miércoles, septiembre 28, 2005

Estatut y libertad para todos

Hay tantas definiciones de la política que cualquier planteamiento o cualquier ideología pueden tener un acomodo racional en el ámbito de la gestión pública de la vida de los ciudadanos.

He seguido con cierta atención y con un cansancio que pueden compartir muchos catalanes las intervenciones de los distintos grupos para defender, para corregir o para desautorizar el texto estatutario que será sometido a votación el próximo viernes.

Me han interesado todas las ponencias que expresan la sensibilidad de la pluralidad de la sociedad catalana manifestada democráticamente en las urnas. Sería impropio negar la legitimidad de una o varias de las intervenciones porque no coinciden con este o aquel grupo parlamentario. O que no respondan a lo que muchos catalanes aspiran de este Estatuto que tiene que ordenar jurídica, política y socialmente la realidad del país.

Una definición de la política que me interesa particularmente es aquella que dice que la política es lo que hay que aceptar, se quiera o no se quiera, en definitiva, lo que hay que hacer. La razón me dice que lo que hay que hacer ahora es aprobar el Estatut.

Primero porque si un gobierno que ha dedicado casi dos años a redactar un texto estatutario no consigue su principal objetivo es que habríamos estado gobernados por unos irresponsables.

Segundo porque el ridículo no afectaría solamente al gobierno tripartito y a los dos partidos que están en la oposición sino que caería sobre el conjunto de la sociedad catalana que no podría ocultar la frustración por mucho tiempo.

Pero hasta el día de hoy no hemos visto exponer en una sesión parlamentaria los posicionamientos legítimamente contrapuestos de los distintos partidos. El texto del Estatut ha llegado a la sociedad y los catalanes empiezan a saber de qué se trata al ver los matices y las sutilezas del debate del primer día.

Un Estatut no puede tener larga existencia si no es compartido por una gran mayoría de ciudadanos. Si no tiene en cuenta los derechos de las minorías o incluso de los heterodoxos. Una carta fundamental no es una operación táctica y ni siquiera estratégica.

Lo importante no es que se apruebe aquí, se tumbe en Madrid o vuelva lisiado a Catalunya. Lo que ciertamente importa es que garantice la libertad de todos y que permita una cierta comodidad para esta generación y las venideras. No me importa tanto si saldrá o no sino qué saldrá y cómo nos afectará a todos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no sé muy bien qué decirle tras leer su artículo... ridículo podría expresarlo bastante bien, pero tampoco es eso.

No voy a entrar en el contenido de dicho estatuto, porque básicamente no me lo he leído (ni pienso: no soy catalán y no entiendo demasiado el idioma), aunque me preocupan bastante todos esos dictámenes desfavorables acerca de su constitucionalidad.

Verá, tras leer sus argumentos debo rechazarlos por pueriles, por absurdos... no sé, me he sentido como si volviera a vivir todo lo que rodeó al fracasado referéndum de la constitución europea.

En toda su disertación no he encontrado un sólo argumento a favor de ese estatuto. Ni uno. De hecho apela usted al ridículo, a la sensibilidad mostrada en las urnas y a la responsabilidad de los políticos

Pero... ¿sabe qué? Con respecto a la sensibilidad mostrada en las urnas sería interesante consultar a los votantes qué opinan de "este" estatuto en particular. No por electos los representantes los electores deben comulgar con todo lo que estos paren. No en una ley tan fundamental como la que regula el funcionamiento de su Comunidad Autónoma

Con respecto a lo de que la razón le dice que hay que aprobar el estatuto porque "si un gobierno ha dedicado dos años a redactar un texto estatutario no consigue su principal objetivo es que habríamos estado gobernados por unos irresponsables", decirle que lo irresponsable es aceptar cualquier texto que le presenten por malo o inconveniente que este sea para sus intereses por mucho tiempo que le hayan dedicado a su redacción. También le recuerdo que la responsabilidad no la da la aprobación, sino la oportunidad, la pertinencia, y sobre todo, la idoneidad de lo hecho. Para mí, personalmente, lo irresponsable es que un gobierno se dedique durante dos años casi exclusivamente a redactar un nuevo texto estatutario (sin entrar en que el objetivo es, básicamente, aumentar una cuota de poder ya de por sí bastante elevada).

Finalmente, le recuerdo que el ridículo no sería de la sociedad catalana, sino de unos gobernantes que no necesitan fracasar en esto para seguir haciendo el indio. Llevan toda la legislatura haciéndolo, por si no se había dado cuenta hasta ahora

Estoy de acuerdo con su último párrafo, pero coincidirá conmigo en que sus argumentos de la "razón" no ayudan precisamente a garantizar el objetivo

Pues nada más. Un saludo y hasta el próximo post

Anónimo dijo...

Sr.Foix,deduzco que el día menos pensado le achacaremos a Vd la muerte de Manolete,lo veo venir... Parece ser que todas las cosas tienen un final,menos la butifarra que tiene dos finales,tal vez por eso el Estatut ha salido capicua y puede acabar donde empezó y comenzar donde dio término.Cuando en el teatro el guión no es bueno los actores sobreactuan y gesticulan más de la cuenta,ese es el primer signo de que la obra no va a funcionar bien,el otro es ver bostezar al público.


Bartolomé C.

Ivan dijo...

Coincido con Anonymous en las similitudes con la aprobación de la Constitución Europea.

A la ciudadanía se le ha hurtado el debate sobre el contenido del Estatut, cuando éste da para una serie de debates de lo más interesantes y sanos en una sociedad democrática. Sin ir más lejos, el que ha protagonizado esta mañana la tertulia del Matí de Catalunya Radio sobre la laicidad de la escuela.

Y tras habernos excluído del debate, ¿ahora nos piden que apoyemos incondicionalmente el resultado final?

Yo quiero un nuevo Estatut, pero uno que me convenza, no uno que le sirva a los políticos catalanes para presumir ... y a los no catalanes para mantener que ya han hecho bastante aprobándolo.

Por tanto, si al final el nuevo Estatut no sale adelante, la responsabilidad será de quien ha actuado: la clase política.

Otra similitud y defecto: un Estatut o una Constitución son (debieran ser) un marco legal básico; las reglas del juego. En Europa la derecha y en Catalunya la izquierda, cada cual por sus propias motivaciones, han usado la redacción del texto legal para intentar (en el caso europeo algo más) determinar qué políticas podrán o no llevarse a cabo en el futuro. Eso es excesivo y es intentar colar un "gol democrático".

Salut i sort,
Ivan.

Roberto Iza Valdés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

¿Permite el Estatut estudiar EN español en España? NO. Luego es injusto: No defiende los derechos de la minoria que habla español. Al contrario:intenta POR TODOS LOS MEDIOS cambiar su lengua.

Sólo por eso es ANTICONSTITUCIONAL y lo van a tumbar. Otra cosa es que los HIJOS DE PUTA que IMPONEN el catalán a todo ser vivo que allí habite sigan pasandose por el forro las sentencias de los tribunales de justicia y los derechos de los españoles...

Y la prensa (subvencionada) tiene parte de culpa por COBARDES.

Estoy seguro que si no imponen el catalán y dan libertad a los ciudadanos en pocos años nadie lo hablaría. Es penoso mantener una lengua de esta forma ¿no le parece?

Y si es verdad qe es la lengua "preferente" de los catalanes seguiran usandola. Atrevanse y empiecen a defender de una vez la libertad. Ya estamos hartos de dictaduras.