lunes, julio 17, 2006

70 años del 18 de julio

No son lo mismo los valores republicanos que los valores de la II República española que hoy hace setenta años recibió un golpe de muerte que dió paso a la guerra civil y a una dictadura de casi cuarenta años.

Siempre me ha impresionado el final de la pequeña obra “ Velada de Benicarló”, escrita por el presidente Manuel Azaña que resume su pensamiento cuando la guerra estaba ya perdida, con las palabras de “paz, piedad, perdón”.

Olvidar la historia, decía Edmund Burke, en sus reflexiones sobre la Revolución Francesa, es abrir la puerta al disparate. Y es famosa la reflexión de William Faulkner cuando decía que “el pasado nunca está muerto, ni siquiera está pasado. A Ernest Lluch le gustaba citar a Benedetto Croce cuando se refería a la historia como el pasado que no pasa.

Los valores de la II República española desembocaron en una tragedia de la que ninguna de las facciones que lucharon se salva con un mínimo de dignidad. Resumo un artículo del ex president Jordi Pujol en estas páginas hace unos días, que “en Catalunya todos fuimos verdugos y todos fuimos mártires. Como sociedad y, a menudo, en una misma familia”.

La revisión de la historia como instrumento político para arrojarla a la cara del adversario me parece una falta de honestidad intelectual. Viene ocurriendo en España con la aparición de una escuela revisionista, en la que se encuentran autores muy vendidos como Pio Moa y César Vidal, que afirman que la responsabilidad de la guerra fue exclusivamente de los republicanos que a partir de 1934, desde la revolución de Asturias y el golpe de Companys contra la República, se obligó a Franco a levantarse.

Me parece igualmente deshonesto el impulsar una ley de la memoria histórica que pretende arrancar desde 1939 obviando lo ocurrido desde 1931 y, si me apuran, desde 1923. Me parecería más adecuado una ley sobre la verdad histórica, con todas sus imprecisiones, como la que el presidente Nelson Mandela y el arzobispo anglicano Desmond Tutú impulsaron en Africa del Sur al poner fin al indecente “apartheid” de la minoría blanca sudafricana.

Recomiendo el estudio de la obra de Josep María Solé Sabaté sobre la historia de la República y la guerra civil con el tenebroso inventario de víctimas, de discursos ideológicos y de irracionalidad en los dos bandos.

Otro estudio completo, riguroso y muy trabajado sobre el terreno es el que acaba de publicar Albert Manent en “La guerra civil i la repressió del 1939 a 62 pobles del Camp de Tarragona”. Es hora de revisar nuestra memoria colectiva. Pero toda.

Albert Manent ha huido del sesgo ideológico, político y social. Se ha limitado a enumerar a todas las víctimas que cayeron en los tres años de la guerra en las comarcas tarraconenses y también a todos los que fueron condenados, ejecutados, encarcelados y juzgados por el ejército vencedor por la ley de Responsabilidades Políticas dictada por Franco en febrero de 1939. Están todos, con nombres y apellidos.

Que hubo represión después de 1939 es evidente y se puede documentar. Pero también la hubo en la España republicana donde miles de personas encontraron la muerte por el hecho de ser ricos, creyentes o de derechas.

En mayo de 1937 hubo en Barcelona una matanza de comunistas que no obedecían a Stalin sino a Trotski. Andreu Nin fue víctima de aquellas represalias entre comunistas. También recomiendo la “Historia de las dos Españas” de Santos Julià, en la que se pone de relieve que el conflicto no empezó en 1931 sino que venía incubándose desde el siglo antepasado. Memoria, sí. Pero basada en la verdad lo más objetivada posible.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios.

Historiador, s. Chismoso de trocha ancha

BIERCE

BartolomeC dijo...

Sr.Foix: Existe historia desde que existe la escritura, pero desde que existe la escritura también existe la fabulación.

Anónimo dijo...

molt bé senyor Foix, hi toca molt amb aquest article.Que tots els actes i homenatges a les victimes ho siguin sempre a totes, independentment del cantó.
roser

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Lo mejor que puede pasar es que no se repita la historia de hace 70 años.

Anónimo dijo...

Seguro que todos los que estamos hablando de esto no habiamos nacido el 18 de julio de 1936.



Josep Vilá.

Anónimo dijo...

CARLOS Jiménez Villarejo
Exfiscal anticorrupción

Recientemente, un dirigente del PP, alineándose con la posición de su partido en el Parlamento Europeo contra la condena del franquismo, dijo, como minimizando lo que significó, que solo fue un régimen "autoritario de derechas". En el 70° aniversario del golpe militar contra la Segunda República, es necesario recordar la verdadera naturaleza del régimen impuesto por los vencedores, su carácter fascista y el genocidio que cometieron durante la guerra y tras la derrota de la República.
La represión mantenida de forma calculada y sistemática por los sublevados y luego por la dictadura tuvo el alcance suficiente como para ser calificada de genocidio. Así resulta de los datos, parciales, facilitados en su día por el Ministerio de Justicia de la dictadura: los presos políticos el 7 de Enero de 1940 eran 270.719, y el 10 de abril de 1943 todavía eran 92.477. Los presos políticos fallecidos, entre los que incluía a los fusilados tras un proceso y los muertos en las cárceles, desde abril de 1939 hasta el 30 de junio de 1944 fueron 192.684. Esta terrible realidad la justificaba un decreto de 1939 sobre las prisiones: "El notorio incremento de la población reclusa derivado del nobilísimo afán que anima al nuevo Estado de liquidar jurídicamente las responsabilidades contraídas por cuantos participaron en la monstruosa rebelión marxista".
Todos esos presos y muchos miles más fueron sometidos a procesos ante los consejos de guerra y los tribunales especiales que eran la culminación de un régimen de terror impuesto a los encausados desde que eran detenidos. Eran arrestados ilegalmente, por la ausencia de causa que justificara la detención --que se prolongaba indefinidamente, sin control judicial alguno--, eran salvajemente torturados y, cuando eran condenados a prisión, se les sometía a un régimen penitenciario presidido por la venganza y la crueldad. Los consejos de guerra, que llevaron a la prisión o al fusilamiento a dichos presos, no podían calificarse de tribunales de justicia. Eran, pura y simplemente, una parte sustancial del aparato represor implantado por los facciosos y luego por la dictadura.

LOS PROCESOS ante los consejos de guerra eran radicalmente nulos por varias causas. En primer lugar, no merecen la calificación de tribunales de justicia en cuanto fueron constituidos, ya desde el decreto 55 de 1936 del general Franco, por el poder ejecutivo. En segundo lugar, los militares que los formaban carecían de cualquier atributo de independencia, propio de un juez, en cuanto que eran estrictos y fieles servidores de sus superiores. En tercer lugar, era incompatible su posible independencia con la disciplina castrense impuesta por todos los jefes. La sumisión al Ejecutivo quedaba de manifiesto cuando la ejecución de la pena de muerte exi- gía el "enterado" del jefe del Estado.
Además, concurría una total vulneración de todas las garantías y derechos fundamentales. La instrucción del procedimiento era inquisitiva y bajo el régimen de secreto, sin ninguna intervención del defensor de los encausados, que siempre permanecían en situación de prisión preventiva. A todos estos procesos se refería la declaración de la Asamblea de Parlamentarios del Consejo de Europa sobre el franquismo como un "sistema de justicia militar expeditiva" en el marco de la imposición de la "ley marcial".
Otros instrumentos esenciales de la represión fueron el Tribunal de Represión de la Masonería y del Comunismo y los Tribunales de Responsabilidades Políticas. Eran tribunales radicalmente ilegítimos, tanto por su origen como por su composición, y por ser organismos de naturaleza administrativa dotados de competencias para la imposición de sanciones penales.
La ley de 1-3-1940, creadora del primero de aquellos tribunales, es la máxima expresión de la arbitrariedad al servicio de la represión ideológica y política. Establecía penas gravísimas de reclusión menor y mayor, además de otras privativas y restrictivas de derechos. Franco nombraba al presidente del tribunal y a sus miembros, que debían ser "un general del Ejército", "un jerarca de Falange" y dos letrados. Era la más rotunda negación del Estado de derecho.
De similar naturaleza fueron los tribunales establecidos por la ley de 9-2-1939 de responsabilidades políticas. También eran tribunales administrativos, presididos por "un jefe del Ejército", y sus miembros eran responsables políticos de la dictadura, falangistas y militares, facultados para imponer sanciones de orden penal, como inhabilitaciones, extrañamiento, confinamiento, destierro y pérdida total o parcial de bienes.

LOS DAÑOS causados a las víctimas fueron inmensos. Ahora es inaplazable una reparación que la democracia debe a quienes sufrieron tan brutal represión. ¿Qué espera el Gobierno? Desde 1948 está vigente la Declaración Universal de Derechos Humanos, que la dictadura no solo ignoró, sino que violó de forma sistemática. En 1948 se aprueba la convención para la prevención y sanción del genocidio que en ese momento estaba cometiéndose en España, igualmente ignorada y violada durante 20 años. La ley de amnistía, salvo en los supuestos de desaparecidos y de los delitos ya prescritos, favoreció de forma singular a los responsables franquistas de toda clase de delitos y, en particular, a los miembros de los consejos de guerra, muchas veces constituidos ilegalmente, y de aquellos seudotribunales responsables de gravísimos delitos. La reparación y rehabilitación moral y jurídica de las víctimas no admite más demora.

El Periodico.

Anónimo dijo...

Resumiendo: el general era un criminal.
Y no hay réplicas que valgan. Lo digo por si algun facha quiere rebatir el anterior resumen.

Rafael del Barco Carreras dijo...

Sobre Carlos Jiménez Villarejo, sus trece años de fiscal franquista...y después...

JUICIO GRAN TIBIDABO

CONTABILIDAD

“INGENIERÍA FINANCIERA”

Y FISCALÍA



Rafael del Barco Carreras



Encajaría como título en una película del realismo italiano de los cincuenta, pero se refiere al 2008 y sobre el Caso Gran Tibidabo. Ente los contables que alcanzamos los tiempos de relleno del Libro Diario y Mayor con plumilla y redondilla (los manguitos y visera no los alcancé) y el bolígrafo sustituía la estilográfica (con fuerte oposición), corría el chiste, hoy ininteligible, del viejo contable al que el dueño observa abrir el cajón, y cerrar rápidamente, cada día, y durante décadas, al iniciar la jornada, descubriendo un día en uno de los lados un gran letrero advirtiendo, “LAS ENTRADAS AL DEBE, LAS SALIDAS AL HABER”.

Hoy infinidad de “administrativos” con titulaciones y master no entienden el anunciado, la base y primer mandamiento de la contabilidad por partida doble (los ordenadores ahorran entender hasta sus menús), pero el otro de los chistes en el oficio se viene repitiendo desde antes incluso del invento por los siglos XV de las bases de toda buena y controlada administración. El cajero o contable se presenta compungido y arrepentido al dueño confesando que por las “mujeres o el juego” le ha robado. La cantidad debe ser importante respecto al bolsillo del dueño, y por lo tanto también la relativa solución. De entre la familia para que no le lleven a la cárcel ha reunido tanto… y el dueño acepta… de lo perdido a recuperar lo que se pueda…aunque los hubo, y hay, que prefirieron romper la cara al contable y encima meterlo en la cárcel.

Esta introducción un tanto enrevesada vale para limpiando de palabras, retórica, demagogia y cara dura, descubramos que en definitiva el “financiero y empresario modelo Javier de la Rosa” no es más que un contable charlatán y chorizo, pero que además ni se molestaba en abrir el cajón para contabilizar el movimiento de caja diario, sino que distrayendo al dueño en las bíblicas estafas piramidales, donde hasta parecía obtener ganancias, se quedaba poco a poco o mucho a mucho con todo. Es sencillo. Y en este caso entran en juego los fiscales, la Ley, y entre Carlos Jiménez Villarejo que nos dice en todos los periódicos y medios de comunicación, una y otra vez, lo complicado de las INGENIERÍAS FINANCIERAS de los casos “De la Rosa”, y su sucesor, compañero y segundo durante décadas, José María Mena Álvarez, que difunde lo de CASO AISLADO respecto a Pascual Estevill, “nos temimos una generalización” (en la corrupción judicial se entiende), está aviada la JUSTICIA EN BARCELONA.

Lo complicado es él, su Fiscalía con mandato vitalicio (para garantizar su independencia vociferaba cuando le suprimieron lo de VITALICIO) y los tortuosos caminos de la Justicia y la Corrupción Española. En Londres lo entendieron rápido, un año para determinar si el Juzgado tenía jurisdicción, muy importante dentro de un verdadero Estado de Derecho, y otro para condenarle. De allí derivan todas las pruebas contra De la Rosa, ver www.lagrancorrupcion.com El dinero se lo llevan siempre las manos por donde pasa, y no hay más, y encima esas manos destruían toda contabilidad, si es que la hubo, porque en varios casos los justificantes, que no los libros contables, se confeccionan después de llevárselo en crudo, tipo Consorcio de la Zona Franca. Talones en blanco firmados por el padre y dinero que desaparece a través del Banco Garriga y Nogués. No existe la INGENIERÍA FINANCIERA, solo la desvergüenza de un Sistema inmerso en la Corrupción, donde además y antes de pensar en cómo resarcir y aplacar al dueño (De la Rosa siempre dejaba alguna zanahoria para roer después del consabido “les compro el negocio”) pensaba en el coste de un “arreglo” si el dueño no se avenía y denunciaba. O sea, CASO GRAN TIBIDABO, del importe robado, una parte para que los dueños se peleen entre sí, y otra tan grande o más para el SISTEMA, y el resto hasta 30.000 millones a paraísos fiscales, Fundación Blomor y otras. De ahí la necesidad de JUAN PIQUÉ VIDAL, confundiendo trayectorias. Por eso, él, más abogado que contable, montó sus INGENIERÍAS pensando en los Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena, y a quienes servían, a LOS DEL ESTADO (socios en el negocios del despiste descapitalizador), todos “abogados” de una gran escuela, la corrupta desde siglos DICTADURA FUNCIONARIAL ESPAÑOLA. Y para que no se enfaden los DECENTES, la mayoría (en este caso en cuanto a mí más peligrosos que los corruptos), diré que bastan las habilidades de los “genios del Derecho” sumadas a unos pocos corruptos para conseguir CATORCE AÑOS DE INSTRUCCIÓN, acusados de tercera división, y una condena inferior a la del LUTE por unas gallinas.

Rafael del Barco Carreras dijo...

Los hombres conforman las instituciones y en la Justicia actual se digan de una u otra tendencia... continúa el Franquismo...

JOSÉ LUIS BARRERA COGOLLOS

Presidente de la Audiencia de Barcelona



Rafael del Barco Carreras



Le veo en televisión rebosando la mala salud de la buena mesa, parecido a su compañero de Tribunal Especial, Adolfo Fernández Oubiña, jubilado pero “trabajando” en la Sección de Fauna del Bufete Piqué Vidal, y abusando del marisco en la terraza del Barrils a pocos pasos de mi domicilio. Aguantando tan a menudo su presencia, que desde hace un año doy un rodeo para no cruzarme con él cuando arrastrando su pesada barriga, tras encabezar mesas con cortesanos y guardaespaldas, se dirige a por su coche. Repetidísimas escenas de película entre el restaurante y la lujosa coctelería Ideal.

Y a lo que iba. De mi último escrito, un insultador anónimo comentarista me suelta que TODO ES MENTIRA que desde la Constitución no han existido tribunales ni jueces especiales. Una parrafada de jerga letrada que corto de asco antes de acabar. Que se lo pregunte al Presidente actual de la Audiencia de Barcelona, como con lo de la señora de la limpieza del Supremo que tiró a la basura parte del sumario del Consorcio de la Zona Franca. El Presidente de 1980, Alfonso Hernández Pardo (un gran jurista y acérrimo franquista, dicen, o sea, acérrimo franquista, y lo de jurista, ni falta), no solo se autonombró presidente de la Sección Primera para ese solo caso, sino que nombró un Juez Especial. Y así se daba que la Sección Primera firmaba el mismo día y hora y durante varias veces en dos años con dos composiciones diferentes según dictara en sus causas “naturales” o en el particular caso Consorcio de la Zona Franca. Una Soberanía trina y colegiada con intercambiables soberanos al momento. ¿Hay quien lo entienda?, y la Constitución en vigor desde tres años atrás puntualizando sobre lo del Juez ordinario predeterminado por la Ley, el NATURAL. Una broma lo de SALA CONTAMINADA. Un solo individuo se lo guisó y comió, con la conformidad de los vocales firmantes.

Una curiosa gran virtud, la que achaca en su toma de posesión a Don José Luis su compañero y amigo el Decano Guillem Vidal Andreu; en el Franquismo se atrevió a favor de los “derechos humanos” ( ya había muerto el Dictador). ¡Y la Democracia con los mismos jueces y fiscales!, y nadie se rasgó la toga ni tiró las puñetas a la basura ante las torturas, habituales en las comisarías de Franco, o las que tanto viví en la Modelo hasta ocho años después de muerto el Dictador, ni menos ante la arbitrariedad y total indefensión de cientos de miles de condenados. ¡Que más da, ALGO HARÍAN!

¿Porqué la sustitución, si el Presidente Manuel Derqui Valbuena tenía la plaza en propiedad? Digo yo, que Narsís Serra y Jiménez de Parga (acusadores) convencerían a Don Alfonso, rey de la Taifa, o quizá Pascual Estevill y Piqué Vidal, convencidos a su vez por el dinero de Javier de la Rosa Martí (después asiduo a la coctelería Ideal pegada al Barrils donde gastarse 80.000 pesetas diarias de los 80 era una nimiedad), para que ni se instruyera (se cerró el sumario en siete meses), y se atuviera al invento creado por ellos para olvidarse de los mínimo 10.000 millones de pesetas del 75 al 79, desfalcados, y lo declarado y pruebas pedidas por Del Barco, ni caso, un invento (para alargar la causa y salir con fianza diría Jiménez de Parga). Ni pruebas ni investigar, el Juzgado 4 colapsado por el trabajo, y sustituido, para ese solo caso, su natural y ordinario Juez Ezequiel Miranda de Dios, inquilino y comprador a precio de ganga de un piso de Piqué Vidal (que me atribuyó falsedad ideológica¿?), por José Álvarez Martínez (que dictó lo del trabajo y sobre una verdad verdadera), y en el mismo escrito “..y dada la indiscutible relación ya directa o indirecta de dicho testigo…” en cuanto a Javier de la Rosa, para acto seguido, anular citaciones y pruebas, y cerrar el sumario. Testigo que ni testificaría en el juicio. ¿Y para qué un juez especial si no instruyó nada? Puede que en una de sus comparecencias televisivas o radiofónicas, los magistrados José Luis Barrera Cogollos y Adolfo Fernández Oubiña (contertulio del gran Del Olmo) lo cuenten, o lo de su expediente que acabó con uno, Adolfo, degradado de magistrado de Sala a Juez de Instrucción, y Don José Luis de lo Penal a lo Civil donde desarrollaría su especialidad de desahucios.

Y una referencia…dos meses antes de condenarme, Marzo de 1983, la Sección Primera presidida por su natural y ordinario presidente, Manuel Derqui Valbuena, con los magistrados Adolfo Fernández Oubiña y José Luis Barrera Cogollos, condenan a seis meses a José Luis de Vilallonga y Cabeza de Vaca por atentar contra el honor del Duque de Cádiz Alfonso de Borbón, al que salomónicamente no indemnizan y le sueltan de reprimenda… “La propia estima, configurante exclusivo de la honra, solo es dignificante para la persona cuando se ejerce de manera permanente”. Ignoro que significado tendrá este galimatías para quien lo lea, yo si lo tengo claro, aunque no quiero que me condenen a seis meses… por honras ajenas.