lunes, septiembre 26, 2005

No disparen, por favor

Me sorprendió el análisis de Mariano Rajoy sobre la redacción del Estatut en su conferencia ante el poder financiero y político catalanes en la misma sede de la Caixa. Venía a decir el líder popular que si el texto progresaba las libertades de los catalanes se verían afectadas.

Don Mariano proseguía la cantinela mediática de los altavoces de la derecha española que recelan y desprecian cualquier iniciativa que venga de Barcelona. Ya sea un estatut, una Opa, una victoria del Barça o una buena cosecha.

En Catalunya se nos escapan los presos, se hunden barrios enteros, hay corrupción a raudales, somos incapaces de llegar a un acuerdo después de meses y meses de discusiones estatutarias, fagocitamos el ahorro de los indefensos españoles, pretendemos controlar el agua, la electricidad, el petróleo y las autopistas del gran solar ibérico. Somos, en definitiva, insolidarios con el resto de peninsulares con el avieso objetivo de destruir la unidad española.

Ante estas exageraciones me sitúo naturalmente del lado del eslabón más frágil en esta cadena de despropósitos. No por sentirme catalán con apellidos que perduran en las montañas y llanos leridanos desde hace casi ocho siglos sino porque creo que esta ofensiva es injusta y desproporcionada.

Los que abandonamos el sueño a partir de las seis de la mañana sabemos que a esa hora nos van a pegar cuatro tortas desde la emisora episcopal venga o no a cuento. Si hay motivo, que los hay a veces, claro que los hay, la paliza nos deja magullados hasta media mañana.

A veces tengo la sensación de que al salir a la calle alguna autoridad competente me va a detener acusado de lucir una catalanidad causante de todos los males que aflijen a la patria española.

Pero vuelvo a las libertades amenazadas de las que hablaba Rajoy. Y lo hago partiendo de la base de que la libertad de cada uno de los catalanes es más importante que todos los estatutos del mundo reunidos. Pienso que se ha tejido una complicidad poco sutil entre la clase política y la periodística al margen de la opinión de los catalanes.

Decía ayer Anton Costas que falta espíritu social crítico en Catalunya. No puedo estar más de acuerdo con el catedrático de Economía. Los diarios, los tertulianos y los políticos hemos acaparado el debate sin preocuparnos de lo que piensa la gente que asiste desconcertada a este deshojar incierto de la margarita estatutaria.

Ya sé que así tiene que ser, que los políticos y los creadores de opinión somos parte consustancial de la vida democrática del país. Pero la sociedad civil, tan sólida y tan real, apenas ha dicho nada. No he escuchado voces de juristas experimentados, de empresarios, de publicitarios y de todo el entramado de la emprendedora y demasiado silenciosa sociedad civil catalana.

Se apruebe o no el Estatut el día 30, la gran mayoría de catalanes no sabrá de qué se trata, si sus libertades van a ser más o menos respetadas y si la vida será más digna una vez obtenido el nuevo marco jurídico y político para Catalunya.

Da la impresión de que el Estatut, hasta donde yo pueda saber, es más bien una carrera para los líderes que lo han impulsado que un nuevo instrumento para la libertad de las gentes.


Me preocupa, por ejemplo, que el viernes por la noche una botella de líquido inflamable fuera arrojada en la sede del Partido Popular en la calle Urgell. Que semejantes ataques se hayan repetido en los últimos meses en la sedes populares de Sant Cugat, Barberà del Vallès, el barrio barcelonés de Gràcia y en Figueres. Nadie habla de ello.

Cuando la libertad de un solo catalán, sea del PP o de ERC, está amenazada hay que enviar a la policía para que levante acta y se proceda judicialmente. La libertad es lo que hace progresar a las sociedades a pesar de las crisis.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr.Foix comparto y condeno con Vd los atentados de las sedes del Partido Popular y lamento la política basada en el "negocio del miedo"que algunos practican continuamente como sistema. Catalunya no es ningún invento, no existe por casualidad ni por concesión de nadie,Catalunya tiene una vertebración y una personalidad propia, quienes han de sentarse a elaborar y consensuar el nuevo Estatut han de usar más la inteligencia que el estomago,han de pensar que Catalunya existirá durante más tiempo que cualquier Estatut,que Catalunya no empieza ni acaba con éste Estatut ni con ellos,que no hay que pedir perdón ni pedir permisos por ser y para ser lo que ya se es,pero que para ir a algún sitio no solo hay que querer ir,hay también que saber cómo se llega y con qué alforjas se cuenta para el viaje.


Bartolomé C.

Anónimo dijo...

Esta clase de terrorismo "casero" realizado por gente que casi nunca reivindica los atentados y a la que jamás se detiene, suele dar bastante que pensar. ¿A quién beneficia la estrategia de la tensión? ¿Quién puede capitalizar mejor la presumible indignación ciudadana?.

Vienen tiempos difíciles para los catalanes. Habrá que estar atento, pues las provocaciones serán muchas, y llegarán de muchos lados incluso aparentemente opuestos entre ellos. Suele pasar así cuando se quiere desestabilizar a fondo un país.

Anónimo dijo...

Lamento que se sienta atacado por ser catalan, pero igual asi se da cuenta de como se puede sentir un madrileño que lea su periodico; Enric Juliana se dedica a explicarnos a todos que Madrid es un sitio donde todo el mundo esta de uñas, Bru, Francesc-Marc, Xavier Sala, Toni Soler, etc que Madrid es un sitio que mangonea a Cataluña (en realidad a todos, pero especialmente a Cataluña) y se empeña en que Cataluña no sea nada... Supongo que hay cavernas mediaticas para todos.

En cuanto a que el Estatuto se este haciendo de espaldas a los catalanes, no puedo estar mas de acuerdo. Si se hiciera segun lo que quieren los catalanes y segun encuestas de La Vanguardia, Cataluña no seria una nacion, no tendria financiacion diferente, el catalan no seria obligatorio... Pero esa no seria ni la Cataluña de Bartolome C. ni la suya, porque a los catalanes que les preocupan otras cosas no son verdaderos catalanes.

Anónimo dijo...

Joaquinito, hijo, no se a quien beneficiara que a alguien le tiren un cocktail molotov, pero desde luego no al que lo recibe.

No sigas por ahi, hermoso.

Anónimo dijo...

Sr. Foix, al final habra que emular a Sótades de Creta y escribir en palíndromos,para así desandar lo andado y tener claro que lo escrito se leerá igual al derecho que al revés,"a revés se verá","se es o no se es","eres o no eres...seré o no seré",pero eso sí, no quisiera tener el final de Sótades...

Bartolomé C.

Anónimo dijo...

No sabía como responder a su artículo de hoy en la Vanguardia sobre Aznar. Así acudí a su blog para darle las gracias por la sensatez de su planteamiento. Porqué quienes queremos desde MAdrid y somos madrileños, ergo castellanos, una relación sensata con Cataluña en la que no se vea a ésta como una amenaza para España por tener en cuenta su singularidad se nos tacha de Ilusos o de vende patrias o colaboradores del mal. Qué España quieren los que nos denostan. La España del ordeno y mando. Estoy fascinado por Cataluña y los catalanes tan cabales como usted desde mi honda ideosincrasia castellana. Por eso me ofende el discurso guerra civilista de Aznar y sus coros mediáticos. Sensatez se requiere por Dios.

Anónimo dijo...

Muy raramente alguien llega al poder a través de la sensatez. La única opción para el PP, para ERC y para CIU es tensar constantemente la cuerda, obligar a que la gente se posicione en un bando. Por lo tanto, no podemos esperar demasiada sensatez de los políticos que tenemos. La única alternativa ciudadana es quitarle el poder a esta pandilla de impresentables que no se ocupan de los problemas graves de Cataluña y España.

Anónimo dijo...

Apreciado Sr. Foix:

Respetando su opinión, creo conveniente puntualizarle un pequeño detalle. Por lo que deduzco, se "queja" usted de que el señor Rajoy "exageró" su discurso apocalíptico y de que "sigue la cantinela de los altavoces mediáticos de la derecha". Sinceramente, me gustaría que el señor Rajoy dispusiera de verdaderos "altavoces mediáticos". Y aquí sabemos todos en manos de quién están los verdaderos altavoces mediáticos, no nos engañemos.

Sospecho que diga lo que diga el señor Rajoy, estará siempre mal. Si el señor Rajoy se muestra educado, "es un blando". Si habla claro, "exagera y es un apocalíptico". Como diría aquél, "un poquito de por favor..."

Y a propósito de "exageraciones": ¿por qué no hacen otro tanto con Pepiño Blanco? La izquierda se arroga muy fácilmente el derecho de "exagerar", al tiempo que se lo niega a "la derecha": "aquí los únicos que podemos exagerar somos nosotros".

Sería bueno abandonar el discurso victimista de "Madrid no nos quiere, Madrid nos odia, bua-bua". Ese "Madrid" del que con tanto despecho hablan los nacionalistas, es el mismo "Madrid" con el que los padres de unos cuantos de éstos hacían tan buenos negocios (el catalán para la intimidad, eso sí).

Termino con una pregunta y una apostilla: ¿es o no es cierto que la acción de gobierno del tripartito está detenida desde que se dio luz verde a la discusión sobre el Estatut? La gente quiere trabajo, escuelas para sus hijos, carreteras, hospitales. Lo del Estatut no interesa más que a la endogámica clase política catalana.