La política catalana ha emprendido una fuga hacia adelante. Una frase inoportuna del president Maragall, una frase inocua cifrada en un tres por ciento, fue entendida por todo el mundo. Nunca unas palabras, tan breves y tan precisas, habían merecido tantas interpretaciones y significados. Hemos sabido que el mencionado tres por ciento no era sobre los índices de precios al consumo, las balanzas fiscales o el producto interior bruto. Se interpretó que Maragall se refería a un tres por ciento que supuestamente las empresas constructoras entregan a un partido político concreto.
Los que hemos sido excursionistas sabemos que no se puede arrojar una piedra desde lo alto de una montaña porque su destino es tan incierto como peligroso. La piedra arrojada por Maragall ha caído sobre el estanque dorado de la política catalana. Una insinuación ha sido interpretada como una acusación poniendo sobre la mesa lo que nadie se había atrevido a mencionar que es, ni más ni menos, que la financiación opaca de los partidos políticos.
La política catalana, tan correcta y tan civilizada, esconde aparentemente los mismos vicios que la española, la francesa, la alemana o la italiana. Un dato positivo de esta crisis es comprobar que somos un país normal, con los mismos defectos y las mismas virtudes que los demás, con crisis profundas como en todas las democracias.Tanto hablar de ética y doble lenguaje en la política, resulta que cuando alguien, aunque sea el mismo president en una acción irresponsable, señala un problema se le echa en cara el haber pronunciado una frase de extrema gravedad que todo el hemiciclo entendió a la perfección. No se discute lo que vino a decir Maragall. Lo que se le critica es que lo dijera él de forma tan inesperada y sin que estuviera en el guión.
Considero que, efectivamente, fue un error de Maragall el lanzar sobre el rostro de Artur Mas el tres por ciento. El error es más grave si las palabras no están acompañadas de pruebas que avalen sus insinuaciones. Un pleno convocado para hablar del Carmel derivó en la financiación oscura de los partidos políticos. No merecen las dolidas gentes del Carmel este tratamiento de su drama personal y colectivo.Maragall puede disculparse más solemnemente y convencer así a Artur Mas para que regrese a las reuniones del Estatut. Pero la piedra arrojada desde la presidencia va rodando pendiente abajo y no se ha detenido todavía.
Veo difícil cómo se pueda entrar en la normalidad política en Catalunya si no se aclara previamente la insinuación/acusación presidencial. A estas alturas de la crisis las gentes quieren saber qué hay de lo del tres por ciento. La cifra mágica no salió de la boca de un “backbencher”, uno de los diputados del montón como son conocidos en Inglaterra los parlamentarios de a pie. La pronunció la máxima autoridad de Catalunya en un pleno del Parlament y transmitida en directo a todo el país.
Es tarde ya para un pacto enterrando las insinuaciones devenidas en acusaciones. Siempre flotará en el ambiente la fatídica cifra del tres por ciento. No vamos a ir a la guerra mundial por una frase pero tampoco entraremos en un silencio cómplice de todos. Que la comisión de investigación averigue lo que pueda y que se vaya al fondo de la cuestión que no es otra que la opaca financiación de los partidos políticos. De todos. El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra.
No es consuelo alguno el partir del axioma de que todos lo hacen, tanto aquí como en España y en Europa. Muchos queremos saber solamente de qué se está hablando. Todo pasa y lo único que perdura es la verdad, decía uno de los hermanos Karamazov.
lunes, febrero 28, 2005
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8 comentarios:
El otro día, en un foro de Internet, una participante me pedía, en tanto que catalán, un pronóstico acerca del desenlace de la crisis abierta en la política catalana. Le contesté, bromeando, que había llevado la bola de cristal al servicio técnico porque tenía un comportamiento curiosamente errático: predecía correctamente el pasado, pero se tornaba espesa y opaca cuando la interrogaba sobre el futuro.
El caso es que, según parece, no soy el único que tiene la bola averiada. No he visto a ningún comentarista profesional atreverse a hacer un análisis predictivo, no ya sobre el desenlace de la crisis desatada por Maragall, sino ni siquiera sobre la posible evolución de los acontecimientos.
Brian.
Ay ay ay la que montó el presdent! Se metió en un nbarrizal. ¿Lo hace por falta de control? Si es así, debería controlarse. Si lo que dijo es cierto, tiempo ha tenido para denunciarlo. ¿O no?
Es muy cierto que las bolas de cristal están en el servicio técnico, tanto las que emiten en abierto como las codificadas; personalmente me quedo con la frase de Foix "que la comisión de investigación averigüe lo que pueda...",esa es la clave, saber si se va a poder. Sobre lo de tirar piedras los libres de pecado, mejor esperar a estar todos a cubierto antes de dar la orden.
Bartolomé C.
Lo que está claro es que en un gobierno tan inestable como lo es el Tripartito, el señor Maragall no se puede permitir una serie de intrvenciones que no sólo comprometan a otros partidos sino que también pongan en duda su calidad de President.
A base de errores, como el del socavón del barrio del Carmel, el President se va ganando la antipatía de los ciudadanos catalanes y va cavando la tumba del Tripartito que tanto esfuerzo le costó crear.
Bueno, el primer periódico de Cataluña pide cuentas claras. Esto es muy importante.
¿Cómo podrían los partidos serguir negociando l'Estatut con todas estas insinuaciones en el ambiente? El calentón de Maragall sólo ha sido la puntilla. Y cuando he oído a Carod que se desentendía de lo dicho por Maragall, está claro que algunos comienzan a tomar posiciones ante el fin de la legislatura.
Lo de Saura, el otro día, en el programa de la Terribas, a mí me pareció una maniobra a la desesperada para salvar lo insalvable.
Un poco de responsabilidad política, caballeros.
Soy un espectador modesto de la vida política. Contemplo aquello que puedo mirar: aquello que me muestran los periodistas. Lo del 3%, por ahora, no me lo han mostrado y una ejercicio profesional sencillo y revelador para un espectador modesto como yo sería hacer un cálculo. Saber qué vale montar el congreso de un partido, saber el coste de una campaña electoral. Y después saber cuál es la cuota que paga un militante, la aportación oficial del estado a un partido en función del número de diputados logrados, etc. La calculadora quizá aportaría claridad y la higiene democrática que tanto necesita un país que aparentemente vende colonia, pero que está desprendiendo tan solo la fragancia del vertedero.
potser és la manera d'aconseguir-ho: aviam si serà que forma part d'una sensata campanya per que acabem tips de tant "melic-isme"...:
a la portada de la Vanguardia Digital d'avui CAP ni una referència al dia historic que s'està visquent a l'Uruguay (i llavors a la comunitat Hispano-americana, però no al "mon nostre" tant occidental, tan ufà...
cap analisi, cap perspectiva...
desconeixement, complicitat...
(i ens porten gairebe 150 anys de democràcia i fa uns mesos van aprobar en referendum la fi de la privatització de l'aigua amb tot el que això va significar, estan ja construint una Unió de paissos, etc.
però es que deu ser això, tenim un melic tant ample i tant maco que així ens va...
tant de bó al menys tu que acostumes a mirar més enllà en facis 5 centims lluis!!
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