martes, julio 26, 2005

Las libertades en mayúscula

Se olvida con frecuencia que el Ministerio del Interior es por encima de todo el ministerio de las libertades en mayúscula. Tiene que garantizar la libertad de reunión, la libertad de manifetación, la libertad electoral, la libertad de asociación, la libertad de circulación, las libertades locales y también la libertad de culto.

Antonio Maura, ministro de la Gobernación en tiempos de Alfonso XIII, afirmaba sin rubor que España es una cuestión de orden público. Entendía aquel político conservador que los problemas de nuestro país debían resolverse a través de su ministerio porque era el que más y mejor podía aplicar la represión.

El orden en una sociedad es imprescindible para vivir en libertad. "L'ordre, et l'ordre seul peu garantir la liberté", decía Charles Péguy. Pero el orden tiene que proteger las libertades de todos, de las mayorías pero también de las minorías.

En nombre de una libertad no se puede borrar la de los demás. Ni siquiera la de una sola persona. Quienes contemplan como un mal menor el hecho de que la policía cometa un error tan garrafal como el pegar ocho tiros en la cabeza de un sospechoso, han de saber que cuando las fuerzas del orden actúan así lo que están haciendo es poner en peligro la libertad de todos.

Esta teoría no equivale a afirmar que los policías que dispararon a matar son más culpables que los terroristas que perpetraron la muerte de docenas de personas. De lo que se trata es de que el Estado no tiene licencia para matar. Es el que tiene la facultad y la obligación de defender a todos los ciudadanos siempre con la ley en la mano.

A los terroristas se les persigue, se les captura si no han muerto en una acción suicida, y se les lleva a los tribunales. La policía democrática ha de disponer de información para dar con ellos y entregarlos a los jueces.

Es mucho mejor que sea así para el bien de todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Vd en su denuncia y creo que la decadencia del concepto de libertad sería la muerte anunciada de nuestra civilización y de toda una concepción moral de la sociedad en la que vivimos.Rousseau dijo que "la naturaleza de las cosas no nos enoja, lo que nos enoja es la mala voluntad",parece ser que hay muchos más partidarios de Hobbes que de Mill en el gobierno de Blair,nunca he sabido contestarme para que sirve la libertad a quienes no pueden usarla, posiblemente el viejo dicho inglés de que "la libertad de un profesor de Oxford es una cosa muy diferente de la libertad de un campesino egipcio",está hoy más vigente que nunca para quienes propugnan el "primero disparar y despues preguntar".Por eso personalmente prefiero el pensamiento de personas como Benjamin Constant,Tocqueville o el mismo Mill que siempre habian considerado que debía existir un cierto ámbito minimo de libertad que no podía ser violado bajo ningún concepto,uno sólo debería ceder cuotas de su libertad para conseguir más justicia social o más igualdad para otras personas y este no parece ser el caso británico. Lo de la tercera guerra mundial que acabo de escuchar en boca de un ilustre jurista es harina de otro costal...


Bartolomé C.

Anónimo dijo...

El artículo de Foix hoy (27/07) en la vanguardia digital junto con éste de su blog y el que firma Juan Carlos Merino también en la vanguardia digital deberían enviárselos al presidente del CGPJ y del TS Francisco José Hernando.
Sus declaraciones han provocado alarma social.
La irresponsabilidad (y la complicidad) sobre todo de un cargo tan importante en el Estado de Dderecho no deben quedar impunes.

Roberto Iza Valdés dijo...
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