jueves, marzo 03, 2005

Las crisis y la democracia

No somos dados a la discrepancia. Y mucho menos a la controversia. Hay quien se aturde pensando que estamos en una crisis sin retorno. No digo que no pase nada. Lo que ocurre es que podemos hablar de lo que pasa. Las democracias viven en estado de crisis permanente. Cuando se resuelve una entramos en la siguiente. Solon, el sabio de Grecia, ya lo dijo hace más de dos milenios: "la política es el arte de armonizar los intereses contrapuestos de los ciudadanos". La paz de los cementerios no es propia de los sistemas libres.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Acaba Vd de subir demasiado el listón con su ejemplo, Solón hace dos mil quinientos años creó un tribunal popular encargado de fiscalizar el poder público, perdonó deudas de campesinos, rebajó los tipos de interes y luchó contra la acumulación de poder,impulsando de paso la industria y el comercio. Claro que esto sucedía hace cientos de años en un pueblo primitivo e inculto que no conocía el souflé.

Bartolomé C.

Anónimo dijo...

Yo acepto de buena gana la discrepancia y la controversia como el camino para "armonizar los intereses contrapuestos de los ciudadanos", pero me pregunto si no podrían producirse con un poco más de nivel. A ver si nuestros políticos son capaces de encontrar el justo punto medio entre la bronca tabernera y la paz de los cementerios, per por de no pendre mal.

Brian

Anónimo dijo...

Viva la discrepancia. Cómo no. Pero con unas reglas de juego bien claritas y supervisadas por políticos y jueces honrados. De esto sí que estamos lejos.