miércoles, abril 19, 2006

Las democracias y la razón

Una de las causas que mueven a los sistemas democráticos para adoptar actitudes de fuerza es cuando tienen la convicción de que la razón está de su parte. Cuando son atacados injustamente, su territorio es invadido o los intereses nacionales resultan perjudicados como consecuecia de acciones inicuas de terceros.

Son implacables. Los dictadores no creen en las democracias. En el siglo pasado se burlaban de ellas porque eran débiles, erráticas, en crisis permanente. Lo más peligroso para un sistema libre es cuando los conflcitos se tapan, se recurre a las medias verdades o a las mentiras solemnes, se abusa del poder en nombre de la libertad y se confunde a los adversarios con enemigos mortales.

El problema que tiene el presidente Bush, que tenemos todos en el primer mundo, es que se ha utilizado la fuerza para resolver un conflicto sin tener la razón. El tiempo todo lo lava y las noticias de hoy entierran a las de ayer. Pero cuando el error es de principios, cuando la verdad está camuflada en la mentira, es difícil que las democracias puedan sostener a los que no la han sabido gestionar.

El caso más paradigmático hoy lo encontramos en la guerra de Iraq. Fuímos muchos los que nos alegramos con la caída de las estatuas de Saddam Hussein y el fin de su régimen. Pero la guerra no estaba planteada en términos de derrocar una dictadura sino en la razón que asistía a los que se enzarzaron en el conflicto para desmantelar las armas de destrucción masiva y cortar los vínculos del gobierno de Saddam con el terrorismo internacional. Ninguna de las dos causas resultaron ciertas. La razón dejó de estar al lado de los invasores.

En vez de resolver un conflicto que no existía se han creado otros de mayor calibre y que amenazan la estabilidad internacional y ponen en peligro las economías mundiales. Aznar ya no está en el poder. Blair no puede sacudirse las consecuencias de aquella entusiasta decisión para entrar en Iraq. Bush tiene que prescindir de sus colaboradores más próximos para remontar su destruida popularidad entre los norteamericanos.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, entró en el Pentágono afirmando que la defensa de Estados Unidos estaría en manos civiles y no militares. Ahora son siete ex generales los que insólitamente le piden la dimisión por la gestión de la guerra. Rumsfeld quería transformar el Pentágono e Iraq. No lo ha conseguido en ninguno de los dos casos. Tenía la fuerza pero carecía de la razón.

31 comentarios:

BartolomeC dijo...

Sr.Foix:No sé si coincidirá Vd conmigo,pero veo que están habiendo muchos movimientos de gabinetes políticos en muy poco tiempo,no sólo en Estados Unidos,tambien en Europa,Italia,Francia,Alemania,los paises del Este,el Medio Oriente, sin mencionar el caso de España o de ahora en Catalunya no menos importantes,veo un posicionamiento general en muchas cancillerias en muy poco tiempo, de unas dimensiones dignas de ser tenidas en consideración,posiblemente sea una casualidad.
Tampoco sé si es otra casualidad, pero el presidente chino Hu Jintao va a regalar a Bush mañana el libro "El arte de la guerra"del estratega militar chino Sun Tzu,el milenario libro explica cómo ganar las guerras,muchas veces sin combatir,Sun Tzu preconizaba que"El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar",George Bush se quedará de piedra cuando lea que "La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia",va a ser una lectura inquietante para una persona como Bush que ya está pensando en lavar su error de Iraq extendiendolo a Irán,Bush es de los que piensan que "la mancha de la mora, con otra mora se quita..."

Anónimo dijo...

Ayer, en el Chronicle de San Francisco, un columnista comparaba a G. W. Bush con un jugador en un casino de Las Vegas que lleva toda la noche perdiendo y al final, en medio de sudores y nervios, apuesta el resto (Irán) a ver si puede compensar lo mal que le ha ido hasta ahora. Y vuelve a perder, claro.

He is pockmarked by scandal, buffeted by storms of disapproval and infighting and nascent impeachment. He authorized the leak of classified security information merely to smear an Iraq war critic, he lied about WMD and lied about Saddam and lied about making the United States safer and lied about, well, just about everything, on top of launching the worst and most violent and most expensive, unwinnable war since Vietnam.

http://www.sfgate.com/cgi-bin/article.cgi?f=/c/a/2006/04/19/DDG9EIAGN61.DTL


Hasta la revista Vanity Fair pide el "impeachment".

http://www.vanityfair.com/commentary/content/articles/060417roco03

Anónimo dijo...

///ENRIC///


Amanda, Bush va a perder hasta la camisa si sigue apostando a doble o nada,le veo dentro de nada jugando a la ruleta rusa.
Yo tampoco creo en las casualidades y opino que algo se está preparando y que debe tener mucho que ver con el libro que le regalan a Bush.

Anónimo dijo...

Razonable, adj. Accesible al contagio de nuestras opiniones. Receptivo a la persuasión, la disuasión, la evasiva.

Razonar, v.t. Pesar probabilidades en la balanza del deseo
BIERCE

albert

Anónimo dijo...

Es curioso, en 1989 cayeron las perversas, malvadas, inicuas, asesinas etc dictaduras comunistas del este... una tras otra, y sin un suspiro —con la excepción de Rumanía.

Es decir, que la voluntad expresada en la calle de algunos miles de ciudadanos bastó para dar al traste con aquella colla de sanguinarios dictadores absolutistas sin escrúpulos capaces de los más abyectos crímenes etc.

Curiosamente nunca se ha oido hablar de una democracia liberal en la que se haya impuesto un cambio de régimen por la simple presión de sus ciudadanos.

Qué raro.

Habrá quien sugiera que es más peligroso enfrentarse a Cuevas, Botín o los Entrecanales que no a Erich Honecker o Envers Hoxha, pero quien así lo haga no puede ser sino un sucio manipulador-tergiversador enemigo de las libertades individuales etc.

Anónimo dijo...

Josep Vilá.-


La caida de las dictaduras comunistas fue una buena noticia.


En las democracias liberales son las elecciones las que deciden la caida de los gobiernos.


Eso ocurre a cada instante.


La izquierda quedó tocada cuando los paises comunistas se rompieron.


Ahora gran parte de la izquierda es mas nacionalista que los nacionalistas de derechas.

Anónimo dijo...

En las democracias liberales los gobiernos caen... pero los empresarios se quedan.

Vaya si se quedan.

Anónimo dijo...

Josep Vilá.-




Mejor que no caigan los empresarios,sin políticos se vive,sin empresarios no.



Hacen falta mas empresarios,mas empresas y menos políticos.

Anónimo dijo...

Lluis,si el libro del que habla Bartolomé no lleva dibujos,Bush no lo entenderá.

Anónimo dijo...

¡Por fin lo dijo!

"Sin políticos se vive, sin empresarios no".

Ya era hora de que se reconociera que la democracia es un subproducto del libre mercado. ¿O tal vez un residuo?

Es casi tan curioso como cuando el bueno de Foix, en un delicioso acto fallido freudiano, asoció sin querer los abundantes fondos de cohesión recibidos por españa a los fabulosos beneficios de nuestras constructoras; reconocer que la ue es, entre otras cosas, un mecanismo para tranferir automáticamente el dinero de los bolsillos de los ciudadanos alemanes a las cuentas corrientes de los directivos y accionistas de nuestras empresas es algo que le honra; fue hace poco, en la vanguardia. A ver si cuelgan pronto el artículo por aquí.

Anónimo dijo...

Esta clarisimo que la democracia es un producto del mercado y que puedes decidir por que eres un consumidor , esta clarisimo que si no estas en el mercado eres prescindible , pero dudar de esto es no tener ni idea de el juego .

Si no hay un mercado , las democracias no sirven , es cuando la persona se convierte en consumidor y productor que reclama derechos y exige obligaciones , busca el bien comun y esto le lleva a la democracia , el mercado crea la democracia y no al reves .

ALBERT

Anónimo dijo...

No estoy en absoluto de acuerdo.

Los empresarios siempre existirán, ¡pero también existen cuando las cosas van mal!, las soluciones son siempre políticas.

A Bartolomec:

Ese regalo es una preciosa y encantadora amenaza velada.

Comparto las peticiones de Bush sobre la libertad en China, pero no me creo la voluntad de Bush.

Los chinos están usando nuestra debilidad moral, la debilidad de nuestros valores occidentales, para ir situándose estrategicamente, con autoridad, y ganar la guerra definitivamente, sin disparar ni un solo tiro.

Mientras algo como la prisión de Guantánamo no se cierre, China podrá jugar con nosotros como si fueramos muñecos de trapo.

El error del materialismo, ya sea el Neoliberal o el Marxista, es ese: negar el espiritu, el alma humana, y venderla por cinco monedas de oro, hacer vender al hombre su dignidad y convertirlo en un esclavo de sus necesidades.

A China ya solo puede pararla una revolución moral.

P@P@LLoN@ GRoG@ dijo...

Bush, a secas, tal como merece su comportamiento, es un claro ejemplo de inteligencia fracasada, cómo dice el señor Marina en uno de sus libros.

Sin empresarios no se puede vivir, pero sin los políticos tampoco. Todas las tribus necesitan dirigentes y líderes, es imprescindible a la condición humana. Claro que cuando vemos algunos ejemplos imperialistas, se nos despierta la violencia de la defensa propia y nos dan ganas de que los dictadores se desintegren sobre la oscuridad del universo. Aunque sea solamente un deseo, lejos de la triste realidad.
¿Para qué sirve la democracia cuando tiene las manos atadas por razones ajenas a nuestras necesidades? Supongo que para reaccionar y solucionar ese problema. (Lo malo es que al fin propuesto haya que llegar por medios poco recomendables) Y necesitamos a los políticos para llevarlo a cabo.

La democracia no siempre nos conduce a la razón. Pero a veces, sucede.
La razón no siempre es respaldada por la democracia. Pero debería estarlo.

Anónimo dijo...

Las democracias no hacen de una decisión una decisión razonable, solo una decisión legítima.

Hay estupideces muy legítimas, y no por ello dejan de ser estupideces.

Por ejemplo, la independencia de Cataluña.

Anónimo dijo...

Sí es legitimo querer ser independiente,lo que sería una estupidez es no querer serlo.

Oriol.

Anónimo dijo...

Sobre el libro, El arte de la guerra, que he leido que han regalado a Bush he encontrado estos textos, que son muy pero que muy interesantes.

Un saludo a todos/Begoña



Una victoria rápida es el principal objetivo de la guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae. Si las tropas atacan ciudades, su fuerza se desgasta. Cuando un ejército se implica en una campaña prolongada, los recursos del estado disminuyen rápidamente.


Cuando tus armas están melladas y el ardor decae, tu fuerza exhausta y el tesoro gastado, los jefes de los estados vecinos tomarán ventaja de la crisis para actuar. En ese caso, ningún hombre, por sabio que sea, será capaz de evitar las desastrosas consecuencias que de ello resulten. Por todo ello, mientras que hemos oido mucho acerca de despilfarros estúpidos en tiempo de guerra, no hemos visto aún una operación inteligente que fuese prolongada.

Nunca ha existido una guerra larga que haya beneficiado al país.

Anónimo dijo...

Miguel donde vas ? La idependencia de cataluña no es una estupidez

Independiente, adj. En política, enfermo de autorrespeto. Es término despectivo

ALBERT

Anónimo dijo...

Cuando alguien califica de estupidez la independencia de Catalunya, se descalifica él automáticamente.
¿Acaso no recuerda -o no sabe- que en el siglo XI Catalunya ya tenía Parlament y en el resto de la península solamente había pastores y rebaños?
Por favor, un poco de sensatez.
JOFRE

Anónimo dijo...

"Sí es legítimo la independecia, lo que sería una estupidez es no querer serlo".

Seguimos mezclando legitimidad con razonabilidad, cuando son cosas distintas.

Cataluña tenía Parlament en el siglo XI, y los Vascos ya tenían internet.

El sufragio universal no es de la revolución francesa, fueron los catalanes, bien, ya pueden ir ustedes reescribiendo la historia del planeta.

Pues porque usted lo diga, yo digo que sí es una estupidez, y tengo argumentos y razones para defender tal cosa, que también es lo que se espera de quien afirma que no es una estupidez.

A menos que uno solo sepa debatir como un besugo (y lo digo sin acritud hacia nadie).

Anónimo dijo...

Al hilo del parlamento del siglo XI y los pastores y rebaños (sigo sin entender el tono despectivo con el que muchos usan a la tradición bovina).

Cuando se habla de Parlament, Generalitat y todas las instituciones de la edad media que prestan su nombre a las actuales, hay que tener cuidado en saber distinguir su carácter feudal, absolutista y atrasado (bajo los términos modernos). COmo muestra, un extracto de la histoira de Cataluña de la Wikipedia:

"El siglo XI se caracteriza en Cataluña por el desarrollo de la sociedad feudal, como consecuencia de las presiones señoriales para desarrollar lazos de vasallaje con los campesinos libres (alodiales, en catalán aloers). Los años centrales del siglo se caracterizaron por una guerra social virulenta, donde la violencia señorial arrolló a los campesinos, gracias a las ventajas que obtenían de las nuevas tácticas militares, basadas en la contratación de mercenarios bien armados y a caballo.

Así, a finales del siglo, la mayoría de los campesinos propietarios se habían convertido en siervos sometidos al señor. Este proceso coincidió con un debilitamiento del poder de los condes y la división del territorio en numerosos señoríos, que con el tiempo daría paso a la articulación de un Estado feudal basado en complejas fidelidades y dependencias, en lo alto del cual se encontraría el conde de Barcelona, tras el triunfo sobre el resto de señores de Ramón Berenguer I. Con el tiempo, los condes de Barcelona vincularían todos los demás condados catalanes a su corona."

Como muchos pueden comprobar, efectivamente los catalanes de aquella época no se dedicaban a la industria agropecuaria.

Anónimo dijo...

Vendrell acaba de decir que el Estatut de Catalunya es una tomadura de pelo y no pasa nada, que alguien me explique si esto no es tener libertad absoluta.


JOAN.

Anónimo dijo...

JUAN RAMÓN Iborra
Periodista. Portavoz de los Premios Internacionales Terenci Moix

Vivimos tratando de comprender por qué lo hacemos. En ese discurrir hay gentes que se ocupan de por vida. Son tipos extraños que tienen una rara costumbre. Piensan, anotan, construyen, dan forma a sus reflexiones a veces desnudas de toda irrealidad, otras envueltas en la metáfora de una ficción. Usando el absurdo galimatías de un alfabeto, esa procesión de hormigas, los escritores son y han sido, desde el comienzo de los tiempos, druidas que dieron con la piedra filosofal, con la cuadratura del círculo, con el huevo de Colón de descubrirnos. A veces, de paso, y no todos, también han conseguido conocerse a sí mismos. De Homero a Joyce, de Aristófanes a Kafka, de Safo a Pirandello, de Dostoiewsky a Camús, de Sakespeare a García Lorca, de Byron a Mailer, de Shakespeare a Valente, De Camoens a Pessoa, de Cervantes a Marsé (¿dejarán los jurados terrenales que esta celestial pareja de hecho por fín consume el acto?) de Víctor Hugo a Sábato (Rulfo, Gelman, Gabo, Roa Bastos...), de Josep Pla a José Saramago.
Releo el parrafo anterior. Uno, ¡cuántos me dejo! Dos, un olvido injusto: Rosalía de Castro, Virginia Wolf, Alfonsina Estorni, las mujeres que, como decía Doris Lessing, "muchas escribíamos en la mesa de la cocina mientras controlábamos el puchero, vigilando de reojo por la ventana los juegos de nuestros hijos pequeños en el jardín". Tres, la paradoja del recuento. Me pregunto cuántos de estos nombres serían hoy superventas en este día del libro y la rosa, excepción hecha del premio muy popular Nobel portugués.
Uno puede entender que los tiempos evolucionan y cambian (generalmente para mal). Que el libro se ha convertido no sólo en un arma de cultura y que las empresas editoriales son creadas por sus promotores con la sana intención de obtener pingües beneficios. Uno puede asumir que el mercado es lo que es y que la literatura mayor y el ensayo de pensamiento ocupan hoy un pequeño espacio entre opúsculos de autoayuda, mágicas aventuras (¡Ay, Tom Sayer!) de colegios mágicos, misterios templarios, códigos arqueológicos, tramas vaticanas y manuales de cocina. No ocurre sólo aquí, ya estamos acostumbrados. Pero no deja de ser penoso el observar la ferocidad con la que algunas editoriales se han convertido en abductoras de las que en otros tiempos lograban hacer sobrevivir su independencia y su riesgo, pero que saneadas ahora a la sombra de macroempresas librescas, han acabado por convertirse en una pobre caricatura de lo que fueron.

NO QUIERO DECIR
con esto que la literatura comercial sea despreciable. Benditos los folletines por entregas de Galdós y de Dickens, los best sellers de Balzac. Bienaventurado el hecho de que a un autor de notable talento le acompañe, además, el éxito. En otros tiempos, en esta ciudad, en este día de fiesta y de amor en forma de rosa y de lecturas, Terenci Moix solía encabezar los 40 principales con sus libros, los que escribía hacia dentro y con los que se reía hacia afuera. Su muerte, anunciada y prematura, dejó un vacío, se esfumó una enorme cola de buscadores de su dedicatoria, como desapareció un ejemplo de simbiosis entre cultura y pueblo, uno de los más notables que ha dado este país de escritores bilingües. También dejó a sus amigos sin la fiesta que cada noche como la de hoy celebraba en su casa de la calle Muntaner, donde daba la cifra exacta de los libros que había firmado, yendo a la trasera de una moto de caseta en tenderete.
Su nombre resucita en los Premios Internacionales Terenci Moix que se entregan hoy. Estos sólo dependen de la voluntad de los 34 miembros del jurado que lo componen: novelistas, poetas, ensayistas, historiadores, cinéfilos, actores, periodistas, libreros de los de antes y editores independientes que, lejos de pretender con este proyecto un culto a la personalidad de quien tanto sabía de esas cosas mediáticas, ofrece con la ceremonia de entrega de los galardones, que tendrá lugar esta tarde, un broche de cultura sin adornos a un día dedicado a la cultura embolicada. Será por ello que estos premios han nacido con no pocas dificultades y alguna incomprensión. Por una parte, aglutinar Literatura, Cinematografía y Artes Escénicas, los tres palos por los que transcurrió la vida y la obra del escritor barcelonés, ha obligado a crear un complejo diseño de producción apoyado en la apuesta de sus patrocinadores. Por otro lado, tratar de defender en ciertos salones la idea de que no puede haber en estos premios otro interés que no sea señalar la obra de los galardonados, sólo a partir de las decisiones del jurado, sea talento de aquí o de allá, del Este o del Oeste, de una u otra lengua, no ha sido tarea fácil. Y no sólo prima el talento, sino los valores humanos que han de desprender los candidatos por su actitud hacia los problemas de la sociedad que nos rodea.

LO EXPLICARÉ
de otro modo. No hace mucho fui invitado a una comida en que se presentaba un clásico y otrora prestigioso premio literario, dotado hoy de una buena pasta al amparo de un poderoso grupo multieditorial. El fallo del jurado se había producido un par de horas antes. Cuando ocupé mi mesa, sobre el vistoso plato había un cartoncillo que daba cuenta minuciosa de los entresijos del modernísimo menú. Le dí la vuelta y ¡caramba! apareció impreso el nombre de la escritora que había ganado el premio esa misma mañana, junto a la portada del libro en que se iba a convertir en breve esa novela. Entonces me vino a la cabeza aquello de la mujer del César. Y volví a reafirmarme, satisfecho, en que los premios que hoy entregamos tengan la libertad que les confiere, entre otras cosas, su dotación económica de un simple y desolado euro.

Anónimo dijo...

¡Cómo le gusta banalizar y creerse en posesión de la verdad, Miguel!
Si tuviera un poco de cultura histórica, no haría "gracias" con lo de internet de los vascos, comparándolo con la existencia del Parlament de Catalunya en el s.XI.
Es comprensible que, a según quien, algunos hechos no les agraden.
Una cosa es la realidad y otra intentar defender sus opiniones erradas, con argumentos irónicos y absurdos.
Pregunte a algun historiador competente.
JOFRE

Anónimo dijo...

Joan de sagarra en la vanguardia de hoy , 23 de abril :estupenda frase que solía repetir el gran periodista Eugeni Xammar, al que tuve la suerte de conocer y tratar en sus últimos años: "Un imbécil sin cultura jamás será un perfecto imbécil".

No va para nadie la frase, pero me gusta.

ALBERT

Anónimo dijo...

Xammar, un periodista de raza





La Vanguardia, 15-09-05

Lluís Foix



El periodismo es el primer borrador de la historia. El periodismo que describe los hechos y el que opina sobre lo que está ocurriendo. La historia moderna se nutre de este borrador fabricado con prisas y sin todos los datos. Pero las cuestiones verdaderamente importantes que mueven la historia son cuestiones de fondo, son las tendencias generales, a veces tectónicas, que los periodistas y los periódicos sólo descubren una vez que han ocurrido.

Uno cuenta lo que ve y la historia se encarga de decir lo que ha pasado. Cuando se visita las hemerotecas y aparece un periodista de raza, culto, irónico, liberal y escéptico y que, además, escribe muy bien, los historiadores encuentran un filón para estudiar una época.

Es el caso de Eugenio Xammar, periodista en ejercicio hasta que el 18 de julio de 1936 dejó de enviar crónicas desde Berlín desde donde escribió sobre la gradual imposición del nazismo de Hitler, mucho antes que diera el golpe “democrático” para hacerse con el poder en Alemania el 30 de enero de 1933.

Una selección de sus crónicas para el diario “Ahora” de Madrid las acaba de publicar el inteligente editor Jaume Vallcorba en El Acantilado, con un excelente prólogo de Charo González Prada que sitúa al personaje en su entorno histórico y profesional.

Xammar era un periodista que no escribía libros. Sus memorias fueron dictadas al final de su vida y son un relato palpitante de una vida muy interesante. He leído sus crónicas desde Berlín de un tirón. Si las hubiera escrito después de la gran tragedia provocada por el nazismo habría retocado algunos pasajes no esenciales. Lo importante, la visión de que se estaba gestando por una dictadura tenebrosa, no habría que tocarlo.

No estamos ante un periodista de esos que no indagan acerca de lo que ocurre sino que ponen declaraciones, opiniones y comentarios sobre lo que ha sucedido que acaba por quedar sepultado en un discreto segundo plano o incluso por desaparecer.

Xammar trabajaba en la embajada española en Berlín y explica cómo buena parte de la dotación diplomática se pasó con armas y bagaje al franquismo a los pocos meses de declararse la guerra civil.

Xammar escribía con prisas pero sabía lo que decía. No se entretenía en las anécdotas sino que volcaba todo su análisis con referencias históricas y con posicionamientos sobre la intención de aquel régimen nefasto que era acogido mayoritariamente por la sociedad alemana de los años treinta. Observa el antisemitismo del régimen como un realidad pasajera sin darse cuenta de que aquellas decisiones en contra de los judíos acabarían en los campos de exterminio.

Estamos ante uno de los grandes periodistas españoles del siglo XX. Un hombre honesto y libre que tuvo que ganarse la vida cada día, traduciendo, escribiendo de muchos temas, redactando noticias de agencia y discutiendo sobre las corrientes ideológicas que cambiaron el curso de la historia. Como dice en el prólogo Charo González Prada, un periodista que escribió bajo la presión de interpretar la historia cuando la historia estaba todavía por decidir.

Xammar es de la estirpe de Josep Pla, Gaziel, Augusto Assia, Corpus Barga y Julio Camba. Todos ellos eran muy distintos pero tenían en común una capacidad notable para interpretar la realidad. Eran conservadores o progresistas, catalanes, castellanos o gallegos. Todos eran personajes inteligentes, cultivados y liberales que tenían una visión sobre lo que significaba lo que estaba ocurriendo en su entorno. Otra cosa, practicaban la ironía, una de las compañeras inseparables del buen periodista.

ALBERT

Anónimo dijo...

Ahi otra persona, más arriba, ya ha explicado perfectamente "qué" se supone que era ese famoso Parlament del siglo XI.

Se lo digo y se lo repito: si los catalanes tenían algo medianamente parecido a un Parlamento en plena edad media, los vascos ya no solo tenían Internet: debían tener Fibra óptica!!!!

Eso no, pero algo que suelen decir (y creerse incluso) los vascos, es que los Romanos nunca llegaron a Euskadi: ¿alguna vez os conté cuando descubrieron que ciertas personas se dedicaban a destrozar los llacimientos romanos en el País Vasco para sostener la absurda teoría de que los vascos habían logrado detener al mismisimo Imperio Romano? xDDD

Alguno debería volver al Bachillerato, y no soy yo precisamente.

Anónimo dijo...

La persona de "más arriba" le aconsejó se informara, Miguel, pero observamos que al estilo P.P. no se apea nunca de sus ideas.
Volver al bachillerato (de aquella época) es quedarse donde está.
¡Un poco menos de autosuficiencia,por favor!
Daniel E.T.

Anónimo dijo...

HJ Chaytor, A History of Aragon and Catalonia, Chapter 8: Social and Constitutional Organization.

SG Payne, A History of Spain and Portugal,
Chapter 5: The Rise of Aragón-Catalonia. (Para otras referencias, ver la bibliografía al final del capítulo.)

Et cetera.

Anónimo dijo...

Yo no soy autosuficiente, pero solo puedo tomarme a broma cosas que son tan absolutamente absurdas, que ya no hay por donde cogerlas.

Hablar de Constituciones y Parlamentos, siglos antes de las primeras revoluciones liberales, es meterle mil patadas al libro de historia, y aún encima pretender tener la razón, ya es una pura locura sin sentido.

Yo el único mensaje que leo es el que explica algo tan facil de entender como una organización social feudal, como la de toda Europa en aquella época.

Las Coronas no eran representaciones sociológicas de nada, se creaban o destruían según pactos, guerras, acuerdos y herencias de familias nobles que no tenían en absoluto en cuenta la opinión del pueblo, que pintaba menos que el olor del aire.

Intentar tergiversar, ya no solo la historia de Cataluña, sino toda la historia de Occidente, inventándose instituciones medianamente legitimadas popularmente en épocas en donde el hombre era poco menos que nada, si no tenía un apellido, es tan absolutamente absurdo, que desde luego no lo puedo tratar como nada más que una broma, y por lo tanto hacer chistes con ello, porque no merece más.

Anónimo dijo...

Πλάτωνος Ἀπολογία Σωκράτους.

Anónimo dijo...

Vamos a pegar mil patadas.
"Las Cortes Catalanas comenzaron a funcionar en tiempos de Jaume I, i tomaron forma concreta durante el reinado de Pere el Gran (1283). Encontramos su embrión en las asambleas de "Pau i Treva" iniciadas en la primera mitad del siglo XI. Se componían de tres brazos: el eclesiástico, el militar y el real. El rey convocaba las Cortes y las abría con un discurso o "proposición real". Las Cortes legislaban. Si las leyes aprobadas eran propuestas por el rey, se llamaban constituciones, si eran propuestas por los Brazos, capítulos de Cortes. Las leyes dadas por el rey sin la colaboración de las Cortes, se llamaban "actas de Cortes", y para que tuvieran efectividad era necesario que ellas las ratificasen."
Nada se ha encontrado acerca de Internet o fibra óptica en dicha época de la historia.