoce el monopolio de la violencia legítima, esto es, en defensa de la ley, de la libertad y la seguridad de los ciudadanos. Con esa condición implícita, las víctimas de los atentados terroristas han reprimido su ira y su venganza, han renunciado a la legítima defensa, pensando en que ésta la ejercería el estado, haciendo justicia.

Pero, ¿qué sucede cuando el gobierno se convierte en auxiliar de los delincuentes, cuando los defiende, cede a sus exigencias a costa del estado de derecho, manipula la justicia a favor de los asesinos, trata de acallar y desacreditar a las víctimas? ¿Qué sucede cuando corona el crimen sangriento con la burla sangrienta llamada "proceso de paz"?

Pues sucede que el gobierno pierde su legitimidad para el empleo de la violencia, la cual pasa a ser despótica; y queda legitimada, en cambio la resistencia y la desobediencia de los ciudadanos. Que los ciudadanos usen o no métodos violentos en legítima defensa contra el despotismo deja de ser una cuestión de principio y pasa a ser sólo una cuestión de conveniencia.

Hoy, los esfuerzos deben concentrarse en ganar a esa opinión pública desconcertada y desmoralizada por políticos envilecidos, y organizarla contra la Alianza de los Infames. Sólo así evitaremos que la desesperación o el cálculo deriven a una violencia generalizada, causada por un gobierno que ha perdido toda legitimidad.

Anónimo dijo...

No estamos filosofando, estamos hablando de estupideces y pensar que ahora estamos en la misma situación que en 1936 es otra estupidez más.


Pere.

Anónimo dijo...

Filosofía, s. Camino de muchos ramales que conduce de ninguna parte a la nada

Tregua, s. Amistad

Temerario, adj. Insensible al valor de nuestros consejos.


Homicidio, s. Muerte de un ser humano por otro ser humano.

Hay cuatro clases de homicidio: felón, excusable, justificable y encomiable, aunque al muerto no le importa mucho si lo han incluido en una o en otra; la distinción es para uso de abogados


Patriota, s. El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conquistadores.

Patriotismo, s. Basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso. En el famoso diccionario del doctor Johnson, el patriotismo se define como el último recurso de un pillo. Con el respeto debido a un lexicógrafo ilustre, aunque inferior, sostengo que es el primero

BIERCE

Anónimo dijo...

La realidada aun que nos duela admitirla es que toda sociedad llega aa su momento de maximo espendor y despues llega su destrucción es lo que pasa en mexico su esplendor ya paso y a hora los pocos intelectuales sobrevivientes ven como la sociedad prefiere leer un na revista de chismes a un libro, prefiere estar 6 hrs. frenta a la caja tonta a salir y hacer algun deporte, los intelectualoides invaden los resintos sagrados, como chacales en busca de carroña, para creer que son intelectuales pero solo son basura y hoy la estupidez rije el mundo que hoy conosemos.